Economía

Los chismes de la Corporación

Cuando una nación, o cualquier organización humana, avanza hacia el totalitarismo, lo primero que se riega como el agua por toda ella son los rumores. Cuando las decisiones que tienen que ver con el destino de la gente se toman por una cúpula, en nichos cerrados, sin que nadie tenga oportunidad de participar; cuando los trabajadores tienen miedo de expresarse libremente porque ponen en peligro su trabajo y su sustento, a la gente no le queda otra alternativa distinta que chismear.

Yo he querido asumir con terquedad el papel de vocero de los chismes que inundan al sector eléctrico. Sé que mi voz no llega tan alto como para contribuir a su democratización, pero al menos dejo sentado el descontento que impera en su interior. Por supuesto que me gustaría llamar a la reflexión a las autoridades para que entendieran que cuando se va a introducir un cambio que afecta a un colectivo, lo democrático es preguntarles a sus integrantes que piensan. Eso sí es participación.

Pues bien, los últimos rumores dicen que la Corporación Eléctrica de Venezuela se va a postergar. Parece que el sanedrín que elabora el decreto de su creación arrugó ante el cúmulo de problemas que se les presentaron. Yo prefiero decir que recapacitaron y entraron en razón, porque eliminar de un plumazo a todas las empresas eléctricas y concentrarlas en una sola, en medio de la situación actual del sector eléctrico, es una insensatez. Parece que la nueva propuesta será crear un Holding que coordine y dirija la acción de todas las empresas y que tenga como meta, eso sí, llegar a la Corporación en tres años.

Al menos es un respiro y permite que se tomen un buen tiempo para recapacitar. Ojalá que en este período se dediquen a sanear financieramente al sector, a depurar a Cadafe y a acometer los proyectos urgentes que se necesitan para no quedarnos sin luz en un par de años. Y al mismo tiempo que logren mantener la capacidad empresarial y profesional que siempre ha caracterizados al resto de las empresas del sector.

Los chismes también trasladan la fecha del anuncio al país al día del show por la inauguración del viaducto Caracas-La Guaira y especulan que la premura los obligó a olvidarse de algo tan complicado como la Corporación. Este hecho también da pie a una reflexión: mientras la revolución improvise de show en show, vamos directo al fracaso. El fondo siempre queda relegado ante el anuncio, el boato y el efecto mediático. Así resultan incontables los grandes proyectos sin ningún estudio previo que se transforman en promesas incumplidas. Esto me lleva a sugerir que inclusive el Holding lo debieran retrasar y someterlo a un debate en el que participen juristas, trabajadores, economistas, especialistas en energía y, sobre todo, los consumidores, que al fin y al cabo serán los dolientes de cualquier invento.

En definitiva, sirva esta nota como un llamado de atención sobre la forma soberbia y autoritaria en que se está manejando el sector eléctrico. Todo lo que aquí se ha dicho puede ser falso, al fin y al cabo no son más que rumores. A última hora cualquier llamada los puede meter en cintura y conducir a un resultado distinto. Hay que decir que, por ahora, y por suerte, la revolución no es monolítica. Algo de lo que debemos alegrarnos, porque cuando los totalitarismos se imponen inclusive los chismes se acaban. Si no pregúntenle a algún cubano a ver si se atreve a contar algo sobre su libertad. Así que, mientras se impida la participación de los dolientes de las decisiones, sean por lo menos bienvenidos los chismes.

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