Matando a la gallina de los huevos de oro
La otrora eficiente PDVSA que llegó a endeudarse en 8 mil millones de dólares en tiempos del ingeniero Giusti, cuestión que han olvidado políticos y politólogos, analistas y opinólogos, fue yendo de mal en peor y en lugar de hacer inversiones productivas, como el camarón contra la corriente, fue navegando sin rumbo fijo hasta dejar de poner esos maravillosos huevos llamados petrodólares.
Kuwait, y los Emiratos Árabes, por citar a algunos de los socios OPEP, producían menos petróleo que la PDVSA de hace un lustro y, allí, uno puede ver la riqueza de sus gentes, las casas de sus trabajadores, las avenidas ganadas al desierto, las mejores y más modernas universidades, hospitales con tecnología de punta, estadios con césped artificial con localidades casi todas VIP, etcétera. Amén de que esos países son dueños de varias multinacionales con asiento en EE.UU. y Europa. Allí, obviamente, se sembró el petróleo. En Venezuela se desraizó…
Cuando estaba la mal llamada Cuarta República en el Poder y, al advenimiento de la también mal llamada y muy cacareada V República, PDVSA era la principal empresa de petróleos del mundo. Sus activos superaban a los de la Exxon, Shell y muchas otras empresas. Era dueña de empresas en Europa, Estados Unidos y en las Antillas, así como tenía contratos estratégicos con varios países del mundo. ¿Qué pasó con eso? ¿Cómo se fue perdiendo?
El gobierno revolucionario si revolucionó a PDVSA. Le quitó a su inteligencia, a su mano de obra calificada y sus sistemas y plataformas operativas de las redes internas del sistema administrativo de la empresa que, con apretar un botón, entregaban los estados de cuenta, los buques en puerto, en altamar, y todo lo que uno pueda imaginar de esa industria. Es más, terminaron además con la PDVSA marítima y hoy se pagan carísimos fletes a empresas privadas de amigos del gobierno pues ni siquiera licitaron el transporte petrolero.
Los contratos y asociaciones con empresas privadas y públicas le dieron un 40% de participación a empresas que abusaron, a su tiempo, con un 60%, de los altos precios del crudo, dejando una parte ínfima de sus ganancias para el Estado venezolano, el cual se vio en un momento, empequeñecido por no poder malversar más, obligando al Banco Central a devolver los dólares depositados por la industria para el directo control, sin rendición de cuentas, por parte del gobierno. Es decir, había vuelto el gomecismo de administrar la hacienda pública como se administraban las haciendas y hatos del Dictador a principios del siglo XX, sin rendición de cuentas por eso de «El Estado soy yo»…
Muchas empresas vieron que el cambio del 60% al 40% era malo para sus accionistas quienes se habían acostumbrado a recoger el oro con palas. El negocio del petróleo ha sido, sin duda, el más brillante de los últimos cinco años. Y ante esto recurrieron al arbitraje internacional, asunto tantas veces denunciado en el pasado y durante estos nueve años de gobierno «revolucionario y «socialista» (con perdón de Marx).
Se dijo hasta el cansancio, y PDVSA ha tenido nueve años para enmendar el asunto, que no se podía permitir que los arbitrajes se llevaran a cabo en tribunales extranjeros y que los contratos fueran hechos en inglés y no en nuestro idioma nativo que es el castellano. Claro, debemos aceptar que en el gobierno no se habla ninguno de los dos, pues del inglés apenas da para decir «Mr. Buzz yu ar a dronk, yu ar estupid, yu ar asesin», que en inglés es más o menos así: «Mr. Bush, you are a drunker, you are a stupid man, you are an assassin», o decir en castellano, «señor Uribe usted es un monigote, usted es un vandido, vendido al himperialismo, usted es un hasesino y bla bla bla, que en castellano debería sonar así: señor Uribe usted es una marioneta, usted es un bandido vendido al imperialismo, usted es un asesino. ¿se dan cuenta ustedes que suena diferente?
Bien, como decía, en nueve años a nadie se le ocurrió cambiar los contratos para lo cual bastaba llamar al socio y decirle mire amigo, compañero, compatriota o lisa y llanamente señor, de acuerdo a la cláusula de contingencias y a la cláusula «XX» quiero que cambiemos los contratos. Pero, ¡OH! Surprise. There were not such conditions in the contracts – ¡Sorpresa! Los contratos no tenían dichas cláusulas – durante este gobierno al menos. ¿De quien es la culpa señor Rafael Ramírez del cochino o de quien le da el afrecho?
Así dadas las cosas la compañía Exxon Mobil Oil, la mayor petrolera privada del mundo, decidió recurrir a un tribunal para que se dirima su querella por incumplimiento contractual de PDVSA, ¿acaso PDVSA no sabía lo que venía, no estaban preparados?
Pero, como la querella es por daños y perjuicios por seis mil millones de dólare3s (US.$ 6.000.000.000 ) o seis millardos como se dice en Venezuela, la empresa petrolera extranjera pidió una caución (medida cautelar, en un tribunal de Nueva York) por 12 mil millones de dólares, el cual estudiados los antecedentes fue otorgado; en otras palabras: si hay méritos para enjuiciar a PDVSA.
Para el Ministro de Energía y Petróleo Ramírez, esto sería una medida transitoria, que sería levantada prontamente y que no afectaba en nada a los activos de la empresa petrolera estatal. Claro que afecta el patrimonio de la empresa y la afecta de tal manera que pone en riesgo casi un tercio del patrimonio de ella que ya había acumulado en 2007 deudas por más de 10 mil millones de dólares y ahora en 2088, transcurrido apenas un mes deudas `por más de 2 mil millones de dólares, arriesgando por otra parte que a la Exxon se le sumen, envalentonadas, otras empresas pues no es lo mismo ganarse miles de millones de dólares con cero inversión que miles de millones de dólares con algunas inversiones y de paso vuelven a hacer subir los precios que por ahora están en franca declinación.
El Ministro, como era de esperarse le ha echado la culpa, escurriendo el bulto de su ineficacia, a la Cuarta República, por los contratos. Pero, se olvida de que el gobierno va para los diez años y antes no se hizo nada pues, es más, se podía haber recurrido hasta a un Tribunal Internacional o al arbitraje de la Organización Mundial de Comercio, pero no se hizo.
Ante todo esto, obviamente, el Presidente de la República debería reaccionar pero no echándole la culpa al cerdo pues él no tiene nada que ver con la posible muerte de la gallinita de los huevos de oro. La culpa la tienen, entre otros, el General Lameda, Alí Rodríguez, Rafael Ramírez, la Asamblea Nacional que nunca se ha preocupado de supervisar los negocios de la empresa sino que solamente de sacarle provecho en viajecitos, avioncitos, tarjetitas, contratitos y demases, que finalmente suman una fortuna tan grande que el país se pregunta ¿Qué ha pasado con los más de 300 mil millones de dólares ingresados al país por concepto de venta de hidrocarburos?
Presidente, póngase las pilas que si esto sigue así lo dejarán sin PDVSA. La gallinita de los huevos de oro tiene aún para unos cincuenta años de vida siempre y cuando la cuiden.