Marzo y los precios del petróleo ofrecen oportunidad única a la OPEP
A pesar del devastador y rotundo fracaso (y desprestigio, diría yo) de todos los apocalipseros que se la pasaban pronosticando en la prensa nacional como si fueran expertos observadores de la industria, cercanos y lejanos por igual, con y sin telescopios, condenando primero la sepultura de la política petrolera y el consecuente entierro de la apertura petrolera y después los recortes de producción y la consecuente subida de los precios, mientras aplaudían la derrota de una OPEP que tanto atacaron y vilipendiaron, todavía hoy, terminando el segundo mes del 2000, se atreven a recomendar como ‘oportunidad única’ , el aumento de producción con su inevitable secuela de reducción de los precios, bajo el supuesto beneficio de incrementar aun más los cofres del Banco Central, pero todavía más alarmante, bajo el falso beneficio de ganar cuota de mercado.
Pongamos las cartas sobre la mesa y seamos claros. La verdadera y oportunidad única que se le presenta a la OPEP este marzo es demostrarle al mundo que no es un simple cartel de productores obsesionados por el lucro. Le ha llegado el momento a la OPEP de mostrarle al mundo, incluyendo a los apocalipseros, su verdadera razon de ser, la función primordial para la cual fue creada – asumir su responsabilidad como institución tercermundista destinada a facilitar el desarrollo de todos los países subdesarrollados con la plena cooperación de los países industrializados. Un rol mucho más complejo y dificil que la simple defensa de los precios para el enriquecimiento exclusivo de sus miembros, pero también un rol mucho más ajustado a y propio de la organización que creo Juan Pablo Pérez Alfonzo con esa función en mente.
La reunión de la OPEP este marzo tiene como razón de ser el análisis y la discusión de la situación de los precios del petróleo ante el clamor de Estados Unidos de aumentar la oferta para reducir los precios. Precios que, a través de los múltiples canales de divulgación, incluyendo organizaciones y ciudadanos de los propios países productores, se presentan como si estuviesen demasiado elevados, cuando la realidad es otra.
El entorno lo que demuestra es que los países de la OPEP una vez más han puesto en cruda evidencia su necesidad recurrente de montar aparatos de información y relaciones públicas para cabildear y revelar la realidad de los precios del crudo, en esta ocasión, entre tantos otros temas. Una de las tantas fallas de la Secretaria Ejecutiva con sede en Viena y otra de las tantas veces que nos asombramos por la falta de reacción del gobierno venezolano, sea para insistir ante la organización, sea para tomar medidas propias.
En el caso inmediato de trascendencia singular, la alarma por los cacareados altos precios del petróleo en EUA tampoco ha motivado a la prensa nacional para presentar las aclaraciones y revelaciones pertinentes. Ha sido el periódico de la capital imperial, el Washington Post, quien nos ha servido para suplir las mencionadas fallas con informaciones aclaratorias, especialmente el 23/02/00, a raíz de la marcha a dicha ciudad de 200 camioneros independientes para cabildear por ayuda estatal o precios reducidos.
En dos artículos, “Recargando OPEP” y “Poder Petrolero, Problema Petrolero” , se analiza la situación, tranquilizando a los lectores de que no es tan crítica como en años anteriores ya que la OPEP no tiene la credibilidad ni la fuerza de antes, ni el petróleo la importancia económica de antes. Concluyen que los niveles actuales son economicamente acceptables debido a que el precio actual del galon de gasolina de $1.40 es menos de la mitad del precio en 1980 (ajustado por inflacion), los automoviles son más eficientes, la tecnología ha reducido los costos de exploración y la mayor interdependencia del mundo de hoy obliga a los producotres ser más cautos y precavidos.
En un tercer artículo, “Dolor en la Bomba”, el periódico presenta un gráfico comparando ese precio actual de $1.40 para el galón de gasolina regular, con los precios reales (en dolares del 2000) y nominales de los últimos 25 años (1975-2000), para demostrar que en realidad no estan altos. Unicamente los anos 1993-1999 tienen precios reales levemente por debajo del 2000, que todos sabemos son los años de la apertura petrolera. Todos los demás años estan por encima, con algunos anos significativamente por encima. (Nota: no hay indicación alguna de tendencia a algun promedio histórico, ni de reversion a ese promedio al cabo de pocos años de desviación).
Como al gráfico no lo acompaña una tabla con las cifras, debo interpretarlo con números aproximados para concretar la ilustración gráfica en términos reales (dólares de 2000): 1975 ($1.78), de 1976 a 1980 sube de $1.55 a $2.40, para ir bajando hasta llegar a $1.40 en 1986, mantenerse levemente por encima hasta 1992, y continuar por debajo desde 1993 hasta 1999. Citan a la Asociación Automovilista Americana (AAA) para indicar que mientras en 1981 los precios de la gasolina promediaron $1.39 el galón, en dólares del 2000 eso significaria $2.38. ¿Entonces, son altos los precios? Solo al considerar la velocidad del aumento en un año electoral, y aun asi, únicamente si se consideran los precios nominales ya que 1981 sería el único en exceder los $1.40 actuales.
A pesar de quedar demostrado que los precios de la gasolina en los Estados Unidos no estan tan altos como se clamando aquí, allá y por doquier, sin cesar, ignorando que simplemente se trata de un año electoral muy importante para ambos partidos del ‘establishment’, no cabe la menor duda que la velocidad del aumento ha creado problemas y es el tema que debe considerar la OPEP en Marzo.
El resultado final de dicha consideración debe ser entonces determinar el ritmo de crecimiento de los precios hacia adelante, estableciendo la velocidad de crecimiento de la oferta, con el fin de garantizarle al mundo estabilidad creciente de los precios reales, con pendiente ascendiente razonable y (muy importante) del conocimiento de todos. Para lograr esto, se necesita reunión con los países consumidores y tomar en cuenta los intereses de los países pobres sin petróleo.
La OPEP no fue creada para actuar como simple cartel de productores. Le ha llegado el momento de mostrar su verdadera razón de ser, en vísperas de celebrar sus 40 años de vida y en digno reconocimiento a su Padre – Juan Pablo Pérez Alfonzo.