Pueblo con vocación propietaria
Un rasgo común a todos los venezolanos desde hace décadas, independiente del nivel socio económico, es su vocación a la posesión de bienes, viviendas, vehículos, televisores, artefactos electricos, equipos de sonido y últimamente, de acuerdo con los avances tecnológicos, teléfonos celulares, computadoras, tv por cable y dvd. El perfil socio demográfico realizado por Datos para el año 2004 revela aspectos de esta inclinación de las clases populares por ser propietarios de bienes.
Así por ejemplo, los niveles E y D que representan el 81% de la población, es decir 21 millones de personas correspondientes a 3.7 millones de hogares, escasamente tienen en un 53% niveles de educación primaria y como consecuencia su ingreso promedio, equivalente a 650 mil bolívares mensuales, es extremadamente bajo. Sin embargo es sorprendente constatar que el 98% de esos hogares cuenta con televisión, el 55% con telefonía directa o celular, un 20% posee vehículo, 44% tienen DVD, un 28% microondas y un 12% computadoras. Este cuadro pareciera revelar que las clases populares perciben otros ingresos ocultos a los ojos de los investigadores los que les permite volcarse a la adquisición de bienes como forma de mejorar su calidad de vida.
Las viviendas de estas familias, propias en más de un 60%, a pesar de contar con electricidad califican como ranchos al estar edificadas mayoritariamente con bloques, piso de cemento, techo de zinc y aunque algunas tienen platabandas, es evidente su gran deterioro físico, particularmente por falta de mantenimiento y refacción durante los últimos veinte años, coincidiendo con la paralización del crecimiento económico y el empobrecimiento de la nación.
Es también evidente que de haber continuado el proceso de movilización social detenido bruscamente a comienzo de los ochenta, cuando los ingresos petroleros eran igualmente altos a como están hoy, el pueblo venezolano estaría ubicado mayoritariamente en la clase media trabajadora.
Esa vocación venezolanista a ser propietario conspira contra las pretensiones estatistas por controlarlo todo. De ahí lo difícil que es venderle a los venezolanos un sistema socialista donde el consumo de alimentos, vestido y calzado asi como el disfrute de los adelantos de la vida moderna dependería de decisiones burocáticas desde las altas esferas del poder.