Economía

La economía venezolana en el primer trimestre de 2009

Más allá de las dudas razonables sobre la subestimación de la caída del PIB petrolero, las cifras del Banco Central de Venezuela muestran que la economía venezolana ha entrado en una fase de estanflación, es decir de estancamiento económico con inflación. Efectivamente, las tasas de variación porcentual anualizada del PIB situada en 0,3% y de inflación en 29,8%, sugiere la concurrencia de ese fenómeno infrecuente de la economía que actualmente se aprecia en Venezuela. Similarmente, los datos de la actividad económica muestran que ha concluido la fase expansiva que desde mediados de 2003 registró la actividad económica. Los sectores transables de la economía tales como el petrolero, minería y el industrial manifiestan una contracción significativa. En lo relativo a la demanda agregada, se destaca la fuerte desaceleración del consumo que tras haber crecido 10,7% en 2008 su aumento se ubicó en 1,4% en este trimestre. De igual manera, se observó un déficit pronunciado de la cuenta corriente de la balanza de pagos debido a las declinaciones de las exportaciones petroleras y no petroleras y al incremento inesperado de las importaciones. Las remuneraciones reales percibidas por los trabajadores acusaron una disminución de 5,3% debido al aumento de los precios.

Actividad económica y empleo

De todas las ramas que conforman el PIB, la de mayor peso es la petrolera con un 12% del total. Medida por la variación anualizada del Producto Interno Bruto (PIB), la actividad económica reflejó un aumento de 0,3%, con lo cual es evidente el estancamiento de la economía si se compara ese resultado con los trimestres previos. Específicamente, con relación al cuarto trimestre de 2008, la economía perdió 4,7 puntos porcentuales de crecimiento, con lo cual se acentúa la tendencia a la desaceleración que exhibe la economía desde el primer trimestre de 2007 como se pone de manifiesto en el Gráfico 1 cuando a los datos se le ajusta una tendencia lineal. Con estos resultados se aprecia que el estancamiento del primer trimestre de 2009 es el resultado más pobre en términos de producción desde que la economía comenzó a repuntar el cuarto trimestre de 2003. En el gráfico referido se puede cotejar un comportamiento claramente decreciente de la tasa de expansión de la economía, situación que refleja que lo ocurrido en el trimestre analizado no es atribuible exclusivamente a factores externos sino más bien al agotamiento del modelo económico basado en el impulso fiscal y al impacto de una combinación de shocks de oferta y de demanda presentes en la economía. El primero de ellos (shock de oferta) motivado en la severidad con la cual se ha manejado el suministro de divisas preferenciales al sector privado y el segundo (shock de demanda) en la contracción del gasto público en momentos en que ya la economía perdía dinamismo desde mediados de 2008. Con este comportamiento del PIB se hace virtualmente imposible la consecución de la tasa de crecimiento de 6,0% contemplada en la Ley de Presupuesto de este año.

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No obstante la opinión de que la información suministrada por PDVSA al BCV para la estimación del PIB petrolero minimiza los verdaderos niveles de producción de crudos y derivados, lo sucedido en la actividad petrolera evidencia dos situaciones: en primer lugar, la pérdida de eficiencia productiva al interior de la industria, reflejada en costos de producción crecientes y baja productividad y en segundo término, los efectos nocivos de los recortes de producción acordados en el seno de la OPEP, que para Venezuela implicó dejar de producir aproximadamente 270.000 barriles diarios, lo cual significa un cumplimiento de 75% de la restricción de producción, según ese organismo.

Respecto a la economía no petrolera, la información no hace sino corroborar el peligroso deslizamiento que ya se venía evidenciado, en particular en la producción manufacturera. Con la disminución del PIB industrial de 1,1% se ratifica que la política que ha aplicado el gobierno basada en el control de los precios, el anclaje del tipo de cambio, la ocupación de fábricas y en general un clima de hostilidad hacia ese sector, necesariamente tenía que expresarse en un menor nivel de producción de la industria.

Esta merma refleja que, adicional al problema de la contracción de la demanda, existen limitaciones en la capacidad de producción debido a la falta de inversión, entre otras razones por la caída de la rentabilidad. En esas condiciones se afecta el nivel de ocupación de calidad en tanto que esa actividad suele generar empleos productivos y bien remunerados. Adicionalmente, se contrae la capacidad exportadora no petrolera, con su incidencia negativa sobre el sector externo de la economía, toda vez que los bienes a ser transados en el mercado mundial se forman a partir de la producción industrial. Es de destacar la importante declinación de las actividades que generan bienes transables, es decir aquellas que producen bienes que son objeto intercambio a nivel internacional. Con las contracciones experimentadas por el petróleo, la minería y la industria se confirma el efecto desfavorable de la política de anclaje cambiario, en especial sobre la producción manufacturera.

Desde el punto de vista de la demanda agregada, se nota una severa pérdida de dinamismo de su componente principal, el consumo, que de haberse expandido 10,7% en 2008 su aumento porcentual alcanzó 1,4% en el trimestre reseñado, como expresión de la disminución del poder adquisitivo de los hogares.

En lo relativo a la tasa de desocupación, ésta acusó una leve disminución al pasar de un promedio de 8,4% en el primer trimestre de 2008 a 8,1% en igual lapso de 2009. Este resultado llama la atención toda vez que no pareciera haber correspondencia entre la caída de la actividad económica petrolera y no petrolera por una parte y la reducción de la tasa de desempleo, por la otra. Apartando la falta de credibilidad en las cifras, pudiese estar ocurriendo que la tasa de desocupación es un indicador atrasado de la actividad económica, con lo cual es de esperar un aumento de la tasa de desempleo en los próximos meses, en el caso de que la actividad económica no se reanime.

Inflación1

Al cierre del primer trimestre de 2009, la tasa de inflación del Área Metropolitana de Caracas se situó en 29,8%, mayor al 26,3% registrada en similar período de 2008, como se aprecia en el Gráfico 2, situación ésta que permite aseverar la imposibilidad, una vez más, de que el gobierno cumpla con la meta de inflación de 12% establecida para 2009.

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En ausencia de una política monetaria encaminada al combate de la inflación, el alza de precios debió ser superior a observada. Sin embargo, sobre la dinámica de los precios están privando los siguientes elementos. Primero, la retracción de la demanda de bienes de consumo y segundo las regulaciones administrativas de precios que han impedido el traspaso de la depreciación del tipo de cambio promedio y la inflación a nivel de mayorista de los bienes importados a los productos finales que forman parte del IPC. Con todo, la tasa de inflación se mantiene elevada en un contexto en que la economía mundial está signada por tasas de inflación excepcionalmente bajas y en algunos casos por deflación.

En una situación de debilidad de la demanda de consumo resulta difícil ajustar los precios al alza, más todavía en un contexto de un ajuste fiscal que se ha expresado en recortes del gasto público en términos nominales. Similarmente, la acentuación de los controles, que en los hechos ha significado el congelamiento de los precios de ciertos bienes, y la aplicación de rigurosas sanciones también ha contribuido a la moderación de los aumentos de precios pero al costo de aumentar la escasez, limitar la variedad y constreñir la rentabilidad de los productores.

Remuneraciones

El concepto de remuneraciones utilizado por el BCV tiene la ventaja de incluir, además de los sueldos y salarios, otros componentes tales como los bonos de alimentación y transporte, utilidades, horas extras, entre otros. De esta forma se mide adecuadamente la percepción de ingreso por parte de los trabajadores. De acuerdo con ese indicador, al concluir el primer trimestre de 2009 las remuneraciones nominales se incrementaron 22,6%, cifra que se compara negativamente con la tasa de inflación, la cual alcanzó a 29,8%. Así, se ratifica el comportamiento observado en el primer trimestre de 2007 cuando las remuneraciones nominales devengadas aumentaron 14,8% mientras que los precios crecieron 19,1%, tal como se deduce del gráfico 3.

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Con estos resultados es evidente el deterioro que experimenta el poder adquisitivo de los asalariados, lo que se refleja en la debilidad ya comentada de la demanda agregada. Como elemento subyacente de esta tendencia está las elevadas tasas de inflación, las cuales no compensan los aumentos nominales de sueldos y salarios y otras asignaciones que reciben los asalariados.

Balanza de pagos y tipo de cambio

El significativo déficit de la cuenta corriente obedece a la pronunciada disminución de los ingresos petroleros y a un aumento de las importaciones. Desde el cuarto trimestre de 2001 no se observaba en Venezuela un saldo deficitario en las transacciones corriente. Es igualmente notable la contracción de las exportaciones no petroleras, las cuales se han situado en su mínimo histórico en veinte años. De hecho las exportaciones no petroleras de Venezuela están desapareciendo como lo evidencia la declinación de 55,8% en el primer trimestre de 2009, hecho que resalta la vulnerabilidad externa de la economía. Las importaciones aumentaron 2,8% motivado en el mayor gasto del gobierno en bienes externos, no obstante la restricción en la entrega de divisas al sector privado.

Como es notorio en Cuadro 1, se ha configurado una situación de deterioro del sector externo de la economía a lo que se agrega el funcionamiento de un sistema cambiario que si bien es cierto castiga las importaciones no promueve las exportaciones. En efecto, la coexistencia de una tasa de cambio oficial con una paridad fija desde marzo de 2005 y una cotización de la divisa en un mercado paralelo informal con un valor que excede en más de 200% la tasa oficial, constituye una distorsión que habrá de corregirse más tarde o más temprano, porque no es admisible que el dólar estadounidense tenga dos precios sin que ello cause una perturbación en el funcionamiento de la economía.

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Los exportadores de bienes no petroleros deben adquirir parte de sus insumos y materias primas con divisas en el mercado pero sus exportaciones son tasadas al precio del dólar oficial, hecho que claramente refuerza el sesgo antiexportador de la política cambiaria. Durante el trimestre en referencia, la presión de la demanda represada ha llevado a la tasa de cambio paralelo a escalar hasta niveles que han ampliado la brecha cambiaria lo que propició que el gobierno interviniera en ese mercado mediante un esquema poco transparente consistente en la oferta de divisas de entes públicos que están obligadas a transar sus divisas en el mercado oficial.

En tanto que la inflación en Venezuela se modera en su ritmo de crecimiento, la que registran los principales socios comerciales de Venezuela se reduce significativamente de lo que resulta una mayor apreciación del tipo de cambio real oficial. A ese tipo de cambio, son contados los productos transables de Venezuela que pueden competir con los bienes importados. De esta manera, el régimen cambiario se convierte en un elemento que restringe las posibilidades de crecimiento de la economía.

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Nota sobre las estadísticas macroeconómicas del BCV

El BCV ha sido y es el principal y más confiable proveedor de estadísticas económicas de Venezuela. Para ello ha seguido el BCV un patrón uniforme y universalmente aceptado como lo es el Sistema de Cuentas Nacionales de las Naciones Unidas, edición de 1993. Sin embargo, lo que ese sistema no puede considerar es estadísticas primarias manipuladas o mal elaboradas. A propósito de la ampliación del dominio del Estado en la economía y la precariedad operativa y gerencial en que se encuentra la industria petrolera nacional, ello obliga a una revisión metodológica de la información primaria empleada por el ente emisor en sus estimaciones, debido a la importante la incidencia de ese renglón en la economía nacional.

Actividades claves para el cálculo del PIB tales como el petrolero, la manufactura, el comercio, las comunicaciones, la provisión de servicios del Gobierno Central y el sector financiero, en buena medida dependen de la información primaria proveniente de las empresas del Estado. De esta manera puede estar ocurriendo un manejo o recopilación inapropiada de la fuente básica que produce las estadísticas, que posteriormente al llegar al BCV para su procesamiento y elaboración de las cuentas macroeconómicas podría traducirse en el hecho de mostrar una cuantificación de la actividad económica que no se corresponde con la realidad o con otros indicadores. Esto parece ser muy evidente en los siguientes casos: la producción de petróleo cuyas cifras PDVSA no edita oportunamente, con lo cual debe recurrirse a fuentes secundarias, la producción de acero por parte de Sidor y de cemento, las ventas de Mercal, donde las cifras de producción o dejaron de publicarse o son inexistentes y lo mismo sucede con la generación de electricidad donde sencillamente la información pública desapareció con las estatizaciones de las empresa privadas. El caso de la gestión financiera del Gobierno Central, información básica para elaborar el PIB del Gobierno General, ella tiene retrasos considerables que impide al analista aproximarse al cálculo que realiza el BCV. Esto sugiere que el BCV pudiese estar procesando información que ha sido compilada de forma inadecuada por gerentes de esas empresas quienes al no tener que rendir cuentas o presentar balances debidamente auditados no tienen incentivos para mostrar la situación financiera de esas empresas.

En el caso del petróleo valga las siguientes apreciaciones contenidas en el cuadro siguiente:

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En la contabilización del PIB petrolero dos factores son importantes, primero y fundamental, las cantidades producidas y el precio para obtener el valor de la producción. Debido a que PDVSA no publica las cifras del primer trimestre, del valor de las exportaciones se obtiene de forma indirecta el comportamiento de la producción al estimarse los volúmenes exportados asumiendo una cantidad fija de consumo interno. Ello sugiere que tanto el efecto caída de la producción como la incidencia del precio cuando se construye un deflactor, ponen en evidencia que la contracción del PIB petrolero debe ser mayor que el 4,8% estimado por el BCV con las cifras de PDVSA de lo cual resultaría una disminución del PIB total, debido a la ponderación de esa actividad. Por ello, al no estar correctamente contabilizado el PIB petrolero, obviamente la estimación del PIB total igualmente presenta un sesgo, el cual arroja serias y justificadas dudas no sobre la capacidad técnica del BCV para confeccionar las cuentas macroeconómicas y la balanza de pagos sino más bien acerca de calidad de las estadísticas provenientes de empresas del Estado que no cumplen con los patrones de fiabilidad para alimentar la estimación de las variables económicas.

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