La economía no es capitalista ni socialista
La economía es esencialmente una actividad humana que consiste en intercambiar bienes y servicios en tal forma que todos los que intercambian se beneficien—sin importar que sea a través del primitivo trueque o a través de medios más modernos como el dinero en cualquiera de sus diferentes formas (sal, conchas marinas, tabletas de arcilla, metal, papel, plástico o electrónico). El objetivo principal de toda economía es satisfacer una necesidad—que en el argot económico se denomina demanda—ya sea una forma de alimento, un corte de cabello, un pasaje para transportarse de un lugar a otro, o alguna forma de entretenimiento; como por ejemplo el deporte, el circo, el teatro, el cine, la televisión, los juegos de video, etc., etc. Ante la existencia de la necesidad de bienes y servicios, surgen espontáneamente los proveedores, ejerciendo la actividad que en el argot económico se denomina oferta—y los estudiosos de esta actividad humana, han descubierto que existen leyes que interrelacionan a la oferta con la demanda, dando como resultado la aparición de lo que se denomina valor o precio. Mientras más escaso sea un bien o servicio, más alto será su valor o precio; inversamente, mientras más abundante sea, menor será éste. Cuando los seres humanos comienzan a hacer juicios morales sobre cuáles bienes y servicios deben ser permitidos en el intercambio económico; cuáles cantidades deben ser distribuidas colectivamente o per cápita—y si existe la necesidad de restringir el número, o certificar previamente a los proveedores, o incorporar o no a los gobiernos como proveedores, y establecer normas de calidad que deben ser observadas so pena de sanciones, se crean todo tipo de distorsiones en el intercambio de bienes y servicios, algunas con tintes ideológicos, que convierten a la economía en un asunto sumamente complejo—además de que todo gobierno interviene por medio de los impuestos, tasas y tarifas, para llenar sus arcas con una “razonable” porción de la riqueza que es creada por el intercambio económico. Pero se trate de una hogaza de pan, una medida de sal o azúcar, o una dosis de heroína, cocaína o hachís; o cualquier servicio o bien mueble o inmueble, las transacciones económicas son fenómenos humanos naturales, que son totalmente independientes de las ideologías y se rigen por sus propias leyes de la oferta y la demanda.