Rafael Ramírez no ve posible un aumento «sustancial» en la producción de PDVSA
El exministro aseguró que ha colapsado el sistema de comercialización del crudo venezolano
Rafael Ramírez, exministro de Petróleo de Venezuela, afirma que su país no podrá aumentar de forma sustancial su oferta de crudo para compensar la posible ausencia de barriles rusos a raíz de la guerra en Ucrania y las sanciones occidentales impuestas a Moscú.
En declaraciones a Efe, el expresidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre 2004 y 2013, bajo el gobierno del fallecido Hugo Chávez, recuerda que la industria petrolera del país caribeño «se vino abajo» en los últimos años.
«No veo que Venezuela pueda contribuir de forma sustancial a balancear el mercado petrolero», dice Ramírez.
Considera que la reciente y sorpresiva visita a Caracas de una delegación de EEUU, cuyo gobierno no reconoce al actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, y al que en 2019 impuso sanciones, se debe más a intereses geopolíticos que petroleros.
«Creo que Estados Unidos no tiene muchas esperanzas» de que Caracas vaya a compensar el crudo que Washington ha decidido dejar de comprar a Moscú en represalia por la invasión rusa de Ucrania, señala.
«Lo que interesa es qué movida política hay detrás de esa visita», añade, y aventura que, dado el fuerte apoyo ruso a Maduro, Estados Unidos estaría intentando rebajar esa influencia.
En su opinión, Washington «busca ahora, ya que Rusia tiene problemas en su frente europeo, socavarle también (a Moscú) los apoyos en la retaguardia», asegura, en referencia a los aliados del Kremlin más cercanos en la región (Cuba, Nicaragua y Venezuela).
El colapso de PDVSA
En conversación telefónica desde Roma, donde dice vivir «exiliado» y trabajar como consultor en el área de gas y petróleo, Ramírez acusa a Maduro de haber tratado a PDVSA «como su enemigo».
Se ha dejado de invertir en el sector, se ha «militarizado» la empresa y desmantelado infraestructuras para «venderlas en el mercado internacional de chatarras», recuerda.
«En la empresa ha habido una persecución política tremenda, todavía hay más de 150 gerentes de alto nivel que están presos, se han ido de PDVSA unos 30.000 jóvenes ingenieros», agrega.
El resultado es una caída drástica de la capacidad productiva del país, acentuada por las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos a la petrolera estatal.
«Entre 2014 y 2022 el bombeo ha caído en 2,4 millones de barriles diarios (mbd), lo que supone el 84 % de nuestra (anterior) capacidad de producción. Yo no he visto en la historia de ningún país petrolero un colapso así», denuncia Ramírez.
Ahora, Venezuela está produciendo «a duras penas entre 600.000 y 700.000 barriles diarios (bd)», muy lejos de los 3,3 millones de barriles diarios (mbd) que llegó a extraer bajo Chávez.
«Yo, que estuve al frente de la industria durante doce años, no veo cómo Venezuela, aún sin las sanciones norteamericanas, pueda superar el millón de barriles diarios. No hay manera».
Esta afirmación de Ramírez contrasta con los 2 mbd que Maduro dice es la meta del bombeo para este año.
Dependencia de Rusia
Pero no todo es la producción, destaca el exministro, también ha colapsado el sistema de comercialización del crudo venezolano.
Se perdió la flota propia de buques de PDVSA, que le permitía transportar directamente «entre el 60 % y 70 % de las exportaciones, que eran en 2013 de 2,5 mbd», recuerda.
Ahora, la mayor parte del transporte del crudo que sale de Venezuela, y que Ramírez estima en apenas 450.000 bd, «está en manos de los rusos o de los chinos».
«El apoyo de Rusia ha sido fundamental para sostener a Maduro en el poder», asegura, y destaca que la gran influencia rusa sobre Venezuela causa evidentemente «molestia en Estados Unidos».
Deuda con China
Con respecto a la influencia de Pekín, la estima menor que la de Moscú, ya que «los chinos han sido más cautelosos, porque Maduro ha incumplido un conjunto de compromisos financieros con ellos. Y ven la situación de Venezuela como un caos en el que no se quieren involucrar, aunque están ahí».
Explica que entre 2014 y 2017 Caracas duplicó su deuda con China, hasta totalizar 70.000 millones de dólares, con lo cual buena parte «de la poca exportación que hace Venezuela está altamente comprometida para pagar la deuda con China».
Ramírez fue un firme colaborador de Chávez y diseñó la política petrolera venezolana hasta que fue relevado al frente de PDVSA en 2013 por Maduro, a quien acusa de «traicionar el legado» de Chávez, fundador de la llamada «revolución bolivariana».
En enero pasado, el Tribunal Supremo de Italia rechazó extraditarlo a Venezuela, como reclama la Justicia de ese país, que lo acusa de corrupción.