Moore, el comercio y el desequilibrio global
¿Está la globalización llevando la economía y el comercio a mayores equilibrios o desequilibrios? Los organismos internacionales, desde tiempos relativamente recientes, han comenzado a plantearse reconsideraciones de importancia en cuanto a lo que son los principios básicos de la ortodoxia.
M. Moore -que dirige la Organización Mundial de Comercio (OMC)- en una conferencia reciente en un simposio sobre integración económica global en EE.UU., se plantea interrogantes similares, a la luz de lo que ha venido sucediendo en el comercio mundial y en la perspectiva de poder desarrollar una nueva ronda de negociaciones de comercio.
Reflexiona Moore sobre la posibilidad de que los nuevos temas -tipo sociales y/o ambientales- pudieran ser más limitativos que los que fueron atendidos por la Ronda Uruguay desde que comenzó en 1986. Su conclusión es que son igualmente importantes. Otro elemento, es el relativo a las dificultades que presentan las negociaciones, dado el alto número de miembros que presenta hoy día la institución. Su conclusión atañe a que los países pequeños muchas veces presentan intereses muy específicos y eso facilita que otros se concentren en las negociaciones. El tercer elemento sobre el que reflexiona Moore concierne a las recientes protestas que a nivel internacional se han presentado y que han afectado la realización de distintos foros y cumbres, incluida, por supuesto, la de Seattle de la propia OMC. Insiste el Director de la OMC en la poca representatividad que tendrían tales opiniones, según registros de encuestas y opiniones recientes. Un cuarto elemento, sobre el que Moore si acepta su carácter de condicionante en cuanto a no ser facilitador de las próximas negociaciones, es el relativo a los cambios en la hegemonía político-económico a nivel internacional. Las dificultades, acepta Moore , derivan de presentarse hoy día discrepancias notorias entre EE.UU. y la Unión Europea. Y, en varias ocasiones, a lo interno de los países en desarrollo. La conclusión de Moore, sobre una próxima ronda de negociaciones en comercio, termina siendo optimista, aunque sin dejar de reconocer las dificultades.
. Debe señalarse que, tanto para el ámbito del comercio, como para la economía mundial en general, existen un conjunto de elementos de inestabilidad que no son irrelevantes.
El primero de ellos atañe a la deuda externa. Problema que -en el caso de América Latina- ha mantenido y/o aumentado según los casos, su significación económica. La administración gubernamental actual en Venezuela, debe reconocerse, ha insistido en la significación manifiesta de este fenómeno.
El segundo es relativo al hecho muy claro de que variados tópicos de importancia capital en las negociaciones internacionales y de marcha de la economía internacional, como son los ambientales y sociales, conciernen directamente a las naciones en desarrollo, cuyo escenario de miseria y trabas en el crecimiento sigue siendo fundamental para ellos mismos.
El tercer elemento aatañe a lo que hemos denominado la trampa de los planes de ajustes y estabilización, que ha sumergido a las naciones latinoamericanas, por ejemplo, en una ya rutinaria elaboración de planes que persisten en alcanzar los equilibrios macroeconómicos.
El cuarto y quinto elemento conciernen a elementos fundamentales en el desequilibrio externo de las naciones en desarrollo. Uno primero, trata de la alta volatilidad en los movimientos de capitales que, en su versión extrema, son los capitales golondrina. Uno segundo, al sempiterno problema del deterioro de precios de la mayoría de los productos que exportan las naciones latinoamericanas, por ejemplo.
Como puede observarse, el escenario global en comercio y economía presenta -aun con los optimismos- importantes elementos de desequilibrio.