Nueva carta económica al presidente Chávez
Señor presidente, nuevamente valgan estas líneas para exponerle tres temas económicos adicionales a los que ya he planteado con anterioridad. Al comprender su preocupación por el estado de su enfermedad y la necesaria reflexión que hoy debe recorrer su conciencia por el camino andado y las interrogantes que ahora mismo se ciernen sobre el proyecto por usted manufacturado con filigrana y mucha paciencia desde hace décadas y que hoy pareciera hacer aguas víctima de la ineficiencia, funcionarios ineptos y corrompidos pero principalmente debido a una falencia fundamental y es que el modelo socialista no funciona, no ha funcionado y no funcionará, tal como se ha estructurado en Venezuela, copiando rasgos de los esquemas que estruendosamente fracasaron. Lo que mantiene el ensayo venezolano semi vivo y pegado a una especie de bombona de oxígeno son las elevadísimas cotizaciones de los precios petroleros a costa de averiar seriamente la capacidad de producción y exportaciones de petróleo y derivados. Y este es el primer problema a considerar.
Cifras del BCV consignan que al cierre del segundo trimestre de 2011, el producto interno bruto petrolero, como expresión de la actividad económica, refleja un esa merma de 14% con relación a la producción de 2001, antes del paro petrolero con todo y el monumental aumento de los precios petroleros los cuales saltaron desde US$ 19 por barril en 2001 hasta US$ 100 por barril en 2011. De manera que de muy poco ha servido el alza de las cotizaciones de los hidrocarburos para apuntalar la producción petrolera. Pero al tiempo que los precios suben y la producción declina, la nómina de PDVSA se ha triplicado en el lapso referido lo que expresa una significativa caída de la productividad. La política petrolera que su gobierno ha seguido ha exacerbado la exclusión de los venezolanos del negocio petrolero. Antes eran las empresa transnacionales las favorecidas hoy lo son las empresas petroleras estatales, originarias de China, Cuba, Brasil y Bielorrusia y de esta manera se cierra oportunidades de inversión a los venezolanos en tanto se le abren los extranjeros. El mejor negocio del mundo es para los capitales foráneos y se margina de él a los venezolanos.
El segundo asunto que quiero referirle, es el tema del tipo de cambio del bolívar. Lo que ha hecho el ministro Giordani con usted en esa materia no tiene nombre. Le metió en la cabeza que anclando y fijando el tipo de cambio se podía abatir la inflación sin informarle del hecho que cuando un país fija su tipo de cambio con otra moneda en realidad los que sucede es que renuncia a su soberanía monetaria y por tanto queda expuesto de manera pronunciada a los vaivenes de la economía mundial, tal como le sucedió a Venezuela entre 2008 y 2009 cuando la crisis global se intensificó. Por haber fijado dogmáticamente el tipo de cambio, fue en Venezuela donde más duró la recesión y donde la economía resultó más afectada. Con todo y la fijación del tipo de cambio, la tasa de inflación de Venezuela es cinco veces mayor que la de sus socios comerciales. Ello debería llamarle la atención. Pero es que además esta fijación absurda del tipo de cambio está creando las condiciones para que se produzca una nueva maxidevaluación porque se está acumulado velozmente la pérdida de capacidad de compra interna del bolívar, mientras que su poder de compra externo aumenta, todo ello en virtud de la inflación. Un hombre cultivado como usted debería leer los artículos de Alberto Adriani, en su libro Labor Venezolanista donde ya desde los años treinta se trató este tema.
Y esto lleva al tercer tema, al de la inflación y la nueva ley de costos y precios justos. Si la inflación se pudiese bajar o atemperar con una ley ya hace tiempo la inflación hubiese desparecido o las Naciones Unidas emitiría un decreto prohibiendo que los precios a nivel mundial aumente pero ello es tan absurdo como creer que la inflación se deba a la especulación. Fue infortunado el debut público de la nombrada superintendente de costos y precios justos, Karlin Granadillo, toda vez que pareciera que no hubiese revisado ni menos comprendido la variedad y cantidad de estudios que sobre la inflación se han elaborado en Venezuela. También voceó la citada funcionaria que van a buscar asesoría en Argentina en materia de regulación de precios y de lucha contra la inflación. En esta materia el gobierno de la Argentina es tramposo al punto que las cifras del Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) no tienen credibilidad ni por parte de los peronistas ni del resto del país y se tuvieron que elaborar índices alternativos para medir la inflación debido a la manipulación de las cifras que el ministro de Comercio Guillermo Moreno ha venido realizando. Sería totalmente inconveniente que los vicios estadísticos gauchos se instalen en Venezuela por el desespero de contener la inflación cuando la macroeconomía ha fracasado claramente. Si con una ley se pretende estabilizar los precios, ¿cuál será la misión del BCV? ¿Servir de segundón de la Superintendencia de Costos y Precios Justos?
Tal vez estos no sean los temas prioritarios para una persona que ejerciendo la presidencia como usted debe encarar en vista de la gravedad de su enfermedad. El cáncer no es algo con lo cual pueda jugarse o descuidarse. Pero si usted desea seguir al frente del país así sea nominalmente, entonces los economistas nos sentimos entonces con el derecho de hacer llegar nítidamente nuestra voz crítica ante su gestión como jefe de la hacienda pública.