Observaciones al libro “Petróleo global y estado nacional” de Bernard Mommer
Pasamos a comentar algunas aspectos del recientemente publicado libro de Bernard Mommer (comala.com; 2003, 290 pp., ils.). Este texto sin duda refleja un denodado esfuerzo, está ampliamente documentado y discernido. Trae una impresionante lista de referencias consultadas, donde aparecen manejadas las fuentes clásicas y otras no tan clásicas: de Chazeau & Kahn, Mitchell, Mikdashi, Rouhani, Adelman, Penrose, Frank… hasta Hotelling y Ricardo, más una excelente cita de Marshall.
Este es un documento más bien relativo a la historia de los hechos económicos de la industria petrolera, básicamente una historia, pero una historia insertada en los aspectos económicos de la industria, como debe ser. Los trabajos sobre petróleo mexicano y carbón británico son sumamente detallados y esclarecedores. La cita sobre propiedad minera de la Asamblea (Revolucionaria) Francesa llama la atención. Incluso sobre Venezuela, uno siempre ha creído que la idea de la fundación de la OPEP era de Pérez Alfonso, y ahora sale Mommer con esta anécdota que fue el viejo Egaña quien envió a los países árabes la delegación con el objetivo de promover la organización, después de escuchar una charla del recordado señor Pogue de la Creole…
Hay sin embargo algunos conceptos de Economía Petrolera que no compartimos completamente y que pasamos a revisar.
La lucha por el valor agregado
Para nosotros una buena explicación de la historia de la humanidad (especialmente de los negocios) es la lucha por la apropiación del valor agregado disponible, luchas, conquistas o invasiones en términos guerreros o legales, para someter o esclavizar a los otros(1) . Este concepto no aparece como la guía directriz de todos los acontecimientos descritos. Solo ocasionalmente BM menciona el concepto de “participación” (pero no se refiere al porcentaje de cada actor), por ejemplo:
Al tratar del Pacto de caballeros de El Cairo, p. 161
“Se acordó que debían tratar de mantener la estructura de los precios, ya que los precios tienen que influenciar el nivel de participación de los países productores en los beneficios petroleros” (la bastardilla es nuestra).
Igualmente (aunque no con esta terminología) BM opina que nos encontramos en un mundo dividido en dos regímenes, uno de los cuales, el de los países consumidores aspira a liquidar al otrodentro de una confrontación aún en pleno desarrollo…pag. 9
En todo caso la confrontación no es solamente entre dos, gobiernos industrializados vs gobiernos OPEP, están naturalmente las firmas multinacionales, y más recientemente, los consumidores, que son los dolientes en última instancia. Ahora, ¿cómo se reparte la torta? — ¿dónde está el justo medio? ¿Se mantienen todavía las injusticias del pasado? Y eso de “liquidar al otro” parece una expresión muy fuerte en estos tiempos…
Hay otras expresiones en el texto relativamente peligrosas, como que los terratenientes reciben una renta “durmiente”, y también “renta petrolera internacional” de algunos terrenos, que analizaremos más adelante.
BM parece señalar que la repartición del pastel se ha invertido ahora (id., 186) :
Sin duda alguna, el negocio petrolero en los países exportadores se había transformado en un negocio de los terratenientes. La renta de la tierra es ahora demasiado importante como para permitir a los arrendatarios determinar volúmenes y precios…
Por nuestra parte no nos calamos eso de llamar “renta de la tierra” a la remuneración del propietario de las reservas, como veremos más abajo.
Por cierto que los afamados economistas de la época (en los 70, Penrose y Adelman) pronosticaban :
“…la abundancia del petróleo y sus bajos costos de extracción y que la competencia garantizaría precios menores…” (191)
Curiosamente en el prólogo de Alí Rodríguez Araque sí encontramos ideas del tipo “control sobre el acceso s los recursos naturales” – “dominio de los territorios” – “cambios esenciales bajo la influencia de poderosas fuerzas encontradas” – cambios resultados de conflictos…”– el papel de los consumidores y finalmente “el reconocimiento de los legítimos derechos de cada una de las partes consideradas…”
Tampoco aparece explícito el concepto (repartición del VA) cuando se estableció en Venezuela la participación fiscal 50:50 (idem, 166). Luego veremos que la mayor parte de los especialistas igualmente se tragó el cuento de la justificación de los precios de las multinacionales por mucho tiempo (los puntos de igualación).
Regalía y rentas ricardianas
Este tema es tratado in extenso en varias partes del libro pero especialmente en el Capítulo I, “El régimen privado de los recursos minerales: fundamentos teóricos” (pp. 11-37). Nuestra principal diferencia con el autor es por él llamar “renta de la tierra” a las rentas del terrateniente por la explotación del subsuelo. Identifica al efecto dos posiciones: (29, 31)
o Los bonos y regalías se consideran rentas ricardianas;
o Las regalías se consideran un desgaste de activos.
Esta última posición, que para nosotros es la biblia, la expresó muy acertadamente Marshall (id., 28):
“La regalía … cuando se ajuste apropiadamente representa la disminución del valor de la mina considerada como una fuente de riqueza en el futuro, lo cual se debe a que el mineral es extraído de su almacén natural…”
Por tanto, parece lógico establecer que renta de la tierra debe entenderse en su concepción original aplicada a la agricultura, cuando se alquila un terreno a otro para su cultivo, y normalmente se hace una participación, que llaman medianería, una cuestión casi medieval. Pero cosa muy distinta es, cuando el terrateniente privado o el Estado son dueños del subsuelo, que recuperen por venta al arrendatario la “depreciación” anual de la mina, de acuerdo al valor del producto.
De hecho las minas tienen reservas mientras que las tierras ni se deprecian, son estructuralmente activos distintos.
De modo que llamar “renta de la tierra” y terratenientes a los propietarios de los recursos parece peyorativo y resulta contraproducente.
“Propietales y no-propietales”
Esta visión resulta interesante aunque la terminología la encuentro confusa. Envuelve dos tipos de regímenes, según que se mantenga la propiedad tradicional del dueño del recurso, con la explotación sometida a regalías, respecto de un sistema surgido en los ochentas donde los minerales se consideran “un don libre de la naturaleza” y la explotación está sujeta básicamente a las condiciones para su factibilidad económica.
BM lo asocia a la lucha entre gobiernos industrializados y gobiernos exportadores de petróleo (id., 199)
Los países consumidores se movieron en dirección contraria, desarrollando un régimen fiscal no-propietal igualmente radical con el fin, así, de maximizar la producción… Condenar las regalías como una obstrucción al libre flujo de la inversión… “en Gran Bretaña, donde la regalía, esa emblemática renta de la tierra [encore!!], se abolió a principios de los años ochenta (para nuevas licencias) dándole paso a un mecanismo ‘mas flexible’, es decir, a un mecanismo recaudador de ganancias por encima de las ordinarias, tal y como correspondía a un régimen no-propietal…”
La verdad es que preferimos una terminología menos confusa, por ejemplo, regímenes propietarios y no-propietarios, a menos que se prefieran vocablos más esotéricos con fines de llamar la atención del lector desprevenido.
Escisión del mercado internacional
Siguiendo con lo anterior, el origen del nuevo régimen BM lo atribuye a la “Revolución de la OPEP” (con el alza de precios), como sigue: (idem, 6):
“El régimen internacional del petróleo quedó fracturado en dos sistemas radicalmente diferentes. Uno, dominado por los países exportadores, que descansa en sus derechos dominio eminente(2) ,… las compañías nacionales podían cumplir la misión de agentes recaudadores de impuestos para maximizar la renta internacional de la tierra. El nuevo sistema también dominado por los gobiernos de los países consumidores se basó en un esfuerzo desesperado por contener los incrementos de precios subsecuentes…”
Esto de “renta internacional de la tierra” trae alguna confusión, parece introducir aquél concepto neocolonialista de que el mundo es de todos, un “problema compartido de conservación”, que la selva amazónica es “un activo de la humanidad”, después que los países industrializados, en su formación y para su desarrollo, talaron todos los bosques que tenían a mano…
Sigue más adelante con la idea: (id., 267)
“Los países exportadores también consideran al recurso natural un don libre de la naturaleza, pero sólo para los consumidores domésticos más no para los consumidores extranjeros. Estos últimos tienen que pagar una renta internacional de la tierra…”
Después nos llama la atención que atribuye (“con modestia”) el surgimiento “del sistema no-propietal” a la ‘competencia’ (p. 125) mientras asienta que (id., 202) “la cuestión de la propiedad de los recursos naturales y su relación con los precios es definitivamente una cuestión política y no económica…” – habrá que averiguar primero cuál decisión política no está detrás de un objetivo económico…
En todo caso parece cierta la siguiente conclusión (id., 6):
“En el siglo XX, así, presenciamos el colapso de los regímenes petroleros en los países exportadores, con independencia de que los mismos estuviesen basados en la propiedad mineral privada o pública. La propiedad privada mineral era obviamente intolerable, pero la propiedad pública como tal no era suficiente para garantizar un régimen estable…” (el subrayado es nuestro)
Lo único raro que encuentro después de todo es la siguiente pregunta: (202)
¿No valdría la pena trata de incorporar a la OPEP o al menos algunos de sus países miembros al nuevo régimen petrolero internacional no-propietal?
Para nosotros esta interrogante no tiene ningún sentido, puesto que de lo que se trata es de aumentar nuestra participación en el valor agregado del negocio, y pensamos que el camino de mayor contribución es el “propietal”.
PDVSA, Venezuela: “Estado dentro del Estado”
El recuento de la pequeña historia de PDVSA examina diversos aspectos, entre ellos la idiosincrasia del personal gerencial que se mantuvo después de la nacionalización, por ejemplo: (idem, 245)
Sin embargo, los gerentes venezolanos de la industria se habían opuesto a la nacionalización hasta el ultimo momento, y solo la aceptaron porque no tenían otra alternativa. De inmediato empezaron con un intenso cabildeo para prevenir la “politización” de la industria… 243
Es en estas circunstancias cuando el liderazgo de PDVSA tomó la funesta decisión de no mantener más nunca reservas liquidas y de gastar el dinero disponible antes de que el gobierno pudiera apropiárselo por una vía u otra (antes el gobierno había recurrido al fondo de inversión de PDVSA depositado en bancos americanos)…
En relación con los convenios operativos relata que PDVSA recibió el visto bueno y por ende en términos legales al menos el régimen no-propietal había avanzado rápidamente sin encontrar resistencia… (la negrita es nuestra).
Así la gerencia de PDVSA temió lo peor: una industria petrolera atrofiada, de manera deliberada, con el fin de maximizar los ingresos fiscales, los cuales, a su juicio, en última instancia simplemente se despilfarraría…. En la práctica, PDVSA se abocó a una estrategia de largo plazo para minimizar los ingresos fiscales… PDVSA desarrolló su propia agenda…
Lo que mencionamos una vez, es ya la lucha interna entre la tecnoestructura de una corporación contra los accionistas por la apropiación del valor agregado, esta vez dentro de una empresa. nacional clave.
Aparentemente la gerencia interna mantuvo diversas políticas en su propio beneficio, como serían, por ejemplo:
o Ausencia de compras nacionales (id., 264)
“Otro aspecto a destacar “la aversión de PDVSA hacia el empresariado privado nacional, cuya participación en las rondas de licitación fue deliberadamente restringida…
.. sin embargo PDVSA presionó exitosamente al gobierno de Chávez para retomar las negociaciones de un TBI con el gobierno de EEUU que de acuerdo al ultimo borrador reduciría la posibilidad de aplicar políticas petroleras nacionalistas…”
Realmente esta política ha sido muy criticada en su momento.
o Reducción de regalías (256)
“Para algunos de los campos marginales entregados a los inversionistas privados, PDVSA negoció con el MEM una tasa de regalía del 1 por ciento, aunque la mayoría estaba sujeta a la tasa consuetudinaria de un sexto. PDVSA alegaba que, sin rebajarse la tasas de regalía,
aquellos campos marginales no serían rentables
. …Para entonces, el economista-jefe de PDVSA hacía ya campaña a favor de la eliminación completa de la regalía y a favor de un régimen fiscal basado exclusivamente en los impuestos a la ganancia excesiva por la vía de mayores tasas de impuesto sobre la renta…” (la negrita es nuestra).
Justamente este aspecto ha salido al tapete recientemente con motivo del costo de producción de la Orimulsión.
Teoría de los precios
Mommer se mete poco con el análisis del movimiento de los precios petroleros, en cuanto a sus causas, no las profundiza o explica, básicamente las describe.
Hace sin embargo algunas aseveraciones importantes, entre ellas: (id., 26)
“Así una vez que los contratos han sido firmados los arrendatarios se verán forzados a invertir y expandir la producción hasta donde sea rentable, es decir, hasta el punto los costos donde de producción marginales igualen a los precios del mercado…” (nuestra bastardilla)
y también (ibidem):
“En breve, se afirma que el precio de los recursos naturales se determina… por su costo marginal de producción que incluye por supuesto la ganancia normal y sin que juegue papel alguno la apropiación de la tierra y la creación de una renta de la tierra ~ Ricardo…”
Otrosí: (195)
“La ciencia económica no tiene nada que decir acerca del precio del petróleo, a no ser más que señalar… un piso bajo definido por los costos y un … techo alto determinado por los costos de los sustitutos…
Y finalmente: (157)
El limite inferior de largo plazo para los precios del petróleo en los EE UU venía dado, históricamente, por los costos de producción marginales más la renta de la tierra consuetudinaria.
Lo que pareciera señalar alguna simpatía con la teoría marginalista, pero no explícitamente, porque como se sabe, se lograría un óptimo de bienestar en un mercado con la venta del producto al costo marginal, o más específicamente, cuando el precio iguale la disposición a pagar de los consumidores, pero resulta que el concepto “disposición a pagar“aparentemente no figura en el léxico del autor.
o “Revolución de precios del 73” (id., 179)
Toda la interpretación de los movimientos de precios BM la explica como expresados por un “aumento de la renta de la tierra”. Nunca como una reivindicación por mejor participación en la renta económica del negocio. Dice el autor: (179)
“los costos de producción comparados con los ingresos fiscales cayeron desde un ya modesto 25 por ciento en 1960, a un insignificante 1,2 por ciento en 1974…” (la negrita es nuestra)
Nos parece inadecuado este tratamiento de la relación costo/precio, porque da una apariencia errada de los factores presentes en la repartición del VA. No se trata sino de la participación en el negocio, al margen de las ganancias o de los impuestos que cada actor perciba (corporaciones multinacionales, gobiernos industrializados, gobiernos exportadores, consumidores, trabajadores). Una versión sesgada como la de Tom Ashby en la contra-portada del libro:
“ por muchos años la OPEP ha logrado vender el barril de petróleo en veinte dólares cuando su costo de extracción es sólo de dos dólares”
Francamente!! — ¿y los demás actores cuánto sacaron??
o Las “versiones pantalla” para los precios
Cuando nosotros estudiamos los movimientos de precios (tesis doctoral de 1973) hablamos de las “versiones pantalla” de las multinacionales para explicar las reducciones de precios sufridas después de la Segunda Guerra. Se trataba de los puntos de igualación. Mommer los describe muy bien pero no los condena. Dice (171) :
“A nivel mundial había surgido una nueva estructura de precios, con el golfo árabe-pérsico como su punto básico y con la participación fiscal en esta región como el componente principal de los precios FOB…”
Hasta 1947 EE. UU. era exportador neto y el Golfo de México su centro principal de exportación, la fórmula que el cártel petrolero internacional acordó para calcular los precios, igualaba los precios cif en todas partes del mundo al fob Golfo más transporte, sin importara la procedencia real. En consecuencia el petróleo estadounidense era competitivo en cualquier parte del mundo…” (157).
Evidentemente se trataba de un sistema de precios administrados que tuvo que ceder a la presión de la ECA (Economic Cooperation Administration), de los consumidores europeos, la Marina Inglesa y Estadounidense. Mientras tanto las respuestas de las compañías se basaban en “las leyes del mercado y la competencia”(3) . Esta perspectiva no aparece en el libro de Mommer, cuando se trata de una mejor comprensión de las “leyes de las multinacionales”.
Tratados de inversión y recursos naturales (197)
Este aparte es muy instructivo. Considera los diversos tratados internacionales que regulan las inversiones petroleras, entre otras. Se mencionan los tratados bilaterales de inversión (TBI), donde aparecen dos proyectos de Venezuela con Canadá y Estados Unidos, luego la Carta Europea de la Energía (TCE) y luego el Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN). “Una parte integral de este diseño es la ‘Iniciativa Energética de las Américas’, con unas reuniones ministeriales anuales” (210).
“Corporación OPEP”
Hace el planteamiento, respecto de la operación coordinada de la OPEP (con el sistema de cuotas): (198)
“Como Cartel de terratenientes, su desempeño no ha sido tan bueno como el de la Interstate Oil Compact Comisión…”
Sin embargo, hay que tener en cuenta que todavía falta mucho para el perfeccionamiento de la Organización. Nos parece que vienen nuevas etapas. Una de ellas, que mencionamos hace un tiempo, se refiere a la operación coordinada de los pozos de algunos países miembros en función de sus costos marginales (incrementales) para optimizar el costo de producción con un sistema para compartir entre los participantes los ahorros logrados.
Esto también tiene que ver con un mejor entendimiento en el sistema de precios, en cuanto algunos argumentan que la incorporación de la competencia (en sentido estricto) al mercado constituiría un serio descalabro para el sistema.
Final feliz (278)
Al terminar el libro resulta una reflexión: (278)
“Queda la posibilidad de que el régimen no-propietal no prospere mas allá de los avances que ya ha logrado en algunos países exportadores. Unos pocos años serán suficientes, probablemente, para demostrar las pesadas pérdidas en ingresos fiscales que tal régimen trae aparejados para los países exportadores. Se aprenderán lecciones, ¿pero a qué precio?
Nuestra posición es que cada proyecto tiene un rendimiento financiero, cualquiera que sea el régimen – y es este argumento dentro de una concepción política de largo plazo el argumento que tiene que prevalecer a la hora de las decisiones.
“Este libro está dedicado a los pueblos locales que viven soberanamente en un solo globo” Enigmáticas palabras finales.
* * *
En estas condiciones lo recomendamos ampliamente para su lectura y examen en las distintas universidades y centro de pensamiento de habla hispana.
Pd. A nuestro juicio, le hace una buena falta un índice analítico de nombres y de temas.
Notas
(1) Véase por ejemplo nuestra “Die Trilogie. Tres críticas a la Revolución bolivariana”. Comala.com, 2003. La apropiación del valor agregado aparece ya en nuestra tesis doctoral en Paris, 1973, unos meses antes del alza de precios.
(2) “Los derechos del dominio eminente son esencialmente tres, a saber: el derecho de cobrar impuestos, o de demandar contribuciones en servicios como los del tipo militar; el derecho de expropiación, es decir, la potestad de revocar los derechos concedidos u otorgados; y el derecho a la supervisión, es decir, de control y de regulación…” (BM, 2).
(3) Véase A.M.A. “Bases para una política energética venezolana”. BCV 1974, pp. 109ss.