Haciendo negocios

¿Cuán fácil está hoy hacer negocios en Venezuela? Todo depende de cuál tipo de negocios estemos hablando. Si hablamos, por ejemplo, del negocio del «secuestro express», éste se ha vuelto cada día más sencillo de realizar. Sus costos más significativos, los de ser procesado y encarcelado, se han minimizado al extremo de casi ya no existir. Por eso el negocio crece exponencialmente y se sofistica cada vez más en sus modalidades de operación. Esa tal vez sea hoy la industria más próspera en Venezuela; la del secuestro.

Si en cambio, hablamos del negocio de producir bienes o servicios que la sociedad necesita, el asunto es totalmente distinto. Las trabas y los costos se incrementan continuamente. Una revista internacional, «Latin Business Chronicle», acaba de publicar unos cálculos basados en estadísticas del Banco Mundial, de acuerdo a los cuales, Venezuela es el país de América Latina con los costos más altos por criminalidad para los empresas. El estudio utiliza tres indicadores: los costos para las empresas por robo y vandalismo contra sus instalaciones; los costos por pagos de servicios de seguridad, y los costos por mercancía robada cuando esta se distribuye a los clientes. Todos estos costos se miden como porcentaje del total de ventas de las empresas, y allí reinamos en la región.

Estos costos son solo aquellos asociados a la criminalidad. Luego están múltiples otros, como los derivados del estado de la infraestructura; por ejemplo, los continuos cortes eléctricos, o el pésimo estado de la vialidad. No todos son costos fácilmente medibles: ¿Cómo ponderar los impactos de los innumerables controles gubernamentales? ¿Cómo estimar los riesgos de las estatizaciones? ¿Cómo calibrar las pérdidas de productividad generadas por un ambiente de tensión social permanente y un discurso incendiario contra el sector privado?

Definitivamente, dedicarse a negocios decentes hoy en Venezuela, no debe ser muy buen negocio.