En medio del contexto hiperinflacionario y de recesión económica por el que atraviesa Venezuela, sumado a la caída drástica del poder adquisitivo de los ciudadanos y a condiciones cada vez más hostiles para operar, es necesario un replanteamiento de las estrategias gerenciales de las empresas. Así lo afirma el economista y director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.
El experto en materia financiera señaló que, en el sector empresarial, hay una resistencia a cambiar los paradigmas gerenciales en la Venezuela de hoy, y muchos siguen gestionando sus compañías como si la nación no hubiera sufrido un proceso de destrucción tan agresivo, que ha reducido su economía a niveles sin precedentes no solo en la historia venezolana, sino de la región latinoamericana.
En ese sentido, el especialista citó los aspectos más resaltantes que están impactando la actividad empresarial y por lo cual es precisa una maduración de los negocios hacia un modelo sustentable, que se adapte a los aspectos estructurales que marcan la coyuntura económica en la actualidad.
La contracción de consumo que, según las cifras más recientes de la Asamblea Nacional, se registra en 39,9% durante el primer semestre del año, ha sido uno de los elementos más críticos a los que se enfrentan los actores económicos. Sin embargo, Oliveros afirmó que si bien hay una caída representativa del poder de compra en Venezuela, en los últimos meses se ha visto un nuevo hito de contracción pues hay una parte de la población que todavía consume y sobre las empresas deben afinar su inteligencia comercial, sus estrategias de venta y mercadeo, comprender quiénes son sus clientes y ajustar su política de precios.
Asimismo, la apreciación del tipo de cambio ha restado competitividad a la poca producción nacional, dado que como el valor del dólar en el mercado cambiario se encuentra por debajo de sus niveles de equilibrio, el producto importado es más económico y, por ende, más competitivo que el producto local. En ese sentido, el economista afirmó que en Venezuela cuesta cuatro veces más producir un producto que importarlo, con lo cual se explica la proliferación de bodegones repletos de artículos de producción foránea que resultan atractivos para los venezolanos.
En ese orden, la desaparición -y encarecimiento- del crédito bancario se suma a los factores que más han influido en la actividad económica, pues el crédito era un salvavidas para las empresas. «Había negocios que tenían pérdidas pero las mismas eran compensadas con créditos que se usaban para comprar dólares, mientras que la devaluación pagaba dicho crédito», sostuvo el economista.
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Este factor obedece a que el Ejecutivo nacional ha estado forzando un proceso agresivo de apreciación artificial, a partir de la implementación de un encaje legal marginal del 100% a principios de año que, si bien consiguió una desaceleración de la inflación y contuvo en cierta medida el alza del tipo de cambio en el mercado paralelo, lo hizo a expensas de la mayor contracción de la economía que ha sufrido el país.
Finalmente, el nuevo rol del Estado, representa otro de los mayores desafíos, citados por el economista, a los que debe enfrentarse la empresa privada. En el contexto de sanciones en contra del Gobierno venezolano, y de una caída importante en su flujo de ingresos por el recorte de producción petrolera, que es la principal fuente de divisas para el país, la capacidad de compra en el exterior se encuentra muy limitada.
En consecuencia, el Estado ha volteado a mirar al mercado local para adquirir lo que necesita, y esto representa un reto tanto positivo como negativo para las empresas venezolanas. De acuerdo con Oliveros, por una parte, permite a las compañías o negocios tener un gran comprador que se apropie de parte de su producción, lo que a su vez compensa la caída del consumo que se está registrando.
No obstante, la forma de pago de estos bienes por parte del Estado representan un factor de riesgo para las empresas, pues en medio de la hiperinflación, realizar una cancelación en bolívares resulta inviable, mas también lo es recibir un pago en divisas a través de cuentas extranjeras, dadas las sanciones que pesan sobre funcionarios y entidades estatales así como sobre cualquier ente o individuo que haga negocios con el gobierno de Maduro.
A juicio del especialista, ante un posible escenario de transición política en el que se le dé apertura en el país a la inversión extranjera, las empresas venezolanas deben estar preparadas para competir, pues este hecho representaría grandes oportunidades, así como numerosos retos.
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