Los hechos nos avalan

Desde que VENEZUELA ANALITICA, nos ha brindado la oportunidad de publicar nuestros artículos sobre temas de Economía de Empresas, hemos defendido, por convicción personal y profesional, nunca por dogmatismo empírico de fe o intuición, nuestra opinión de que debe convivir, en armonía y mutua colaboración, la empresa pública con la empresa privada o la empresa privada con la empresa pública, no queremos hacer distinciones prioritarias en estos sectores. Ambos, son necesarios para el desarrollo de la sociedad venezolana.

Asimismo, hemos defendido que el Estado, tiene que arbitrar y regular esta armonización, que no, intervención plena de la economía (economía dirigida), en aras del beneficio de la sociedad para la que gobierna.

En estos días, saltó en la prensa económica española, el llamado Plan de Liberalización de la Economía Española, elaborado por el Gobierno del Sr. Aznar y acordado, en Consejo de Ministros, celebrado en el Palacio de la Moncloa de Madrid, el pasado día 23 de Junio del año en curso.

No vamos a describir en este articulo, el contenido de dicho plan, por su extenso desarrollo y porque se sale del contexto, propio del mismo. Por otra parte, los lectores que pudieran estar interesados en conocerlo, pueden acceder, a través de Internet, a los principales diarios, antes mencionados e incluso a la prensa española que llega, diariamente, a Caracas.

La amplitud de las medidas económicas, están orientadas, según los analistas económicos, a ampliar la capacidad de crecimiento de la economía española y a la vez, conseguir atemperar, la tendencia al alza de la inflación.

Así, la prensa económica española comenta que el SR. AZNAR ABRE LA ECONOMIA Y RECORTA EL PODER DE LAS GRANDES EMPRESAS.

En consecuencia, las empresas más afectadas, por este plan de liberalización, son la de sectores, tales como el eléctrico, carburantes o petroleras, comunicaciones….

En definitiva, el efecto liberalizador del sector carburantes, realizado, recientemente, por el Gobierno del Sr. Aznar, desembocó, no en una libre competencia de mercado, tal como se esperaba, por el contrario, lo que se consiguió fue generar un oligopolio de las empresas petroleras españolas y extranjeras, radicadas en España, que lejos de abaratar lo precios, de entrar en una guerra de libre competencia de precios y tenderlos hacia la baja, al parecer, adoptaron la política de acordar una paz de precios, es decir, todos ponemos iguales precios, no nos enfrentamos, no entramos en guerras inútiles y el que quiera circular en carro, pues que pague.

Inevitablemente, esto ha arrastrado a que el resto de los mercados de bienes de consumo, suban los precios, lo cuál, no ha beneficiado, en nada, a la economía española. La temida inflación, ha hecho presencia, de nuevo. En efecto, no cabe duda de que la Economía es una ciencia experimental.

De hecho, el ejecutivo español, ha reconocido la falta de liberalización, alcanzada en estos sectores, especialmente, en el de carburantes o petrolero.

Por todo ello, creemos que los hechos nos avalan en nuestros criterios. Los lectores, saben que venimos defendiendo, desde siempre, de que compartimos la existencia de libertad de mercado, de libre economía, de libre competencia….. pero, vemos, claramente, que esta libertad, este sistema de economía libre de mercado, no puede ajustarse, instantáneamente, a corto plazo, por sí sola, sujeta a la Ley de la Oferta y la Demanda. Es imprescindible que un ente la regule, en este periodo de tiempo. Este ente, sin duda, a nuestro juicio y a niveles macroeconómicos o nacionales, tiene que ser el Estado, por su propia razón de ser. Estimamos que Venezuela no es una excepción y este ejemplo, es plenamente aplicable a su economía.

No dudamos que a largo plazo, todo se ajustaría, por sí sólo, siguiendo esa Ley de Oferta y Demanda, pero, desde luego, a corto plazo, para que el ciudadano, pueda vivir, el día a día, para que las familias, como factores consumidores del sistema económico de cada nación, entre ellos, Venezuela y España, puedan subsistir y llegar a ese ansiado y temido, “fin de mes”, (económicamente hablando), es necesario, tomar medidas y a corto plazo. Tal es el caso que estamos exponiendo, real y cierto, como la vida misma.

Sin estas medidas, llámense liberalizadoras, reguladoras, de ajuste económico, pero, en definitiva, son medidas económicas, tomadas, a corto plazo, por el ejecutivo, en este caso, español, el mercado y la inflación no se pueden controlar, siempre, hablando, a corto plazo y orientadas a ajustar la economía nacional.

En consecuencia, alguien ha intervenido en la economía española, para poner orden, de inmediato, en los desajustes económicos que se observan y esto, a nuestro juicio, es extensible a todas las naciones que tienen libre economía de mercado y Venezuela está dentro de este conjunto, permítanos el lector, la insistencia en este tema.

Por ello, decimos que los hechos nos avalan. Porque la evidencia está ante nuestros ojos, no obstante, se puede negar la evidencia, pero ¿hacia donde nos conduciría esta negación?. No creemos que a nada bueno ni positivo. Más bien, a serios problemas socio-económicos, por nadie deseables.

Por ello, decimos, una vez más, que, a pesar, de lo desacreditado, que hoy día está el pensamiento keynesiano, él tenía razón, cuando decía, discrepando de las teorías económicas neoliberalistas: A CORTO PLAZO, TODOS MUERTOS (Ver nuestro artículo editado en VENEZUELA ANALITICA, con fecha 20 Junio 2.000, titulado LA EMPRESA ANTE EL MERCADO).

Finalizamos diciendo que, en consecuencia, el Estado, no sólo tiene razón de ser jurídica, también su razón de ser es la de velar por el bienestar social de sus ciudadanos. Y no entienda, por favor, el lector que con esto queremos establecer el llamado PAPA ESTADO, que todo lo previene, lo da… Sólo debe armonizar la economía, tal y como ya hemos dicho otras veces.

En definitiva, el sector público, tiene su razón de ser y el privado igual. Ambos tienen sus respectivas misiones sociales y tienen que existir, complementarse y trabajar en coordinación, para el bien de la nación a la que pertenecen.

Y todo desemboca en un denominador común: Crear riqueza, puestos de trabajo, cuidar que esa riqueza se reparta equitativamente y en suma, luchar contra la pobreza y el desempleo. Trabajar juntos por el progreso y expansión de la economía nacional. Esperemos, que Venezuela, emprenda ese camino, lo antes posible, en esta, su nueva andadura como REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.