Martínez paga las cuentas, Lobo el subalterno, Tareck y el paralelo, por Blanca Vera Azaf
Por Blanca Vera Azaf
Grábese un nombre: Nelson Martínez. Se trata del ex presidente de Citgo -filial de Petróleos de Venezuela, empresa empeñada al gobierno de Rusia desde hace pocos días- y quien ahora es el nuevo ministro de Petróleo y Minería. Un cargo que acaba de salir de lo que podríamos llamar extreme makeover al serle arrebatada al otrora todopoderoso, Eulogio Del Pino, quien ahora se queda sólo como presidente de Pdvsa.
Martínez se convierte así en el estratega económico del gobierno de Nicolás Maduro y deja su oficina en Eldridge Parkway en Houston, Estados Unidos, para ocupar su nuevo cargo en la avenida Libertador en Caracas, Venezuela y elaborar planes de urgencia para que, tanto la petrolera estatal como la República, puedan enfrentar sus compromisos de deuda externa que suma 82 millardos de dólares, sin incluir las acreencias con la República Popular China y los eventuales pagos que se deberán cancelar en las cortes arbitrales internacionales.
De este total, Pdvsa acumula una deuda de 48,4 millardos de dólares y sólo en 2017 la petrolera estatal debe hacer frente a la cancelación de 4,02 millardos de dólares en capital de bonos emitidos en el pasado y 2,32 millardos de dólares en pago de cupones (intereses). La pregunta es: ¿Los tiene? Los hechos parecen decir que no.
El fallido canje de bonos liderado por Eulogio Del Pino, tenía entre sus objetivos levantar algo de efectivo para poder enfrentar estos compromisos de pago en 2017, sin necesidad de tocar los pocos activos de la República y de Pdvsa que aún quedan. El no haberlo logrado fue para Del Pino un desprestigio y para los venezolanos una calamidad, pues se debió empeñar Citgo.
Salir de Del Pino no es una opción para Maduro tomando en cuenta que es la figura que conocen en los mercados internacionales y con la que se entiende el nuevo socio preferido de este gobierno: Rosneft.
No obstante, el nombramiento de Martínez lo coloca en un plano superior al de Del Pino, pues será el encargado de renegociar deudas en caso de que sea necesario, pero también de avanzar en negociones con la Opep y reorganizar toda la estructura financiera.
Martínez, no es un recién llegado. Ha hecho carrera en la industria petrolera. Tampoco es un hombre con formación de izquierda, pues su preparación académica incluye haber estudiado química en la Francés Université de Poitiers, una de las universidades más antiguas de Francia para luego pasar por el Massachusetts Institute of Technology en Estados Unidos y egresar con una maestría. Cuenta -además- con un doctorado en la Universidad de Reading, Inglaterra.
El bloque petrolero se separa así de la vicepresidencia del área económica que ahora la ostenta el nuevo ministro de Finanzas: Ramón Lobo. Este hombre fiel al ala radical del chavismo egresó de la Universidad de Los Andes. Su experiencia es parlamentaria dentro de la Comisión de Finanzas y nunca ha ocupado un cargo en la administración central. De allí que en las últimas semanas se haya acercado a Alfredo Serrano Mancilla, el asesor español de Maduro y uno de los estrategas detrás del diseño de los Claps. Serrano Mancilla se hizo conocer por sus comentarios sobre la inflación venezolana a la que definió como inexistente.
Lobo sustituye a Rodolfo Medina, un burócrata que poco aportó a la política económica y se dedicó a la organización de las cuentas fiscales. Medina fue uno de los ministros que se acercó al Presidente Maduro a explicarle que el billetazo debía ser flexibilizado para que los eventos del estado Bolívar y Zulia no se expandieran al resto del país. Asimismo, le explicó junto con el presidente del Banco Central de Venezuela, que un cono monetario no puede dejar de circular si antes no se tiene la moneda que los sustituirá, así de simple, del resto ya conocen la historia.
Ramón Lobo con seguridad recibirá órdenes del actual ministro de Alimentación y presidente del Banco de Venezuela, Rodolfo Marco Torres, quien durante los últimos días de 2016 se apoderó de la emisión del Bono de la República 2036 y utilizó tales recursos para inyectarlos al banco que preside y así sanear sus balances, según fuentes extraoficiales cercanas a su despacho. El resto -en teoría- sería utilizado como garantía de pago a proveedores de alimentos y medicinas internacionales.
En realidad será el nuevo vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, quien ejecutará las nuevas políticas cambiarias y monetarias. Su influencia sobre Nicolás Maduro es vasta desde hace mucho tiempo. Todas las figuras de los entes financieros que eran fieles a Marco Torres fueron removidas, y en su lugar están ahora piezas fieles a El Aissami.
La estrategia de abrir las casas de cambio en la frontera es una propuesta que no diseñó él, pero que sí ha tomado como propia. El billetazo fue trazado justo en esa línea. Quería intentar disminuir la cotización del dólar paralelo secando el consumo de papel moneda de Bs. 100, pero sobre todo golpeando a los vendedores de billetes en las zonas fronterizas.
Nada de esto tuvo éxito y las consecuencias para los venezolanos fueron inimaginables para el gobierno. Hoy dentro del gabinete saben que ese costo político es irreparable para la aprobación de Maduro en las encuestas. Ahora, insisten en apostar que con una suerte de libre convertibilidad en la frontera pueden disminuir el precio del dólar paralelo. Sin embargo, con 10,9 millardos de dólares en reservas internacionales no monetarias es difícil imaginar un éxito sostenible y contundente más allá de la propaganda política.
En tal caso, parece que el ex gobernador de Aragua apostó su cargo a que lograría disminuir la cotización del paralelo. No sé por qué esta apuesta me recuerda un artículo en el año 2013 del periodista Víctor Salmerón, titulado: La Yihad de Giordani, quien siendo ministro de Finanzas inició una suerte de guerra santa contra el dólar paralelo… Y mire por dónde vamos.