¿Habrá devaluación del bolívar 2007?
Ya el bolívar se está devaluando en el mercado paralelo al acercarse su cotización a Bs/US$ 3.000. Por tanto, el análisis debe concentrarse en lo que va a ocurrir con la tasa de cambio oficial. La respuesta a esta interrogante debería ser obvia si el Gobierno Nacional tuviese credibilidad cuando hace anuncios de política económica. La prueba mas palpable es el incumplimiento de la meta de inflación establecida por parte del Ministerio de Finanzas y el BCV, entre 10% y 12% para el año 2006. Hasta ahora estas instituciones no han suministrado una explicación de la situación inflacionaria de Venezuela ni las medidas económicas para contener el desborde de los precios.
Ya el presidente Chávez afirmó que el bolívar no experimentará ajuste el próximo año. Lo mismo hizo el viceministro de Finanzas, Eudomar Tovar, al argumentar que el elevado crecimiento de la economía y la posición de las reservas internaciones harían innecesario el cambio de la paridad del bolívar respecto al dólar. A mediados de octubre, con motivo de la presentación de la Ley de Presupuesto de 2007, se definirán las premisas relativas a la estimación de los ingresos y gastos fiscales y el endeudamiento público. Sin embargo, es poco probable que Ejecutivo Nacional contemple la corrección del tipo de cambio, debido a la coyuntura electoral.
Sin embargo, para tener una visión más completa del panorama económico de Venezuela que sirva de base para la toma decisiones en materia cambiaria hay que revisar dos aspectos claves que en Venezuela han determinado las devaluaciones de la moneda. En primer lugar, el estado de las cuentas externas y en segundo término la posición fiscal del Gobierno Central. No existen dudas acerca de la sobrevaluación que actualmente mantiene el bolívar respecto al dólar, debido principalmente a la creciente tasa de inflación interna, la cual provoca aumentos de los costos de producción, lo que le resta competitividad a la producción local. Ello se ha traducido en un auge importador que compromete en el mediano y corto plazo la capacidad de producción de la industria nacional e inclusive puede cuestionar la cuenta corriente de la balanza de pagos, toda vez que durante el segundo trimestre de 2006 las importaciones aumentaron 34,2% mientras que las exportaciones no petroleras disminuyeron en 10,7%. De mantenerse el ritmo que registra las importaciones y la consiguiente salida de divisas, y todo hace presumir que así será, Venezuela atestiguará un deterioro del sector externo de su economía. Si se evalúa la balanza de pagos no petrolera, la situación haría prender las alarmas de unas autoridades económicas sensatas, que no es el caso de Venezuela. Para decirlo claramente: Venezuela mantiene un déficit insostenible de las cuentas externas no petroleras que amenaza con tragarse el superávit que genera el petróleo. Allí reside el primer motivo para la devaluación de 2007.
En lo relativo a la coyuntura fiscal, ésta no puede ser más desfavorable. La escalada del gasto ha sobrepasado la recaudación fiscal, lo que se ha traducido en un viraje de las cuentas fiscales de una posición superavitaria en 2005 a otra deficitaria en 2006, como se muestra en el cuadro. Si a ello se añade un comportamiento hacia la baja de los precios del petróleo cuya magnitud y velocidad no se puede establecer con precisión, se infiere que en 2007 se pudiese agudizar el desbalance fiscal. En Venezuela, la experiencia sugiere que cada vez que el Gobierno quiere cuadrar sus cuentas recurre a la devaluación del bolívar, la cual actúa como una especie de impuesto no legislado que recauda el Estado como dueño del petróleo. Durante la gestión del presidente Chávez este recurso para generar ingresos al Gobierno se ha utilizado ampliamente. Y esta vez no será la excepción.
La dinámica del gasto público en Venezuela se está caracterizando por la adquisición de compromisos que se están tornando irreversibles, como es el caso de las transferencias que realiza el Gobierno mediante las misiones. A ello se suma los aportes que debe realizar el fisco nacional al conglomerado industrial y comercial que ha conformado el Estado y que debido a las cuantiosas pérdidas que genera debe recibir reposiciones continúas de capital para que esa formidable maquinaria burocrática siga funcionando. Los números son muy sencillos: los ingresos no alcanzan y hay que buscarlos para poder seguir gastando. Una forma de obtenerlo es acudiendo al endeudamiento, pero ya el servicio de la deuda contratada en años anteriores pesa lo suficiente en el presupuesto, de manera que esa sería la segunda carta del Gobierno. Por ello, la forma más expedita de obtener bolívares es devaluando la moneda, como ha ocurrido en el pasado reciente. Aquí se encuentra el segundo motivo para la devaluación. A ello hay que agregar, la depreciación que últimamente está experimentando el bolívar en el mercado paralelo, cuya cotización es aproximadamente 40% superior a la tasa de cambio oficial. Esa brecha es un excelente indicador de las expectativas de devaluación que existen en Venezuela.
Sin embargo, la eventual devaluación de la moneda está condicionada al resultado de las elecciones nacionales. Si se produce un cambio de Gobierno y se adoptan nuevas políticas y con ello retorna la confianza y cesa la hostilidad hacia el sector privado, puede posponerse lo que inevitablemente ocurriría de continuar Hugo Chávez en el poder aunque lo nieguen tres veces.
(%=Link(«http:/media/6890385.doc «,»Descargar Situación fiscal de Venezuela»)%)
Rompimos el bloqueo, ¿cuál?
En Venezuela no se pierde la capacidad de asombro. El Gobierno ha colocado unas vallas gigantescas con la cara del presidente Chávez y de otros presidentes, con la frase “Rompimos el bloqueo”. A ¿qué se refiere esta propaganda burda? Es que ni siquiera hay originalidad al copiarse las consignas que engalanan las calles habaneras, en alusión no al bloqueo sino al embargo que los Estados Unidos le impusieron a Cuba. La única vez que bloquearon a Cuba fue por orden de Kennedy, cuando la crisis de los cohetes y por corto tiempo. En Venezuela el bloqueo lo rompe todos los días Cadivi cuando autoriza a raudales divisas para alimentar un flujo de importaciones que este año batirá su propio record. Y es que la economía de puertos que este Gobierno ha profundizado como ningún otro en Venezuela tiene su manifestación visible en bienes importados que abarrotan las estaciones portuarias de Venezuela al costo de reducir y minimizar la producción nacional, como en efecto está ocurriendo. Será por ello que esas vallas publicitarias se colocaron en la entrada de La Guaira, por donde arriban al país las mercaderías de origen importado. Los traicionó el subconsciente.
La inflación
Las cifras del BCV, correspondientes a septiembre de 2006 reportan que los precios aumentaron 1,9% con lo cual la tasa anual de inflación anualizada de ese mes cerró en 15,3%, superior a la de agosto de 2006, la cual alcanzó a 14,9%. Este resultado de la inflación ratifica la imposibilidad de que el Gobierno y el BCV cumplan la meta acordada en el rango de 10%-12% para este año. En este sentido, el fracaso de la política económica es evidente, si se toma en cuenta los controles de precios y de cambio impuestos a la economía. Pero cuando no se puede contener el alza de los precios con medidas mal diseñadas y peor instrumentadas, el Gobierno se propone cambiar la metodología de cálculo. La ministra de Alimentación, Erika Farías, desconociendo criterios estadísticos elementales, ha tenido la osadía de plantear que «los actuales índices y métodos empleados no son nuestros ni caribeños. Son importados de otros sitios».
Basándose en esto, por iniciativa del propio jefe de Estado «hay que inventar los índices de medición de la revolución». A un país como Venezuela, en manos de funcionarios amateurs como estos, no le espera nada bueno, a menos que se produzca un viraje de la política económica y un cambio de sus ejecutores.