Los planes de pleno desempleo
¿Existe relación inversa entre inflación y desempleo?
Existen varias maneras de comprender la relación entre desempleo e inflación. Una de ellas, ortodoxia en progresivo desuso en la academia y en la política – la llamada curva Phillips- habla en general de una relación negativa entre desempleo e inflación, aunque la lógica de ese supuesto abarca la dinámica de los precios en una economia, o si se prefiere en un plano de variables nominales o reales. A lo largo de los anos, el rápido e intenso desarrollo tecnológico y los requerimientos de un mercado laboral más flexible y con una demanda cada vez mas aguda en cuanto a la calidad del capital humano, aunado a la perdida de fuerza monopólica de los sindicatos, ha hecho que los gobiernos hayan abandonado – en esencia- la aplicación de «estabilizadores» macroeconómicos dirigidos a obtener tasas menores de desempleo, aunque el precio a pagar fuese algo de inflación.
La experiencia negativa esos «acuerdos políticos» en virtud de su costo inflacionario ha ido eliminando su aplicación de la agenda política. Tomo algo de tiempo comprender que el trade off entre inflación y desempleo en realidad no existe en el largo plazo, y ello motivado a que en un entorno inflacionario no solo no disminuye el desempleo, sino que por el contrario se pervierte el mercado laboral, perdiendo su flexibilidad. Asi la gente al formarse expectativas de inflación, incrementa su precio y demanda por mayores salarios, los que a su vez, se retroalimentan circularmente, haciendo que objetivos de crecimiento, entre otros, no se cumplan.
El peso del tamaño del Estado y el mercado laboral
La perversidad de las politicas aplicadas en sobre ese paradigma se incrementa en aquellas economias donde el sector publico emplea una parte sustancial de la fuerza laboral; es decir, en economias cuyos incentivos de mercado estarían mediatizados por la presencia de un Estado patrón hipertrofiado y empleador, y cultivado con relaciones rentistas, donde los planes de pleno empleo, politicas laxas inflacionarias para disminuir hipotéticamente el desempleo, son financiados por incremento del gasto publico, su insostenibilidad en el largo plazo es producto del incremento de la deuda público y del uso continuo de la política monetaria –monetización del déficit fiscal- para el financiamiento de esos planes de pleno empleo. Es el caso de Venezuela, dodne esos «acuerdos» inflacionarios fueron y son alimentados con gasto y deuda publica con resultados contradictorios dado que además de su impacto inflacionario, no solo no han detenido el desempleo, sino que han introducido distorsiones en el mercado laboral al enviar a millares de jóvenes al desempleo encubierto y la informalización, en virtud de la rigidez recurrente que esos acuerdos han impuesto e imponen en el mercado laboral . Asi a través de esos planes de empleo se ha hipertrofiado la nomina del Estado, lo cual ha triado como consecuencia el desplazamiento del empleo privado formal hacia el mercado informal, mercado este dodne el trabajador pierde los elementos de competitividad que le genera el empleo formal. Hay también externalidades negativas en el fisco, dado que disminuye la capacidad tributaria de la economia.
Los programes de empleo y la historia reciente
Hemos presenciado a lo largo de muchos anos el continuo fracaso de los planes de empleo, los que además de no haber disminuido el desempleo, han ayudado a reducir el salario real e informalizando la relación laboral. Esto ultimo, convertido en una válvula de escape a los elevados costos que imponen los decretos de salario mínimo y los planes de empleo. En el primer caso, el del salario mínimo, el impacto es negativo, dado que los trabajadores cesantes por el incremento salarial por vía administrativa –decreto- se incorporarían al volumen del desempleo, reduciendo de inmediato los salarios, en virtud de la informalizacion que ocurre con un elevado numero de trabajadores que pierde su empleo principal. Asi se expande el mercado informal y el desempleo encubierto, lo cual lo convierte en un circulo vicioso de empobrecimiento. En ese ámbito, vale la pena reconocer la mala calidad de las políticas de empleo, dado que por ejemplo, con la expansión del gasto publico, crece la deuda y se monetice el déficit por expansión del empleo publico, lo cual sabemos impacta las tasas de interés al alza, reduce la inversión y contrae el empleo privado.
Rigideces en el mercado laboral
Desempleo y bajos salarios tampoco están exclusivamente relacionados con la contracción económica. A ellos contribuyen factores institucionales que rigidizan y sobreregulan el mercado laboral, asi como la estructura del financiamiento de la educación publica que privilegia el gasto en educación superior – acentuado mecanismo de rent seekers – restringiendo el gasto en la educación básica y en la formación del capital humano, lanzando al desempleo jóvenes quienes al no poseer destreza para un oficio determinado configura un recipe para el empobrecimiento con perdida de empleos formales incentivando la informalización.
Asi se formó un mercado dual, eje del circulo vicioso de pobreza, con la – de la población activa alienada de relaciones formales que le impide financiar su seguridad social. Esa dualidad –informal y formal- hace evidente que una alta porción del desempleo abierto y encubierto sea en realidad desempleo estructural con trabajadores desempleados por periodos superiores a dos años.
¿Qué hacer?
El ataque al desempleo se logra desmontando los mecanismos rentistas que cobijan las leyes del trabajo; flexibilizando el mercado laboral y el despido para incentivar la contratación formal; normas de comportamiento sindical donde predomine un espíritu competitivo; descentralizar la contratación colectiva y bolsas electrónicas de trabajo como politicas activas para el desarrollo del capital humano.