Economía

Importaciones: Nueva política anti-inflacionaria

Aclaramos que el título del presente artículo no es producto de nuestra imaginación, ni constituye una propuesta que provenga de nuestra autoría. Por sorprendente que parezca, la “propuesta” de política proviene del Ejecutivo Nacional, como lo reseñó El Universal en su portal Web el miércoles 23 de febrero de 2011:

La Ministra del Poder Popular para el Comercio, presentó su balance de gestión en la Asamblea Nacional (AN), en el que destacó la promoción de «un comercio justo encaminado a una economía productiva».

Destacó que es necesario importar algunos rubros de primera necesidad, precisamente para combatir la especulación en el país y garantizarle a la población, por ejemplo, el abastecimiento alimentario, según precisó la Agencia Venezolana de Noticias (AVN).

«Sí. Tenemos que importar, porque para combatir la inflación y bajarla como lo estamos haciendo, tenemos que importar ante la ola de especulación. Es un tema difícil pero vamos a paso de vencedores», acotó.

«Queremos cambiar la desinversión de la cuarta República. Queremos cambiar una economía rentista por una economía productiva que estamos haciendo ahora. No podemos pretender que lo podamos hacer en un día o en un año», manifestó.

Esperemos que una cosa sea lo que se dice –subestimándose al escucha o al lector que se trata como simple voto potencial- y otra la que se articula como política pública, comercial e industrial en Venezuela. La contradicción y el absurdo declarado por el alto Ejecutivo Nacional no tiene precedente. Se pretende rescatar el maltrecho aparato productivo nacional por medio de la importación de productos terminados, que adicionalmente se han beneficiado de una recurrente sobrevaluación de la moneda.

Así las cosas, el Ejecutivo Nacional fomentará la actividad económica en el extranjero, financiará las empresas extranjeras y la generación de empleos foráneos, como política industrial (¿?) y anti-inflacionaria. Sin embargo, la evidencia iniciado el año 2011 en nada apoya tan contradictoria política, ya que la inflación reportada por el Banco Central de Venezuela para enero de 2011 anualizada asciende a 37,67%, aunado a la recesión de alrededor de punto y medio del PIB a lo largo del año 2010.

Sería bueno que los responsables de la política económica y pública venezolana se documentaran y estudiaran sobre la inflación, como fenómeno determinado por desatinadas e incorrectas políticas fiscales, monetarias y cambiarias, y entendieran cómo casualmente la escasa oferta nacional, constituye un determinante en la caracterización de los bienes y servicios como escasos.

El acceso a bienes y servicios se garantiza por medio de dos elementos fundamentales: el primero, directo, lo constituye una oferta suficiente, así como alternativas al consumidor (tanto en volumen como en productos con características concretas para satisfacer los gustos y preferencias de los consumidores, reduciendo los costos transaccionales y la desutilidad por alternativas sustitutas no perfectas, permitiendo constreñir el precio generalizado del bien y/o servicio). Una mayor oferta nacional coadyuvará a alcanzar mayores eficiencias de escala y mayor competencia, reduciéndose los incentivos por extraer rentas de escasez. Una mayor competencia permitirá alcanzar un bien de interés público como lo es la eficiencia económica tanto productiva –permite producir bienes y servicios a los menores costos posibles-, como asignativa –permite determinar precios competitivos que garanticen la mayor demanda satisfecha-. El segundo elemento, indirecto, lo constituye el fomento, el desarrollo y la proliferación de la actividad económica privada que crea y genera riqueza, que se distribuye a través de la generación de puestos de empleos sostenibles y bien remunerados, permitiendo a los ciudadanos poseer capacidad de pago para tener acceso a los bienes y servicios.

Debe preocupar a los venezolanos que se utilice la excusa de unas supuestas prácticas de especulación, que no cuentan con el debido procedimiento administrativo y que pretende condenar -“justo por pecadores”- a todo el aparato productivo privado nacional. Este discurso y actuar por parte del Ejecutivo Nacional, pretende justificar un ataque sistemático contra la actividad económica privada nacional, por medio de la importación masiva exenta de tributos o incluso como ha ocurrido en el pasado con un tipo de cambio preferencial, lo que perfecciona una competencia desleal por parte del Gobierno en contra de los agentes económicos domésticos. Acusaciones y generalizaciones de este tipo atentan contra el modelo económico establecido en la Constitución Nacional y actúa en contra del buen uso de las instituciones y los recursos públicos que lejos de utilizarse para garantizar la existencia de bienes públicos, se destinan a la adquisición de bienes privados –bienes y servicios que por excelencia deben ser provistos por los agentes económicos privados- en detrimento del empleo y la actividad económica doméstica y favoreciendo el empresariado y el empleo foráneo.

Un hecho preocupante es que los bienes declarados de “primera necesidad”, justamente por esta supuesta condición, deberían ser producidos en Venezuela, reduciendo la dependencia del exterior y liberando de esta manera recursos y divisas para importar material productivo que se requiere para otras industrias tecnológicamente más complejas, como algunas del sector manufacturero.

Master in Industrial Organization and Markets. Master in Competition and Market regulation. Especialziación en Economía del Sector Energía, Telecomunicaciones, Transporte, Farmacia, Agua y Banca.

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