Economía

La Independencia del Banco Central

La independencia de los Bancos Centrales es un tema que ha generado controversias, sobre todo en la década de los noventa, dentro del contexto económico y social de muchos países desarrollados. Esa es la razón por la cual existe actualmente una importante literatura científica en la materia. La autonomía de un Banco Central es la mejor condición de credibilidad de la política monetaria y de estabilidad de los precios del país al cual pertenece. Además, al proporcionar el medio más seguro para aislar sus medidas y acciones monetarias de los vaivenes políticos y electorales, dicha autonomía constituye una garantía de coherencia inter-temporal.

En la actualidad, se dispone del suficiente soporte estadístico que pone en evidencia, en casi todos los casos analizados, una fuerte correlación entre el grado de independencia del Banco Central y la estabilidad de precios. En efecto, la independencia reduce la tasa de inflación así como su fluctuación. En cambio, su relación con las otras variables o comportamientos macro-económicos, en particular con el crecimiento en términos reales y su variación, es mucho menos clara. Esta última es la razón principal por la cual un cierto número de economistas, influenciados por la coyuntura deflacionaria de los años noventa en Europa, haya cuestionado la legitimidad de una política fundamentalmente apegada a mantener la estabilidad monetaria y la independencia del Banco Central.

En efecto, al no coincidir sus objetivos, la presencia de elementos de conflicto entre un gobierno y su Banco Central es inevitable. Esto es particularmente cierto si ese gobierno persigue una política fiscal deficitaria y si el Banco Central se niega a imprimir moneda, sin que exista el debido respaldo en término de reservas reales adicionales, lo cual puede resultar en la acumulación de una deuda a niveles insostenibles.

De hecho, la independencia de los Bancos Centrales no debe entenderse como la adopción sistemática de una regla de comportamiento exclusivamente orientada hacia la estabilidad de los precios. Todos los institutos emisores persiguen varios tipos de objetivos, los cuales deben tener en cuenta, además de la tasa de inflación, la tasa de cambio y la de crecimiento económico. Según los períodos o ciclos económicos, ellos le dan preferencia a una de estas metas en detrimento de las otras. Por lo demás, la autonomía de un Banco Central reviste un carácter muy relativo, puesto que ella requiere conservar suficiente apoyo político, así como lograr que una parte mayoritaria de la opinión pública nacional e internacional calificada, comprenda y apruebe sus objetivos y, por ende, su acción. Desde ese punto de vista, las experiencias de los Estados Unidos y de los países integrantes de la Unión Europea, entre otros, ofrecen enseñanzas indudablemente valiosas. Ellas deberían servir, en la presente coyuntura, para enriquecer los conocimientos de nuestras autoridades políticas y económicas en esa compleja materia.

Luciano F. Reni B.es Ingeniero Químico, University of Oklahoma at Norman, 1958.
Doctor en Ciencias Económicas, Université de Paris IX-Dauphine, 2000
Investigador Asociado al EURISCO.
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