Economía

La Ley prohíbe que Fonden compre bonos argentinos

1. Las declaraciones del Director, Armando Léon, a nombre del BCV, relativas a la legitimidad de las operaciones financieras de Fonden, parecieran las de un funcionario del Ministerio de Finanzas, en lugar de las de una autoridad monetaria, preocupada por la estabilidad financiera de Venezuela.

2. Argumentar que la compra de papeles de la deuda de Argentina por parte de Fonden es una operación legítima y rentable, adolece de dos errores fundamentales. En primer lugar, la Disposición Transitoria Décima de la Reforma de la Ley del BCV expresa que los recursos de Fonden “… solo serán utilizados por éste en divisas para el financiamiento de proyectos de inversión en la economía real y en la educación y la salud, el mejoramiento del perfil y saldo de la deuda pública externa, así como la atención de situaciones especiales”, por tanto, la Ley prohíbe que los recursos de Fonden se utilicen para financiar la cancelación de la deuda externa de Argentina, para apoyar las reservas internacionales del Banco Central de Argentina o para proveer de caja al fisco argentino, como efectivamente ocurrió, con los recursos del fondo. En segundo lugar, ciertamente la adquisición de bonos argentinos y notas estructuradas puede lucir como una inversión tentadora debido a las altas tasas de interés que devengan esas obligaciones. Lo que olvida Armando León es que Argentina acaba de salir de un default (incumplimiento) de su deuda al renegar de su pago, razón por la cual existen juicios pendientes en tribunales de los Estados Unidos e Italia, por parte de fondos de pensiones que se niegan a aceptar una pérdida de 70% en sus activos como consecuencia de la renegociación forzada de la deuda externa de Argentina. Además, cuando los fondos son públicos debe privilegiarse el criterio de la seguridad en lugar del de la rentabilidad de corto plazo, en vista del riesgo de esas operaciones con esos títulos. Un uso más provechoso de los recursos del Fonden hubiese sido la recompra de parte de la deuda externa de Venezuela, para con ello liberar al presupuesto de la carga que representa el pago de los intereses y el capital.

3. Extrañamente Armando León dice desconocer la adjudicación a dedo por parte del Ministerio de Finanzas, de parte de los bonos argentinos a ciertos bancos venezolanos, al tipo de cambio oficial, que luego fuesen transados en el mercado internacional al tipo de cambio paralelo. Eso sería admisible para un funcionario de segunda categoría pero no para un director del BCV, que debería contar con toda la información financiera sobre las operaciones de deuda pública.

4. Con relación a la petición del Presidente Chávez para que el BCV le entregue US$ 4.000 millones adicionales de las reservas internacionales, la respuesta de Armando León no puede más que sorprender. Al decir que “hay que evaluar esa solicitud” ello indica que efectivamente ese monto será entregado al Gobierno. Debe destacarse que la reforma de la Ley del BCV en su Disposición Transitoria Décima es muy clara cuando dice que la entrega de una porción de las reservas internacionales, US$ 6.000 millones, sería por una “única vez’”. Por tanto, sobre esta petición no hay absolutamente nada que analizar. Para que se pueda efectuar una nueva entrega de reservas del BCV tiene que reformarse la Ley, como seguramente ocurrirá en obediencia a la orden presidencial.

5. En la relativo a la política monetaria, Armado León y el Directorio del BCV no se terminan de convencer de que en Venezuela no puede haber política monetaria, en sentido estricto, toda vez que el BCV no controla ni la cantidad de dinero ni mucho menos la tasa de interés, en virtud de que el control de cambio actúa como si se tratase de una economía abierta, con tipo de cambio fijo e inmovilidad de capital. Actualmente en Venezuela la política monetaria la realiza Cadivi cuando entrega divisas y esteriliza la liquidez excedente de la economía. Es el efecto contractivo de la venta de divisas el principal instrumento de absorción de liquidez toda vez que contradictoriamente el BCV actúa como un creador neto de liquidez, en vista de su elevado endeudamiento y los intereses que debe pagar sobre su deuda.

6. En cuanto a la inflación, en verdad ésta ha venido disminuyendo. Lo que se discute es la razón de tal disminución. Ente 1997 y 2001 la inflación tuvo un comportamiento igualmente descendente debido al anclaje cambiario y luego rebotó en 2002 cuando se liberó el tipo de cambio. Dada la dificultad técnica para determinar las causas de la desaceleración de la inflación, la mejor prueba es liberar los precios y el tipo de cambio. Si las autoridades están tan seguras de que la inflación ha bajado sostenidamente ¿porqué no levantan los controles cambiarios y de precios? Aceptemos el desafío.

7. Es altamente cuestionable afirmar “que la economía venezolana se está moviendo hacia la estabilidad”. Utilizando cualquier medida estadística, la inestabilidad de la economía venezolana se ha incrementado en los últimos seis años. Cuando se calcula la volatilidad de la tasa de crecimiento del PIB y de la tasa de inflación se evidencia que Venezuela tiene la inestabilidad macroeconómica más alta de América Latina y durante el Gobierno del Presidente Chávez se registra igualmente la mayor inestabilidad económica de la Venezuela contemporánea.

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