¿Qué es el mercado?
(AIPE)- Una buena definición de mercado es el conjunto de intercambios voluntarios de bienes y servicios. El origen y razón de ser de la sociedad fue el intercambio, pues las personas se dieron cuenta que cooperando, especializándose e intercambiando todos lograban obtener más de todo. Al inicio de la sociedad hubiera sido fácil apartarse, por lo que es obvio que la cooperación tuvo que ser voluntaria. También es obvio que si aquellos que intercambiaban no generaban ganancias mutuas, entonces la sociedad jamás hubiera evolucionado sobre la base de la división del trabajo y del intercambio. Así resulta que, después de la familia, la institución social más básica, antigua y fundamental que existe es el mercado. La próxima vez que escuche denigrar del «mercado» acuérdese que si no fuese por éste, la sociedad no existiría.
Mientras los gobiernos fallan, el imperfecto mercado es el corrector persistente, pues a pesar de las distorsiones que le imponen los gobiernos, sigue funcionando. Cuesta mucho estrangularlo. La gente recurre a la llamada economía informal para eludir los estorbos e imposiciones de los gobiernos. Lo que sí logra la intervención gubernamental es distorsionar los parámetros dentro de los que la gente actúa, haciendo más difícil economizar esfuerzo y tiempo en satisfacer sus necesidades y deseos.
Ineludiblemente, la gente ajusta sus actos a las condiciones modificadas por las intervenciones como si fuesen actos de la naturaleza misma. Por ejemplo, el efecto de poner un impuesto a las bebidas alcohólicas es el mismo que existiría si el rendimiento de su materia prima fuese tanto menor y más costoso, o como si solamente se pudiera producir en lugares lejanos y los fletes las encarecieran. El mercado sigue funcionando y simplemente disminuye el consumo marginal de licor. Cuando se le pone un arancel al hierro, el efecto es el mismo que si la pureza del mineral del cual se extracta fuese tanto más pobre y costara más procesarlo. El mercado sigue funcionando y simplemente los usos marginales de hierro se abandonarán o se sustituyen. Y cuando el gobierno distribuye una extensión de tierras en minifundios que eventualmente se abandonan porque su producción no es competitiva, eso equivale a haber tirado al mar esa extensión de tierra que se repartió y el mercado seguirá funcionando como si el país se hubiese encogido y fuese tanto más pequeño.
Cuando se establece la prohibición de dar empleo por menos del salario mínimo, mucha gente recurre al mercado informal o se queda sin empleo fijo remunerado. Así la gente ajusta sus actividades a todos los efectos de la interferencia forzosa en el mundo real; el mercado simplemente se adapta a las nuevas circunstancias modificadas y distorsionadas por los burócratas, como si el mundo fuese distinto y un poco más imperfecto de lo que ya es, por lo que habrá que trabajar más duro y por más tiempo para obtener lo mismo.
Ni Pol Pot ni Stalin, aún asesinando a millones de sus conciudadanos, lograron eliminar el mercado en su intento de imponer el socialismo, acabando con la propiedad y reglamentándolo todo. En la Unión Soviética tuvieron que permitir el mercado libre de comida para evitar que la gente se muriera de hambre. Y hoy vemos en la Argentina cómo los resultados de la intromisión en el mercado los ha conducido a un caos insospechado, casi tan grave como el causado por Allende en Chile, donde ya ni podían producir pan, pues en la desesperación se estaban comiendo la semilla del trigo. Luego Chile salió adelante ejemplarmente, restaurando el mercado. Ojalá suceda lo mismo en Argentina. Castro llevó a Cuba a la miseria más espantosa, mediante la eliminación del mercado, aunque allá subsiste el mercado negro. Debería estar claro que quienes se oponen al mercado sólo demuestran su monumental ignorancia. ©
* Ingeniero y empresario guatemalteco, fundador de la Universidad Francisco Marroquín, fue presidente de la Sociedad Mont Pelerin.