La Dirección General de Economía y Cooperación del MRE
Tal como se señala hace unos días en la Gaceta Oficial y en el marco de la nueva reestructuración del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, fue eliminada del organigrama funcional la Dirección General de Economía y Cooperación. Esa unidad fue una pieza clave de la diplomacia venezolana por muchos años. Siempre se considero que la agenda temática bajo la responsabilidad de esa Dirección General era muy importante en el desarrollo de la política exterior del país. Desconozco los criterios aplicados en esta oportunidad en el nuevo cuadro organizativo, pero entendería que suficiente evaluación y análisis se efectuó con aras a garantizar una adecuada reingeniería de nuestra Institución Diplomática y que la amplia gama de temas de la agenda internacional que cubría esa Dirección se le harán seguimiento con una visión integral.
No quiero dejar de pasar este hecho de la burocracia sin dejar un recordatorio, un testimonio, sobre la importancia que tuvo esa unidad de la cancillería venezolana a lo largo de los casi treinta años de existencia. En mi caso , esa Dirección me genera gratas memorias y sentimientos, especialmente porque en ella inicie mi recorrido por la Diplomacia Venezolana y además porque tuve el honor de haber servido como su Director General entre Septiembre del 2001 hasta Febrero del 2005. Me correspondió en varias ocasiones, trabajar en esa dependencia y con distintas responsabilidades de acuerdo a la jerarquía diplomática alcanzada a lo largo de los años. No conozco mejor manera de ser eficiente cuando se adquieren responsabilidades que haber tenido en el tiempo la oportunidad de acumular experiencia.
Fueron sus fundadores, si mal no recuerdo cinco diplomáticos y un aspirante, quien suscribe, por allá en Febrero del año 1978 .Daba mis primeros pasos en la Cancillería bajo la Dirección de un excelente Diplomático y negociador como lo fue el Embajador Francois Moanack Vahlis, un hombre de una gran trayectoria y experiencia Diplomática. En una conversación que sostuve recientemente en Grenada con George Brizan, un respetado intelectual Caribeño y ex primer Ministro de ese país , al enterarse por mi intermedio de la desaparición física de Moanack, me comento, que en su opinión fue el hombre que logro poner a Venezuela en el mapa del Caribe angloparlante. Es precisamente, al Embajador Moanack, en tiempos de Simón Alberto Consalvi como Canciller , que se le encomienda la tarea de crear esta Dirección cuyo objetivo inicial era, fundamentalmente, el seguimiento la cooperación Internacional de la cual era receptora Venezuela para la época, así como desarrollar los incipientes programas de cooperación que tenia Venezuela con otros país como el PROCA, (Programa de cooperación con el Caribe), pionero entre otros tantos programas de cooperación que se han desarrollado a lo largo de tantos años. Formamos parte de su equipo inicial Leonardo Azparren Jiménez, Dalia Pan Dávila, Zaida Quintana, Luis Rafael Pereira y Olga Marina Nava.
La incipiente Dirección que se crea inicialmente como Dirección General Sectorial de Cooperación Internacional, estaba situada en un oscuro costado del segundo piso de la casa amarilla. Desde su fundación hasta estos últimos tiempos la misma fue transformándose y ampliándose en cuanto a responsabilidades temáticas y convirtiéndose realmente en una de las columnas fundamentales de la Cancillería Venezolana conjuntamente con la Dirección General de Política Internacional. Como muchos lo percibieron, en algún momento, la Dirección General de Economía y Cooperación junto a sus diferentes dependencias, las direcciones del Cooperación, Economía y Cooperación con el Caribe y Centroamérica, divisiones del transporte y del ambiente, se convirtieron en verdaderas escuelas de formación de nuestros cuadros diplomáticos. Por años la dirigieron funcionaros de carrera con excelente reputación profesional, muchos de ellos formados en esa misma dependencia a lo largo de los años. Recuerdo entre otros, a los Embajadores Amry Touron, Freddy Christians, William Larralde, Vicente Vallenilla, Lisan Stredel, Pedro Camacho, Carlos Bivero, Mario Guggliemeli. Más recientemente otros Embajadores y diplomáticos que han ocupado cargos directivos como Héctor Azocar, Luis Niño, Marisol Black, María Eugenia Marcano, Gerson Revanales, Hernani Escobar(padre), Alfredo Michelena, Carlos Fraino, Angela Salazar, Lourdes Molinos, entre tantos otros funcionarios más jóvenes que se suman a lista de expertos que han dejado su huella en el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exterioresy que han sido un acervo como capital humano de la diplomacia venezolana.
El manejo de la compleja agenda internacional, el desarrollo de la capacidad de negociación, así como la capacidad de desarrollar los programas de cooperación internacional marcaron y sensibilizaron a varias generaciones de jóvenes que se formaron en esa Institución sobre la importancia de la solidaridad internacional y de la responsabilidad Internacional compartida. La joya de la corona de la Diplomacia Venezolana, que son los Institutos Culturales y de Cooperación en el Caribe (IVCC) se originó precisamente en esas dependencias. Aun siguen como baluartes de la cooperación solidaria y vehículos de la interrelación entre los países del Caribe y Venezuela. Son esos institutos en su mayoría los mayores generadores de vínculos con los pueblos del Caribe anglófono especialmente.
Durante los años que me correspondió dirigirla descubrí el talento, la capacidad y la honestidad de muchos de sus cuadros, que con gran vocación de servicio y lealtad han dedicado años de su vida en esa unidad de la burocracia diplomática venezolana integrada por hombres y mujeres patriotas, leales, honestos y con una gran vocación de compromiso por servir a nuestro país.
Alguien diría que las instancias de la burocracia así como existe, evolucionan, se transforman y desaparecen. Es cierto. También lo es que mientras existe tienen alma y que los lazos de solidaridad entre los hombres y mujeres que la vivieron quedan marcados en el tiempo. Cada uno de los funcionarios que entregan largas horas de sus vidas en los pisos 10- 14-15 y 16 de nuestra Torre MRE, están llenos de vida, pasiones y amor por servir a su país. Con muchos de ellos pase largas horas en el ejercicio de la diplomacia. Vi muchas funcionarias sacrificando tiempo de sus hijos y familias por cumplir con las exigencias de su Institución. De muchos aprendí y les agradezco su camaradería y disciplina en tantos momentos en que lo mejor de nosotros se requería. Son muchos los rostros que me vienen a mente de hombres y mujeres valiosos que hicieron visible la Dirección General de Economía y Cooperación a lo largo de treinta años. Con las variaciones de cada humano, su condición y su tiempo, fueron un buen exponente de la calidad profesional que requirió muchos años de formación y aprendizaje. Así como no basta hablar idiomas para ser un buen intérprete, se requieren muchos años de estudio y de formación para ser un buen diplomático, especialmente en las áreas que manejan temas tan complejos como los agenda económica internacional de estos tiempos. Ojala que algún día alguno de los jóvenes diplomáticos que se inician en el Servicio exterior evalúen sobre los aciertos, errores y el acervo histórico que dejo la DGECI del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores.