Perspectivas económicas para 2008
Todo parece indicar que este año los precios del petróleo se mantendrán elevados; de hecho, en los primeros días de enero el crudo marcador rompió la barrera de los $ 100 por barril. Sin embargo, es probable que en los próximos meses éstos muestren una tendencia a la moderación, debido a la desaceleración económica esperada en el mundo industrializado y a la oferta algo mayor de hidrocarburos. De allí que se esperen precios más altos a los de 2007, aun cuando no equivalentes a los de los primeros días del año. En ese contexto, hemos supuesto que el precio promedio de la cesta venezolana se ubi¬cará en torno a los $ 80 por barril, lo cual implicaría un aumento de más de 20% con res¬pecto al nivel alcanzado en 2007.
De materializarse ese escenario, el sector público seguiría disponiendo de abun¬dantes recursos para mantener la política expansiva de gasto, lo que se traduciría en altos crecimientos de la oferta monetaria y en mayor demanda. En respuesta, el sector produc¬tivo local incrementaría la oferta, aunque, al igual que en años pasados, a un ritmo menor al crecimiento del consumo, por lo que seguiría siendo necesario realizar abundantes importaciones para complementar la insuficiente oferta interna. De esta forma, el PIB podría experimentar una tasa de crecimiento elevada, aun cuando no tan alta como la de 2007, haciendo que la situación laboral no desmejore.
Las transacciones externas arrojarían saldos favorables, aún en el caso de que los volúmenes de producción y de exportación de hidrocarburos se acerquen más a los esti¬mados de organizaciones internacionales, como la OPEP y el Departamento de Energía de los EEUU, que a los reportados por el gobierno. En efecto, si se supone que la pro¬ducción de crudos estará en torno a los 2,5 MMBD y que el consumo interno se acercará a los 800.000 barriles por día, los volúmenes de exportación de crudos y productos estarían por debajo de los 2 MMBD. Ello implicaría que el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos todavía sería positivo, pero muy inferior al reportado para el 2007.
Es de esperar que el flanco débil de la economía sea la inflación, la cual podría ubi¬carse en un nivel bastante mayor que el del año precedente. El aún alto crecimiento de la demanda, combinado con la restricción de oferta interna, seguiría generando presiones inflacionarias. Los absurdos controles de precios han desestimulado la actividad produc¬tiva de múltiples sectores, particularmente de aquellos encargados de producir y comer¬ciar productos básicos, como los alimentos, generándose problemas de desabastecimiento cada vez más acentuados. Los recientes anuncios oficiales en torno la necesidad de revi¬sar los precios controlados con el fin de estimular la producción, parecen indicar que, finalmente, se ha entendido a nivel del alto gobierno que nadie produce o comercializa a pérdida, y que si se quiere incrementar la oferta es necesario que los precios estén en con¬sonancia con los costos y con un razonable margen de ganancia. Obviamente, la revisión impostergable de los precios controlados hará que se materialice la inflación represada en los últimos años, por lo que caeremos en la paradoja de que para combatir la inflación generada por el desabastecimiento, habrá que permitir que se materialice la inflación represada producida por los excesivos controles de precios, pues sólo así aumentará la oferta interna.
La alta dependencia de las importaciones también generará presiones inflacionarias, ya que la escasez en los mercados internacionales de productos básicos, como la leche, el trigo, el maíz y otros, han disparado sus precios, haciendo que los bienes que busquemos afuera, de conseguirlos, serán mucho más costosos.
Sin lugar a dudas, el problema inflacionario, y más específicamente el de desabas¬tecimiento, será el más álgido a afrontar en 2008. No hacerlo podría tener consecuencias nefastas, no sólo de índole económica, sino también social y política.