La economía política del neoliberalismo bolivariano en Argentina y Venezuela
1. Neoliberalismo o socialismo bolivariano: endeudamiento insostenible
El Presidente Chávez culpa al neoliberalismo, en sus acostumbradas arengas anticapitalista y antimercado, por lo ocurrido en Argentina, aunque en honor de la verdad la causa de la contracción económica, desempleo y pérdida del ahorro de la gente que condujo a los saqueos y a la protesta de la clase media están en la carencia de capitalismo, particularmente desde la segunda presidencia de Menem, provocado por el sobreendeudamiento del Estado Argentino, ocurrido a raíz de la negociación política entre gobierno, mandarines peronistas y la oposición para permitir la reelección de Menem; un acuerdo aderezado con gasto público deficitario y financiado con nuevas deudas.
En otras palabras un acuerdo político, convertido en una especie de “polítical bailout” daba al traste con los alcances económicos de la primera mitad de la década de los noventa, lo que disminuyó la capacidad financiera del país para ajustar y acoplar el efecto negativo de la crisis asiática, rusa, y la maxidevaluación del real brasileño.
De esta manera; la deuda pública Argentina crecía un 55% desde 1996, por lo que cualquier mortal no desprevenido, podía prever sin mayor dificultad el marco de insostenibilidad fiscal que generaba los altos intereses y los impuestos que esos endeudamientos imponían. En perspectiva y en el mediano y corto plazo, la ruptura de las reglas fiscales implicaba que la gente al ver el claro peligro que la convertibilidad – que fijaba la tasa de cambio respecto del dólar, quebrara precisamente por el rompimiento de las reglas fiscales en la que se sostenía el régimen cambiario y la desinflación, por lo que no le ofrecía a la gente otra alternativa que colocar sus ahorros a buen resguardo, es decir sacar sus capitales y el ahorro fruto de su trabajo; por cierto, lo mismo que vienen haciendo los venezolanos desde hace tres años, desde el comienzo del “proceso revolucionario”.
2. Impuestos, altas tasas de interés y la expectativa de devaluación
El temor de la gente, es necesario acotarlo, emerge cuando la contabilidad fiscal no es sustentable, o bien por ello ocurra como consecuencia de una caída del ingreso fiscal; o por expansión desmedida del gasto sin que existan fondos no inflacionarios para financiarlo; o por insostenibilidad del la deuda pública, cuyo pagador final, el contribuyente, entiende que tasas de interés se incrementan por la presión y desplazamiento de fondos y ahorro privado que en lugar de ir a la inversión productiva se dirige a la obtención de renta en la adquisición de bonos públicos, cuyos intereses suben precisamente para estimular su colocación y por contracción de la liquidez disponible.
Los gobiernos malos suelen culpar del alza en las tasas de interés al sistema bancario, pretendiendo hacer ignorante al público, que sabe que el crecimiento de la deuda interna denominada en moneda nacional presiona al alza en las tasas porque captura el excedente monetario para financiar el gasto del Estado. Este fenómeno, cuyo efecto real, se conoce como crowding out fue lo que ocurrió en los últimos años en Argentina, y que por comparación es necesario que se sepa ocurre en Venezuela, pese al boom petrolero, desde hace más de dos años. Las altas tasas de interés en Venezuela de estos días y la presión existente al alza que ya se siente, y que ameniza a contraer aun más la economía, son expresión del elevado endeudamiento del Estado venezolano.
3. El impacto real en la gente: quiebra, inflación y desempleo
En Argentina, la gente no se equivocó, el gobierno ahora licua sus pasivos, desmontó la convertibilidad, devaluó y se dirige a la hiperinflación buscando dinero para financiar deficitaria e inflacionariamente los puestos de trabajo ofrecidos por los mandarines peronistas de turno. Esta película ya había sido vista por los argentinos en el pasado no muy lejano, de allí la reacción sostenida de extraer sus ahorros para colocarlos en entornos sin la inflación abrasiva que ya se siente en Argentina.
Como se observa claramente, mucho estado y poco mercado es el rumbo de la crisis Argentina, en otras palabras, poco neoliberalismo y mucho estatismo y socialismo. Que tiene esto de parecido con Venezuela? Pues mucho, aunque algunos puedan sorprenderse, y pese a que el Presidente Chávez distorsione los hechos, aunque queda la esperanza que el diagnóstico equivocado que le hicieron sus asesores, pueda al final no creerlos. Desde esta tribuna le sugiero que deseche esos supuestos, porque Venezuela marcha rauda hacia un escenario similar, si no se toman las medidas de rigor.
En Venezuela, la deuda interna crece cuatro veces en tres años para alcanzar – incluida la deuda implícita de la reforma laboral y otras deudas no documentadas pero que el Estado sirve, paga y documenta día a día – cerca del 15% del PIB; sin contabilizar todavía el endeudamiento aprobado para el Presupuesto de este año, y que ha hecho que el servicio de la deuda interna supere el de la externa, no solo en magnitudes negativas sino por el costo financiero de los fondos que el gobierno obtiene en el mercado de capitales al colocar sus bonos públicos.
A este fenómeno hay que agregar la curiosa heterodoxia financiera del gobierno – y del cuerpo legislativo, la Asamblea Nacional- de permitir que el FIEM “ahorra” al 3% y el gobierno dueño del FIEM se endeude al 20%!!! Por supuesto que en el neto no hay ahorro, sino la ilusión monetaria, insostenible en el corto plazo, de fondos disponibles para el período de vacas flacas.
4. ¿Un escenario heroíco para Venezuela?
La caída del ingreso petrolero por precios menores del petróleo unida a la caída del ingreso fiscal interno no petrolero, ambos sobreestimados en el presupuesto, exigirá del gobierno un fuerte recorte del gasto, lo es en cierto modo un purgante político particularmente en un entorno institucional donde el consenso social ha sido sustituido por la lucha de clases; o ir a una devaluación, o continuar con el masivo endeudamiento, esto último elevará aun mas las tasas de interés induciendo mayor contracción económica, desempleo, lo cual sin duda alguna abonara la inestabilidad política proyectada para este año, y que se sabe tiene su origen en el esquema de luchas de clases con que el gobierno ha querido resolver los problemas políticos que genera la “revolución bolivariana”.
De manera que es fácil diagnosticar que en lo económico y financiero, en Venezuela se replica el libreto argentino. La revolución, un proceso financiera y económicamente costoso expande la deuda publica, eleva los intereses y exacerba el riesgo país, esto último, aliena el ingreso de capitales que un momento dado puedan recomponer el déficit esperado de 7-8% del PIB en la balanza de pagos por caída de exportaciones petroleras y no petroleras y por la copiosa y masiva salida de capitales que se mantiene desde el inicios de la “revolución”. Este fenómeno que el Presidente llama neoliberalismo, pero que no es, es el que llevó a Argentina a su crisis y amenaza hacer lo mismo con Venezuela.
5. ¿ Devaluación, default y crisis financiera: hay otras salidas?
La solución para Venezuela, como en Argentina, aunque estos la desecharon por los enormes intereses políticos acumulados por los mandarines peronistas, es política. Se requiere un recorte fiscal en 6-7% del PIB para crear un fisco sostenible, lo cual exigiría de cierta gimnasia política del consenso – un ajuste fiscal encrespara ánimos en la clientela política del gobierno, ministros, militares, gobernadores y alcaldes tanto del gobierno como de la oposición – que el Presidente no práctica, si no, tendremos escenario heróico: devaluación, control de cambios y default del exclusivo récipe bolivariano.
Pero los errores que cometió De la Rua al proponer más impuestos para saldar las cuentas fiscales, y que impulso mas las salidas de capitales en ese país, los esta cometiendo ahora el gobierno del Presidente Chávez –siguiendo el libreto al pie de la letra- incrementando los impuestos e imponiendo nuevos impuestos. Los impuestos al lujo, y el débito bancario, estimularan las salidas de capitales, la desinversión y la descapitalización, acentuando más el marco contractivo que ya atrapó la economía venezolana.
6. Pax y progreso: reversión del proceso “revolucionario”
Las salidas existen, aunque algunas de ellas implican requieren el pago de la factura de costo político.
· Un recorte del gasto público, impedirá la descapitalización de PDVSA, fenómeno que estaría ocurriendo para drenar al fisco el dinero “ahorrado” por PDVSA en el FIEM.
· El recorte del gasto público impedirá la explosión de la bomba de la deuda publica, con lo cual se evitaría el masivo endeudamiento ( de 8 mil millones de dólares en bonos públicos nacionales) y el debilitamiento del sistema financiero como ocurrió en Argentina, y que requirió de la congelación de los depósitos;
· además que permitirá ajustar el gasto del estado en un año donde se registrara un severa caída de reservas internacionales (incluidas las divisas del FIEM) para cubrir el déficit en la balanza de pagos que se generara por reducción de las exportaciones petroleras y no petroleras y por la continúa salida de capitales que ha inducido la “revolución bolivariana”.
Por supuesto que no solo con un recorte del gasto público se conjura una crisis como la que pudiera ocurrir en Venezuela en el corto plazo, hará falta un programa macroeconómico consistente que permita:
· darle viabilidad financiera a las finazas públicas y al gasto del Estado,
· y más importante, una reversión de la revolución de manera de espantar los temores por la cubanización – léase estatización y debilitamiento de los derechos de propiedad – y
· hacer retornar la confianza y con ello los capitales, de manera que la economía, eventualmente pueda iniciar una senda sostenible de crecimiento.
Liberar y eliminar la restricción política que impone la “revolución bolivariana” es fundamentalmente necesario para reencontrar el progreso económico, la paz ciudadana y la tranquilidad social.