La economía: Después de Chávez qué ?
Que es “ chavismo” en lo económico?
La expresión ”económica” del fenómeno político llamado “chavismo”, no está muy distante de la visión colectivista y estatista que adornó ideológicamente las versiones sobre la economía de la socialdemocracia y socialcristianismo de la segunda mitad del siglo pasado.
La revancha ideológica enmarcada en la revolución bolivariana tipo «chavista» representó un retorno a la ortodoxia marxista-post-keynesiana que coloca al Estado al centro de la actividad redistributiva, no solo por (re)distribución de ingreso vía impuestos, sino por la presencia del Estado como productor y distribuidor de bienes de toda índole, asumiendo actividades económicas que representan derechos de propiedad privada o ejercicio pleno de libertades económicas.
En otras palabras, una redefinición por vía de una mayoría política, que ejerce una dictadura de mayorías, de bienes privados por bienes públicos. Así el mercado es enajenado de algunas relaciones económicas básicas, para dar paso a la discrecionalidad redistributiva de la nomenclatura política, dominio institucional del capitalismo de Estado.
En esa ecuacion histórica el sistema económico se caracteriza por la subsidiariedad tanto del mercado como de la defensa de los derechos de propiedad; el estado de derecho es esencialmente una función del interés colectivo, social, socialista, y los derechos individuales estan sujetos en ultima instancia al derecho social. La nueva constitución de Venezuela es en tal sentido un producto bien acabado en ese contexto normativo estatista, por demás muy acorde con la cultura socializante que reproducen las elites venezolanas.
El orgasmo rentista: estatismo y socialismo
En aquellas economías donde la propiedad estatal define la base de sus recursos fiscales, como la venezolana, dada la estatización de la renta petrolera, la manifestación política de ese sistema económica se realiza a través de los mecanismos rentistas. Las instituciones son capturadas o bien por intereses corporativos políticos, como la que representa la clase política dominante, o intereses económicos particulares, el objetivo en ambos casos es la captura de renta sin compensación, es decir, por intermedio de transferencias inducidas por posición de domino, político y económico, como se ha mencionado.
Esa reversión histórica hacia un régimen económico dominado por el estado y la política del rentismo se ha ejecutado a través de un complejo entramado constitucional y legal que relegó al mercado a una actividad subsidiaria en el mecanismo de distribución de ingreso. Previo a la revolución bolivariana, las cosas no lucían muy diferentes a la formalidad revolucionaria de estos anos, sin embargo las normas no formales del mercado y la propiedad privada prevalecían en base a costumbres y usos, un capital social hoy perdido.
Controles o mercados: los falsos dilemas
Los controles de precios constituyen el desideratum inevitable que reproduce la ilusión redistributiva que ingenuamente cree que los controles y la manipulación del mercado evitarán el crecimiento de la pobreza. Esta perversión ideológica lleva a la clase política a confundir conceptos tan distantes y distintos como desigualdad y pobreza, creyendo que lo segundo es consecuencia de lo primero.
La existencia de esa red de leyes y normas definen un híbrido económico centrado en la inversión del estado y no de la gente, en conjunto con una cultura política redistributiva popular entre elites políticas y económicas emerge como la restricción fundamental político e institucional para alcanzar un crecimiento económico sostenible en el largo plazo.
Estas restricciones institucionales, suerte de callos ideológicos se levantan como prejuicios y barreras culturales al crecimiento, porque deja de lado que el esfuerzo creador para un crecimiento económico sustentable depende de la inversión de la gente, de reglas de juego claras y de un disfrute a plenitud de las libertades económicas, instituciones estas sin las cuales no habrá crecimiento económico sustentable.
Transición post-revolucionaria y los riesgos de replicar al chavismo -light
En tal sentido, la transición post-revolucionaria o post-chavista requerirá no solo de la sustitución del poder político, sino de cirugías costosas de tipo legal y constitucional para rescatar el capital social depreciado que permita reconstruir la confianza institucional que exige una economía de mercado para operar. Sin un retorno a esa confianza y sin el establecimiento de reglas de juego muy claras en términos de un marco jurídico que busque la defensa de los derechos de propiedad y consagre a los contratos como los actos de una economía de mercado, se corre el riesgo de replicar el manto de descapitalización que hemos conocido en estos anos de revolución bolivariana.
Sin estos fundamentos muy claramente constituidos y con el peso y rigor del «rule of law» no será posible alcanzar dimensiones económicas que fragüen crecimiento económico sustentable en largo plazo necesario y suficiente para lograr una mejora continua del nivel de vida de los venezolanos. Se corre el riego de replicar en versiones más ligeras –light- de una proyección chavista sobre una especie de socialismo democrático; en otras palabras, es necesario luchar contra la tentación que pueda reproducir versiones más suaves de socialismo o estatismo, con el negativo efecto que ello tendrá sobre la economía y el nivel de vida de la gente. Más allá es necesario advertir al hecho tangible de un país postrado al paternalismo, a la costumbre inveterada por la demagogia de la izquierda socialista, dura o suave, paridora de un estado benefactor y empobrecedor que nos llevo a esta aventura revolucionaria.
Qué hacer?
El esfuerzo en el periodo post-revolucionario que tenemos frente a nosotros está en el diseño de políticas públicas destinadas a darle calidad a las instituciones fundamentales para el crecimiento, el mercado y la defensa de los derechos de propiedad. Sin ellos, no será posible que los venezolanos se metan la mano en sus bolsillos para invertir en el país sin correr el riesgo de que su trabajo y ahorro sea confiscado por la inflación, los impuestos y el debilitamiento de los derechos de propiedad, fenómenos estos causantes del intenso proceso de descapitalización que se vive en estos anos de revolución.
Las propuestas en lo económico dirigidas a alcanzar un acuerdo nacional para un crecimiento sustentable en largo plazo requerirá de esos cortes institucionales, -especie de cirugías constitucionales mayores- que definan claramente el régimen de defensa y protección de los derechos de propiedad y al mercado como mecanismo de arbitraje por excelencia, en el objetivo institucional de reducir los costos de transacción asociados al debilitamiento de los derechos de propiedad y la deformación redistributiva del estado – y la política- rentista criollo que impiden que la economía tenga fuentes y fuerza para crecer sostenidamente. La actividad redistributiva del estado, que se mantendrá por algún tiempo, deberá centrarse en programas sistemáticos de seguridad social donde la participación del ahorro previsional individual constituye la base de la redistribución del ingreso a los sectores menos favorecidos.
La enseñanza de estos años de paroxismo redistributivo «chavista» nos define las limitaciones del Estado rentista; representadas por la acción de un gobierno que habiendo recibido en cinco años la cuarta parte ( ciento diez mil millones de dólares de un total de cuatrocientos cuarenta mil millones de dólares) del ingreso fiscal petrolero acumulado en los últimos cuarenta y dos años, muestra un grotesco crecimiento de la pobreza y un mediocre performance económico, no solo por los errores macroeconómicos cometidos en la gestión fiscal y monetaria, sino por el impacto negativo redistributivista de una acción de gobierno dirigida a descapitalizar la economía nacional.