Economía

No hay Crédito sin intereses ni almuerzo gratis

“Aquellos que se benefician de los intereses, serán elevados como aquellos que han sido conducidos a la locura por la tentación diabólica; pero como para ellos el comercio es igual a
los intereses, Ala solo permitió al primero, pero prohibió los intereses ” ( The Coran, Surah Al
Imran (v 130-132).

1. Políticas publicas: promesas y populismo
La cita viene a propósito de la propuesta presidencial de otorgar crédito sin intereses por parte de la banca estatal, y que si no se toma en serio desde el punto de vista financiero puede acabar
con esa otra, pero buena idea, de la microfinanzas o el microcrédito, sin considerar que además puede crear peligrosos antecedentes que afecten severamente los niveles de solvencia de la banca estatal, la cual sabemos, se ha creado con impuestos que pagan los venezolanos.

Quizás el hacho de mayor relevancia institucional sea la facilidad como las ideas presidenciales se convierten en promesas enviadas con alguna urgencia al espacio electromagnético, sin que se muestre la evidencia de un requerido y previo análisis de costo beneficio, y ello por el simple hecho, que después de esa revisión de carácter técnico y hasta político, pudiera resultar inviable, por lo cual, la palabra presidencial despertaría esperanzas que no se pueden cumplir.

Ejemplos numerosos hemos visto desfilar en los dos últimos anos. Esta crítica no se hace para
destruir sino para construir detalles de gerencia publica que ayuden al buen diseño y mejor
implementación de las políticas publicas.

Allí hay que apuntar al riesgo que se corre con llevar a la realidad promesas de políticas, las que
sin haber sido previamente evaluadas, y para no quedar mal, se tengan que implementar al costo
de su inviabilidad fiscal o institucional. En esta oportunidad con el anuncio de los llamados
créditos sin intereses se podría estar traspasando la línea.

2. Créditos “islámicos” y créditos sin intereses “venezolanos”?
Una cosa es crédito sin intereses y la otra el establecimiento de microestructuras financieras para
microcredito y microfinanzas. Uno cosa no tiene en absoluto nada que ver con la otra. Pero
vayamos a algunos detalles. Uno de los problemas que encuba la propuesta de créditos sin
intereses es el elevado riesgo moral que trae consigo su otorgamiento, dado el hecho de tratarse
de fondos públicos muy susceptible –de cuerdo a la historia- de ser malbaratados, malversados,
o estafados, es decir, una fuente muy prodiga de producir corrupción, además de las largas
colas que se generarían por los falsos incentivos del dinero gratis y por el evidente hecho de que
los recursos son irremediablemente escasos. Ni siquiera en países islámicos con banca regida
de acuerdo a normas religiosas del Corán y el Sunnah, el crédito es libre de costos.

Quienes solicitan créditos pagan “costos de transformación” en forma de una comisión flat que
también se conecta al éxito o fracaso del proyecto, asi acreedores y acreditados en la banca
islámica entran en una lógica económica y financiera de ganancias y perdidas compartidas, pero
bajo el Corán, que a ambos, a quien presta y quien toma prestado le impone una rígida
disciplina de cumplimiento de sus obligaciones financieras. Pero más allá de esa verdad,
podemos sugerir que asi como no somos suizos, tampoco somos islámicos.

Por ello el paralelismo trazado entre la propuesta presidencial de créditos sin intereses y el crédito islámico, pese a su extensa referencia de sus experiencias en el Medio Oriente islámico, no tiene sentido económico y pareciera estar marcada más por razones politicas que financieras, las cuales en todo caso tendrían que ser evaluadas en un contexto de costo beneficio para evitar malversación de dineros públicos.

3. El microcredito y las microfinanzas: una buena idea
Los esfuerzos del gobierno deben concentrarse en la implementación del microcrédito y
microfinanzas, microestructuras financieras que si constituyen una buena idea para apalancar
financieramente a pequeños empresarios, trabajadores informales, amas de casa, profesionales
y más en genérico a los “pobres”.

Hay, sin embargo, algunos aspectos de esa propuesta de “cero interés” que en el pasado
conformaron la matriz ideológica que conectaba el marxismo y la doctrina que ha fundado
algunos regímenes económicos colectivistas islámicos, particularmente en el mediterráneo y en
el medio oriente. Es la “relación” que se ha dibujado entre la tesis marxista del “fetichismo del
dinero” desarrollada por Marx en los “Manuscritos …..” y la prohibición de los intereses por el
Corán y el Sunnah.

Sin embargo es necesario acotar que la racionalidad económica de la moderna banca islámica
que no cobra ni paga intereses se basa en un racional mecanismo financiero de compartir
ganancias y perdidas, muy distinto a la critica marxista del dinero que pudiera estar filtrándose
en algunos burós de asesores.

4. Dinero fácil e incentivos a la iniciativa individual
Pero en este medio, y pese a la presencia de alguna influencia ‘cristiana medieval’ en nuestra
cultura y de su concepto de usura y riqueza, el régimen económico básico es de mercado, sea
salvaje o no, quiérase o no, es el mecanismo más idóneo para asignar y distribuir recursos por
demás escasos.

Una falsa moral quiere imponerse en contra los incentivos naturales de riqueza y trabajo de una
economía que se base en la libre iniciativa y que se pretende extender dando créditos sin
intereses de dineros públicos, distorsionando los incentivos que inducen eficiencia en el
comportamiento del individuo. Ese dinero es capital de los venezolanos, su acreditación sin
costos de operación y costos de oportunidad causaría perdidas a los contribuyentes induciendo
así mayores niveles de pobreza.

Por el contrario, las microfinanzas, tienden un puente financiero entre la economía informal y
formal, del pequeño empresario, del comerciante, del artesano, del agricultor, amas de casa,
sectores humildes cuya iniciativa empresarial y espíritu de superación puede fondearse con el
microcrédito. No tendría acá nada en contra que fondos para el microcrédito provengan de
recursos fiscales y parafiscales extraordinarios –once and for all- de privatización de empresas
del Estado, de donaciones privadas y hasta fondos otorgados por los multilaterales.

Ello por supuesto no tendría nada que ver con la promesa de créditos sin intereses, los cuales podrían inclusive distorsionar los objetivos, las economías y los mecanismos financieros que se quieren activar de aquellos sectores que no pueden accesar el crédito formal tanto por sus costos como por el componente de garantía que la banca formal requiere

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