¿Quién es que no le paga sus prestaciones a millones de trabajadores y se las tiene confiscadas?
En esta novela del siglo XXI, en este “bosque de Sherwood” que es Venezuela hoy, el príncipe Juan sin Tierra, el que le quita lo suyo a los trabajadores, les confisca las prestaciones, les prohíbe por años los contratos colectivos, les anula beneficios como HCM y cajas de ahorros y encima les grita que “ustedes no pueden querer vivir como los ricos”, un día decide disfrazarse de Robin Hood y pretende que le creamos que es Robin Hood.
Decenas de miles de trabajadores jubilados cuyo patrono es el gobierno no han podido cobrar sus prestaciones o sólo han recibido una parte de ellas, aunque tienen años jubilados. El gobierno rojo rojito les ha confiscado sus prestaciones. No les paga. Les retiene su dinero por años. Cuando al fin les paga algo, ya el dinero está devaluado. Incluso, miles de trabajadores en la educación pública, que laboraron en los hospitales, en las empresas del Estado y los ministerios, se jubilaron y hasta murieron sin haber podido cobrar ni disfrutar su dinero completo porque tienen un patrono irresponsable, indolente y sin sensibilidad ni respeto por los derechos del trabajador: el gobierno dizque “revolucionario”
Cientos de miles de otros trabajadores que siguen activos, no tienen el acceso oportuno a sus prestaciones, como manda la Ley, aunque tengan necesidad de ellas porque el Gobierno metió la mano y usó el dinero para tapar sus déficits del desorden y la corrupción. Pasan meses y hasta años en esa lucha. Algunos hasta han tenido que “encadenarse” para ser escuchados. ¿O acaso no lo sabemos?
Pero ahora el jefe del gobierno que hace todo eso, que prohibió a sus diputados discutir esa Ley durante 11 años, necesita votos, tiene que hacerse el popular y se coloca el disfraz de Robin Hood para hacerse “el que rescata las prestaciones con retroactividad”. ¡Que le pague sus prestaciones a tantos trabajadores a quienes se las ha confiscado! Eso sí es justicia social en lugar de shows electoreros.
El “tercerizador”
se disfraza de Robin Hood
“eliminando” la tercerización
“Se elimina la tercerización en la nueva Ley”, dijo Chávez en la “cadena” del lunes. ¿Qué buscaba al decir esa frase sin explicar para nada el contenido de los artículos 49 y 50 donde el asunto está en detalles? Trataba de lograr una reacción: Que los trabajadores contratados, los que fueron tercerizados por él en las “cooperativas socialistas”, los tercerizados en otras modalidades y los que sin ser tercerizados trabajan para contratistas, crean que “van a entrar todos a nómina fija”. Se sientan esperanzados y lo aplaudan. Y que esa expectativa les dure unos meses, al menos hasta octubre, para que le den votos. Que la realidad la descubran después, cuando ya sea muy tarde.
Hay que leer los artículos 49 y 50. Las empresas tienen plazo de 3 años para adaptarse y aplicarlo. Tres años. Pero esa prohibición de tercerización aplica es solo a “quienes realicen trabajos inherentes y conexos a la producción en forma permanente”. Los contratados por tarea o por tiempo siguen igual. Los de las contratistas siguen igual. Los de las “cooperativas socialistas” siguen igual. Los maestros, enfermeras, trabajadores no fijos de Corpoelec que tienen años y años como contratados, sin cargo fijo, seguirán igual. No es como les han hecho creer. Todo es un asunto de ilusión, como en los shows de los magos. Y de buscar votos. Lo honesto habría sido decir la verdad. Pero ni la verdad ni la honestidad sirven para hacer populismo y engañar.
¿Quién fue el que tercerizó a cientos de miles de trabajadores con el cuento de las “cooperativas socialistas donde no hay que ganar dinero ni hacerse ricos sino recibir lo justo para vivir y regalar lo demás a la comunidad”? ¿Quién fue el inventor de esa forma de trabajo precario para mantener pobres a los pobres para poder manipularlos? Fue el mismo que ahora se disfraza de Robin Hood.
¿Por qué no echa el cuento completo? ¡Ah!, para que cuando en las empresas del Estado y los entes públicos “no metan a todos en nómina”, como mucha gente puede creer tras escuchar la frase, echarle la culpa a “los gerentes que no cumplen las órdenes de mi comandante-presidente”. Y él, pobrecito, “es que lo tienen engañado. No sabe nada”. El disfraz perfecto de Robin Hood. Pero el cambio viene. Viene el progreso