Economía

Grandilocuencia y desventuras de ALCA

La cumbre de Quebec -tercera cumbre de las Américas- entre el 20 y 22 de los corrientes, ha estado afectada por lo que siempre está presente en los casos de proyectos grandes, lanzados de buenas a primera. No importa en esto, el hecho de que hayan transcurrido más de dos lustros desde que se planteó por parte del Presidente (%=Link(«www.whitehouse.gov/history/presidents/gb41.html»,»Bush»)%) (padre) la idea de la Iniciativa para las Américas, con aquella frase de abarcar desde el puerto de Anchorage hasta la Tierra del Fuego, y que representó basamento para la propuesta de un área de libre comercio para el continente, realizada por el Presidente (%=Link(«http://www.whitehouse.gov/history/presidents/bc42.html»,»Clinton»)%) en la primera cumbre de las Américas en Miami (1994). Y no es determinante el tiempo transcurrido, puesto que, para la mayoría de los países, ha habido más emotividad que productividad en la precisión de metas.

En parte ello se asocia a las diferencias que presentan los potenciales miembros del Área de Libre Comercio de las Américas (%=Link(«http://www.ftaa-alca.org/ALCA_S.ASP»,»(ALCA)»)%) a nivel sectorial, productivo, empresarial y de desarrollo del comercio. Pero, dado que, como se ha expresado en la reflexión teórica y en la propia evaluación de experiencias, la integración entre desiguales no es estrictamente inviable, se trata más bien -en parte- del hecho de que existen desigualdades en la preparación y disposición técnica que tienen los variados países, para alcanzar precisiones que puedan apuntalar el proyecto de ALCA. Adicionalmente, surgen complicaciones del variopinto escenario que presenta la integración latinoamericana, con múltiples e -a veces- inútiles acuerdos comerciales, lo cual representa una sobrecarga en el perfil negociador de las naciones.

Es de ahí que, en la reunión previa a la de Quebec, realizada en Santiago de Chile en 1998, fueron más claras y directas la expresiones del Presidente Clinton, que las de algunos Presidentes latinoamericanos enamorados de la retórica. Y, es de ahí que, desde el comienzo de la reunión de Quebec, el escenario ha sido ampliamente difuso en variados sentidos.

A nivel temático, no es el comercio el tema que ha primado en la Cumbre de Quebec, sino que se ha abierto un abanico, que abarca desde los temas jurídicos, sociales, políticos (incluyendo la siempre presente -en tiempos recientes- cláusula democrática) hasta los comerciales. Lo visto en Quebec en este sentido no es mas que una continuación de lo observado en la Cumbre de Santiago, donde no quedaron claros los vínculos entre temas sociales -como el de la pobreza- con el comercio.

En otros asuntos, como lo que concierne a la disposición para las negociaciones, es llamativa la expresión del representante de Canadá en la (%=Link(«http://www.oas.org/»,»OEA»)%) en el sentido de que no se le dedicaría mucho tiempo al ALCA. Las expresiones del Presidente de Venezuela, Hugo Chavez, en los días previos a Quebec, sobre los variados aspectos que considera de interés podrían considerarse de curiosidad temática, ante lo que puede ser el tiempo de tres años ya transcurridos desde la Cumbre de Santiago ya señalada («la vulnerabilidad, los riesgos, las asimetrías, el gradualismo, todo eso hay que discutirlo»</b.; El Globo, 19-4-01, pg. 2). Igualmente curioso y peregrino es su planteamiento de que la participación en ALCA. pudiese someterse a un referéndum. ¿Quéresponsabilidades y papel debe asignársele a la cancillería venezolana en estos asuntos? ¿Qué significación tienen los embajadores y funcionarios que han participado he ido a todas las reuniones que se han planteado en relación a las cumbres señaladas? De esto es que se trata, la aguda problemática institucional que tienen países como Venezuela.

En lo que concierne al contexto amplio en que se desenvuelve ALCA, es innegable el efecto que le sigue imprimiendo la propia experiencia y existencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte/TLCAN (Canadá, EE.UU. y México). Es en relación a ello que el Presidente (%=Link(«http://www.vicentefox.org.mx/»,»Fox»)%) se empecinó, en una de sus intervenciones en Quebec, en destacar que el TLCAN ha sido «todo un éxito», apuntando que, así serían los resultados a esperar de ALCA, pero dejando de lado aspectos como los 10-12 millones de mexicanos que viven en EE.UU. y los que todos los días y noches buscan burlar a la llamada migra y que no representan lo mismo México o Bolivia para Canadá o EE.UU., en términos de geografía o comercio previo, entre otros elementos. Además, sigue pendiente, por ejemplo, el alto interés que los chilenos han manifestado en una posible incorporación al TLCAN, pero también, del lado de los colombianos, en varias oportunidades -y por diversas razones- se ha manifestado lo mismo en tiempo reciente. Todas estas voluntades de incorporación al TLCAN se han dado, aun con la premonitoria afirmación de L Thurow, esbozada hace alrededor de dos lustros, de que EE.UU. no se plantearía sino después de 10 o 15 años, el participar con naciones similares a México en un acuerdo de Integración y, se relacionan, de cierta manera, con lo que de nuestra parte ubicamos como el doble discurso que tienen los latinoamericanos en cuanto a la integración entre si mismos.

En otros asuntos, como los relativos a las expectativas que ALCA despierta en diversos agentes sociales e internacionales, el grado de confusión y mezcla de elementos es similar. Por un lado, las fuerzas particulares que se han venido presentando como opuestas a la globalización por sus iniquidades, al tratarse de sus efectos en los países en desarrollo o las repercusiones en el ambiente y, por otro, aquellas que se oponen al posible acuerdo, en razón de los resultados que puedan darse en, por ejemplo, generación de desempleo en las naciones más avanzadas participantes en ALCA (en el caso, EE.UU. y Canadá) o en las europeas, que puedan ser afectadas por procesos como el que denuncia el agricultor francés que se ha hecho famoso. Esto ha complicado la victoria que los enamorados del libre comercio, buscan siempre en esta especie de second best que representan proyectos como ALCA. Aunque tardía, para el tiempo que ya tiene ALCA andando, debe aceptarse que la propuesta hecha/ratificada en Quebec de difundir las ideas del proyecto, buscando estimular la participación de ciudadanos, pueblos y organizaciones es conveniente en su real aplicación práctica.

De todas maneras, sabido es que, de estas cumbres, se derivan compensaciones a las propias dificultades e ineficiencias señaladas -aun con la presencia anglosajona-, en aquellos sentidos como los de que se realizan reuniones bilaterales o por pequeños grupos, aunque su importancia se aleje de manera sustancial de los objetivos fundamentales que deberían primar en el encuentro del conjunto de países participantes.

Ya en el segundo día del encuentro se pudo observar, cómo, lo relativo a la cláusula democráticahabía abarcado uno de los espacios importantes del escenario en Quebec. Plan Colombia, conversaciones bilaterales y de conjuntos mayores de países sobre tópicos diversos como el terrorismo, entre otras tantas actividades que se desarrollaron, formarán parte de la especie de anecdotario de las negociaciones y desventuras de un proyecto que se ha planteado la creación de un Área de Libre Comercio para las Américas, aun con la expresión que seguirán teniendo diversos personajes desde ALCA y que recogió F. de la Rua en la clausura: «no es solo el comercio».

Una especie de ALCA para todas las cosas, aunada a ideas melosas sobre el progreso y la difusión del bienestar, se presentan como compensación a las ineficiencias y desventuras del proyecto. Ello no justifica, por lo demás, los desatinos venezolanos.

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