Economía

La autonomía del BCV

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Lenin afirmaba que no hay mejor manera de corromper el sistema capitalista que destruir su moneda. A tal aseveración se refería John Maynard Keynes, uno de los más destacados economistas del Siglo XX, en su obra “Consecuencias Económicas de la Paz”. Decía Keynes en 1919:
«Lenin tenía toda la razón, no existe medio más efectivo ni más sutil para destruir la base existente de la sociedad, que destruir la moneda. Por un proceso continuo de inflación los gobiernos pueden confiscar en secreto y sin que nadie se percate de ello, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos. El proceso pone en marcha todas las fuerzas económicas del lado de la destrucción, y lo hace de tal forma que ni un hombre en un millón lo podrá diagnosticar»

La inflación es sin duda uno de los fenómenos más perversos que pueden ocurrir en una economía. Termina transformándose en un impuesto que afecta a todos, pero fundamentalmente a los más pobres de cualquier nación que la padezca.

Razón tenía Milton Friedman, cuando en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Economía 1976, señalaba:

“Muchos países sufren hoy los efectos de una inflación socialmente devastadora, un paro anormalmente alto, una errónea utilización de los recursos económicos y, en ciertos casos, la pérdida total de la libertad”

Friedman atribuía tales fatalidades a la ignorancia que en materia económica tenían los gobernantes.

Llevándolo a un extremo de simplificación, voy a tratar de explicar qué es ese fenómeno tan dramático al cual, desde distintos ángulos, se referían Lenin, Keynes y Friedman: la destrucción de la moneda a través de la inflación.

La inflación se produce cuando la cantidad de dinero que circula en un país, crece más rápidamente que los bienes y servicios que se producen.

Imaginemos la economía como si fuera una balanza. En un platillo de la balanza vamos a poner todo el dinero que circula, al cual, en un esfuerzo de simplificación, denominaremos “masa monetaria” y en el otro platillo colocaremos los “bienes y servicios” que se producen en esa economía.

Cuando el valor de esos “bienes y servicios” equivale al monto de la “masa monetaria”, la economía está en equilibrio y los precios no aumentan. Ahora bien, cuando la cantidad de dinero que circula en la economía crece más rápidamente que la producción de bienes y servicios, el resultado es que la balanza pierde su equilibrio y los precios suben. Eso se debe a que hay demasiadas unidades monetarias tratando de comprar una cantidad limitada de bienes
Ahora bien, ¿a qué puede deberse que crezca la “masa monetaria” hasta el punto de amenazar la estabilidad de los precios?
La razón siempre es la misma: el crecimiento exagerado del gasto público. Cuando los gobiernos adoptan una política expansiva del gasto público, resulta frecuente que no puedan dar marcha atrás pues incurrirían en un alto costo político.

La experiencia demuestra que cuando eso ocurre, en muchos casos los gobernantes terminan por obligar a los Bancos Centrales a emitir más moneda con el objeto de cubrir el déficit en el cual han incurrido. Por su puesto, ese tipo de acciones equivalen a intentar apagar el fuego con gasolina.

Precisamente por eso en las economías modernas a los bancos centrales se le dota de autonomía para impedir que los gobiernos recurran a ellos para financiar el déficit fiscal mediante emisiones monetarias.

Las experiencias latinoamericanas, son verdaderamente dramáticas. Cada vez que los gobiernos recurrieron a sus bancos centrales como mecanismo de financiación del déficit fiscal, no hicieron otra cosa que desatar procesos hiperinflacionarios que devastaron la región. Después de haber pagado un precio socialmente catastrófico, hoy en día estos países han aprendido a evitar el déficit y a insistir en la autonomía de sus bancos centrales. El resultado es que la inflación prácticamente desapareció como por arte de magia.

Sin embargo en Venezuela, de manera inexplicable, el oficialismo está proponiendo un cambio en la constitución donde se plantea la eliminación de la autonomía del BCV.

Una de las razones por las cuales pueden estar haciendo tan absurda propuesta es la que señalaba Friedman, es decir, por simple ignorancia. Pero puede haber otra razón, la que señalaba Lenin, es decir, “la destrucción de la base existente de la sociedad”.

En cualquiera de los casos, la eliminación oficial de la autonomía del BCV (y digo oficial porque en la práctica ya no existe), conducirá inevitablemente a un estallido inflacionario en Venezuela.

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