Inversiones e innovación
La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) y su Reglamento Parcial disponen que todos los sectores económicos del país estén involucrados en el desarrollo de la ciencia y la tecnología y que las grandes empresas, es decir, aquellas con ingresos anuales brutos superiores a las 100.000 U.T. que estén constituidas o domiciliadas en el país, tienen la obligación realizar inversiones o aportes en proyectos de ciencia y tecnología.
Esas inversiones y aportes pueden haber superado los 2 Billones de Bolívares en el año 2006 y tienen un impacto significativo en el PIB de cerca del 1,5%, aproximadamente, con lo cual Venezuela podría colocarse a la cabeza de América Latina, según dicen expertos. En tal sentido, el país dejaría atrás la crónica falta de inversión del 0,4% del PIB en ciencia, tecnología e innovación y avanzaría significativamente en disminuir la brecha que nos ha separado del mundo desarrollado durante años.
El enfoque que tiene la LOCTI el mismo que permitió el vertiginoso desarrollo en toda Europa, luego de la 2ª Guerra Mundial y, especialmente, después de la caída del Muro de Berlín. El mismo consiste en lograr la sinergia entre el mundo académico que hace investigaciones y el mundo empresarial. El resultado es un círculo virtuoso que coopera con el Estado, según el mandato constitucional, al hacer posible el ejercicio de la responsabilidad social y la satisfacción de las necesidades de la economía.
Razón tenía el maestro García Pelayo cuando describía las bondades del Estado Democrático y Social en el uso apropiado de la tecnología en la economía y la sociedad. Se trata de una herramienta esencial para el desarrollo humano sustentable, tan como dicen los que saben.
