Opción Shaw VI
Ya hemos dicho, sin entrar en detalles, que para implantar una solución novedosa y muy creativa al problema de la vivienda en los barrios, como la que propone la Opción Shaw, se requiere una gran claridad de las altas esferas gubernamentales sobre la gravedad y magnitud del problema de la vivienda popular, un marco jurídico específico, unas políticas públicas definidas que le den concreción a esta solución, apartar recursos públicos para ser invertidos solamente en los sectores populares, realizar planes maestros en cada barrio del país, diseñar proyectos urbanísticos por sectores del barrio que se enmarquen en el plan maestro, sensibilizar, motivar y venderles el proyecto a las comunidades de los barrios, involucrar al sector financiero nacional en este gran proyecto, obtener recursos financieros de organismos internacionales y de algunas ONG que se especializan en el área, etc.
Los actores que les tocaría ejecutar esta solución son: el Ministerio de la Vivienda y Hábitat (MVH) cuyo rol implica promover en Consejo de Ministros alternativas para resolver el problema de la vivienda de manera de otorgarle la prioridad que merece, diseñar el marco jurídico indispensable para darle viabilidad a la solución, lograr la consecución de recursos públicos para ser invertidos en el sector y establecer las políticas públicas necesarias que permitan que todos los organismos públicos, y también los privados involucrados en el problema, actúen coordinadamente en pro de la planificación gubernamental relativa al sector de viviendas populares. Otro actor fundamental lo conforman los Concejos Municipales de todo el país, los cuales deben trabajar coordinadamente con el MVH para elaborar los planes maestros de los barrios de su comunidad, poner a disposición de la solución recursos municipales tanto financieros como humanos y materiales, aligerar y simplificar la permisología, transferir a los ocupantes la propiedad de los ejidos municipales, etc.
Por otra parte se requiere el concurso indispensable de la iniciativa privada, ya que no hay que probar el fracaso de los sucesivos gobiernos, y del actual más que ningún otro, en la construcción de viviendas. Hoy en todo el mundo está enteramente comprobado que el éxito en materia de construcción de viviendas pasa por la obligatoria participación de la empresa privada. Una empresa promotora de viviendas debe desarrollar, en consonancia con el plan maestro previamente elaborado, un proyecto urbanístico para una parcela del barrio, debe además tomar la iniciativa para promover el proyecto a la comunidad elegida, sensibilizando a sus habitantes, motivándolos, venciendo sus naturales reticencias, haciéndoles presentaciones de los planos y maquetas que conforman el urbanismo final, debe también organizar a la comunidad en condominios, así como explicarles sus obligaciones: pago del crédito, limitaciones en la altura de las edificaciones, pago de los servicios públicos, cuido y conservación de las áreas comunes, normas de convivencia que impone la figura del condominio, etc.
La empresa promotora de viviendas además de lo anterior, asumirá la gerencia del proyecto: esto es la contratación de la empresa constructora, previa licitación, la procura de suministros y materiales, el control del avance de la obra, la valuación de lo construido, la administración del dinero, los pagos a que haya lugar, etc. Por otra parte el marco legal y las políticas públicas que condicionan al sector, deben permitirle a la empresa promotora de viviendas la posibilidad de agenciar recursos económicos del sector financiero nacional y hasta internacional.
La banca privada nacional, frente a un escenario que apoye decididamente la construcción de viviendas para el sector popular, manejado en forma de condominios como lo establece la Opción Shaw, estaría encantada de hacer buenos negocios, la experiencia mundial indica que los pobres son buena paga.
