Lo que ofrece Williamson
En un artículo reciente publicado en Finanzas y Desarrollo (Finance & Development, September 2003) y en analitica.com (2-9-03) en una versión en español, J. Williamson presenta una especie de retrospectiva sobre el llamado Consenso de Washington (privatización, disciplina fiscal, liberalización comercial, entre otras medidas), y con el cual se le ha asociado frecuentemente, no dejando de ofrecer un nuevo libro con esa especie de neoliberal cómodo que es P. P. Kuczynski (ex-ministro del equipo de Toledo en Perú). En realidad, Williamson ya era un académico de trayectoria, antes de que se la pasara a identificar con el Consenso de Washington y, en cuanto a este, se puede afirmar que lo que hizo fue estar en el lugar adecuado y a la hora adecuada pues, para el momento, era bastante lo que se había avanzado en cuanto a una propuesta sobre ajuste y estabilización para naciones como las de América Latina -que resumiera la posición de entre otros los organismos multilaterales, sin que ello significase, estrictamente, que fuese la posición de los EE.UU.-.
En cualquier caso, el balance de Williamson nos enfrenta a cuatro perfiles desde nuestra interpretación.
En primer lugar, acepta el autor lo que no han querido aceptar los neoliberales extremistas, y es que los resultados en América Latina, después de alrededor de tres lustros de reformas, son magros y puede afirmarse que inestables. Claro, siempre existirá la excusa de que el asunto es que las reformas no se hicieron adecuadamente o que hubo factores perturbadores. Lo que ni tangencialmente aborda el autor es el hecho de que la ejecución de planes de ajuste y estabilización, entrampó a la región latinoamericana en una ejecución viciosa de planes de ajuste y estabilización que la llevó -y la sigue llevando- a desatender la elaboración y ejecución de estrategias de crecimiento y desarrollo.
En segundo lugar, el autor nos enfrenta a la realidad de que se cometieron excesos, al recomendar medidas generales que podían haberse particularizado como fue el caso de políticas de liberalización de tasas de interés. Desde el mundo académico anglosajón, es fácil pensar en corregir después de tres lustros, aunque ello haya significado hambre, miseria o empobrecimiento para la región. En realidad, no hacia falta esperar tanto, pues ya para comienzos de los noventa existían suficientes advertencias sobre los cuidados que debía tenerse y hasta donde era inconveniente la generalización (en el campo de la liberalización del comercio esto es más trascendental que la dulzura expresiva de Williamson cuando afirma que “I acknowledged that there was a difference of view about how fast trade should be liberalized, but everyone agreed that this was the appropriate direction in which to move”).
En tercer lugar, Williamson ofrece un conjunto de medidas que en parte atañen a la atención de la problemática institucional, cambiaria y de los grupos menos favorecidos en la distribución del ingreso, que no representa mayor avance ante lo que son propuestas de parte de analistas latinoamericanos de diversas naciones en asuntos como pobreza y elaboración de estrategias de desarrollo. Basta revisar la literatura de organismos y Universidades de la región o de instituciones como UNCTAD.
Y, en cuarto lugar, el autor insiste en algo así como que ya debería olvidarse la expresión Consenso de Washington y pasar a usarse una nueva. Obviamente, como siempre se sabe hacer muy bien desde los ambientes donde se hacen este tipo de planteamientos, se infiere que, debería bautizarse, con nuevo nombre, es a la propuesta que hace el autor y que es desarrollada en su libro con Kuczynski.
Realmente, nada espectacular el análisis de Willianson.