Gaseoducto del sur: ¿la gran estafa?
En el ámbito delincuencial existe una gran estafa que, por lo general, afecta solamente a los individuos ambiciosos; se le conoce como “el paquete chileno”, el cual a partir de un paquete de unos 10 a 20 centímetros de grosor, que contiene en cada cara un billete, por lo general de mediana denominación, hace pretender que consta de miles o millones de pesos, o bolívares, o dólares, dependiendo en la nación que se practique la estafa.
Siempre los estafadores buscan a alguna persona que haya retirado una gruesa suma de dinero de algún banco, la cual será la víctima propiciatoria para la estafa. Se adelanta un delincuente, quien previamente se hizo notar en la caja del banco; a éste, se le cae el paquete de billetes y desaparece de la escena. Otro individuo, que viene casi junto a la víctima le hace ver a esta del bulto, lo recoge y le dice que allí puede haber varios millones y ofrece compartirlo. El engañado ve la posibilidad de hacerse con más dinero y acepta cambiar el suyo por el paquete millonario. Para sorpresa suya, cuando se da cuenta en su casa u oficina, nota que lo han estafado, pues de los supuestos millones solo hay dos billetes buenos y el resto son hojas de papel cuidadosamente cortadas para dar el efecto, el espejismo de dinero…
Nuestro cuento comienza en Caracas en diciembre de 2005. Allí se reúnen los presidentes de Argentina Néstor Kirchner, de Brasil “Lula” Da Silva y, obviamente, el de Venezuela, Comandante Hugo Chávez Frías, quienes como los tres mosqueteros dan a conocer al mundo su ideal de unidad económica y socialista (claro que cada uno a su manera, y como se sabe hay tantos modelos socialistas como propiciadores de la ideología), informando del mega proyecto del Gaseoducto del Sur, que se dice fue idea de Néstor (quien se la vendió al ambicioso Chávez, quien no podía desechar presentarse como el padre de la criatura, cuestión que complació bastante a “Che” Néstor). Lula, más cauto, más zorro y más político, optó por sonreír para la foto; mientras, desde los otros países del sur, en especial desde Bolivia, se veía con preocupación la idea. Hay que recordar que Bolivia es el principal productor de gas del continente suramericano.
El gaseoducto anunciado tendría, de acuerdo a la información oficial aportada por el Ministro de Energía de Venezuela, una longitud aproximada a los 8 mil kilómetros, transportaría 150 millones de metros cúbicos de gas por día a un costo de 17 mil millones de dólares, costo que fue revisado por los expertos bolivianos, quienes saben más que los venezolanos en la materia, llegando éstos, a la conclusión de que se estaría hablando de unos 25 mil millones de dólares. En otras palabras, el proyecto ya partía equivocado por el lado de los militares venezolanos en nada más y nada menos que en 8 mil millones de dólares, lo cual no es una bicoca. Se calculó que la obra tomaría entre 7 y 10 años en estar terminada y ser puesta en funcionamiento; sin embargo, aún no se conoce ningún estudio de impacto ambiental en el Amazonas, lugar estratégicamente importante para el mantenimiento de la vida humana toda vez que allí se produce la mayor parte del oxígeno que consume el planeta.
Dificultades
Las dificultades que plantea este mega proyecto no son solamente económicas. Realmente sus propiciadores y propulsores no tienen ni la más mínima idea de cuanto costará el mega proyecto, el cual deberá considerar, entre otras cosas, la creación de poblados para los trabajadores, hospitales, escuelas, supermercados, etc., para poder darle vida a la construcción que deberá contar con innumerables plantas de compresión que suministrarían la fuerza necesaria para la circulación del gas. Estudios existentes, dicen algunos expertos, han confirmado que llevar gas más allá de 3 mil kilómetros sería una verdadera Odisea…
Lo que muchos expertos no logran entender son las razones que tendría Argentina (Kirchner) para ir a buscar gas al norte (Venezuela) cuando tiene como vecino a Bolivia (Morales). Kirchner llevaría a su país a 12 mil kilómetros más arriba por un gas que tiene a en Santa Cruz de la Sierra a poco más de mil kilómetros y, en cantidades suficientes.
El agravante, dicen expertos como Taylhardat, Arciniegas, Toro Hardy, Calderón Berti, Giusti, Di Leo, y otros, es que Venezuela no tiene gas suficiente para exportar, pues una cosa son las reservas y otras son sus posibilidades de explotación. Venezuela, de hecho, es un país importador de gas y lo hace desde Colombia, para lo cual está construyendo con su vecino del sur un gaseoducto que llega hasta el Zulia.
Reservas
El total de reservas probadas venezolanas es de 143 billones de pies cúbicos de gas, de los cuales 132 billones son “gas asociado”; es decir, disuelto en petróleo crudo que se produce en forma simultánea y depende de la producción del crudo. Esto significa que sólo 11 millones de pies cúbicos de gas estarían disponibles para su exportación y comercialización interior.
El presidente Hugo Chávez es un buen vendedor de ilusiones, pues además de involucrarse con Kirchner y Lula en el proyecto, logró convencer a Evo Morales, cuyo país no lo necesita (pero que deberá aportar dinero y tierras para que por allí pase el gaseoducto), y logró interesar a Perú, país este que tiene, como dijera Chávez, congeladas sus relaciones con Venezuela y, ahora, estaría interesando nada más y nada menos que a Chile, país que teniendo importantes reservas gasíferas no las podrá explotar hasta en unos 15 años y, depende fundamentalmente del gas argentino, país que compra a Bolivia.
Bolivia suspendió los envíos de gas a Argentina porque este país le suministraba gas a Chile, país que invirtió 700 millones de dólares en un gaseoducto trasandino. Morales condicionó la entrega de gas a Argentina a la salida del mar que le exige a Chile, mar que, por cierto, nunca obtendrá y Chávez, se quedará con las ganas de bañarse en un mar boliviano.
Sin embargo, el ex presidente Ricardo Lagos de Chile previendo esto, afinó un tratado de libre comercio (TLC) con Panamá, país que está construyendo el segundo puerto petrolero más grande del mundo. Chile que es el segundo usuario del Canal de Panamá después de Estados Unidos, decidió que en el futuro comprará el gas en Panamá y lo trasladará por vía marítima pues le sale más económico que el transportado por el Gaseoducto del Sur, si este llega a construirse algún día.
La producción de petróleo en Venezuela, de acuerdo a un estudio de Ana María Di Leo, es de casi tres millones de barriles diarios (aunque las últimas cifras dicen que esta no llega a los 2,6 millones de b/d, lo que ha obligado a PDVSA a bajar en 140 mil b/d el suministro hacia Estados Unidos. Conjuntamente con ese petróleo se estarían produciendo unos 6 mil millones de pies cúbicos de gas de los cuales se reinyecta en los pozos (para poder extraer el crudo) unos 2.350 MMPCD; es decir, muy poco gas para ser usado en otras cosas que no sea el consumo interno y la misma extracción del crudo.
La analista dice que no entiende como se produciría el aumento de la producción actual en más del 33% para obtener el gas de exportación ya que este se produce conjuntamente con el crudo y PDVSA según sus planes de inversión a futuro (hasta el año 2010) no contempla el incremento de la producción gasífera. Una de las razones por las cuales se abastece el país desde Colombia es porque no hay suficiente gas ni siquiera para el uso doméstico.
Entonces, si el proyecto indica que (ver Fig. 1 y 2) se requerirán no menos de 38 billones de pies cúbicos de gas (TCF), mientras que las reservas existentes son de 150 TCF según un informe de PDVSA, las cuales no serán extraídas a menos que se aumente la producción petrolera y, esto no está presupuestado en los planes de Venezuela; así, podemos ver fácilmente que nos encontramos ante un inmenso engaño político.
Daños Ecológicos
Otro de los problemas que se le presentarán al proyecto, si es que lo tratan de llevar a cabo, será, sin duda, el de la ecología. El gaseoducto tendrá que cruzar más de 3 mil kilómetros de zonas altamente protegidas por los ecologistas. En la zona amazónica, según Taylhardat, hubo “una trágica experiencia con el gasoducto de Camisea, que lleva gas amazónico hasta el pacífico peruano. En su relativa corta vida esa tubería ya ha tenido cuatro grandes derrames de gas líquido que han causado irreparables daños al ambiente y a los pobladores aborígenes. Esos derrames figuran como uno de los peores desastres ambientales que ha habido en todo el Amazonas y uno de los mayores del mundo”.
Este proyecto ha alertado a los ambientalistas del orbe. Han dicho que se abrirá una inmensa Caja de Pandora que facilitará la entrada incontenible de depredadores de todo tipo: cazadores, madereros, invasores, prostibularios, etc., además que destruirían las pocas culturas aborígenes allí existentes. Por otra parte el gobierno venezolano se ha olvidado, al parecer, (aunque más bien es dado a violar su propia Constitución y leyes) de que, por ejemplo, el Gran Gaseoducto del Sur pretende atravesar toda la Gran Sabana venezolana, y el Parque Canaima, declarado patrimonio de Venezuela y de la Humanidad (este parque tiene un Plan de Manejo y reglamento que se hizo en el año 1991) cuyo uso no se puede desafectar.
Los ambientalistas, los políticos, los economistas, y la sociedad se ha puesto de acuerdo, en principio, en una cosa: ¿a quienes han consultado los gobiernos de Venezuela, Brasil, y Argentina para construir este gaseoducto? Obviamente, ninguno de los pueblos ni territorios afectados han sido consultados sobre la vialidad de un proyecto que podría afectar la calidad de vida de todo un continente.
>
Indígenas, víctimas nuevamente
Los indígenas venezolanos, a pesar de que están representados en la Asamblea Nacional de Veenzuela, por decisión de Hugo Chávez, (el Presidente venezolano eligió a todos quienes iban a ser miembros del parlamento) también decidieron denunciar este proyecto a pesar de que deben obedecer órdenes del gobierno. Según cita Taylhardat, (…) “También los indígenas venezolanos han alzado sus voces. El diputado indígena a la Asamblea Nacional, José Poyo, quien representa las comunidades de cinco estados recibió, durante un acto en el cual participaron las etnias Pemón, Akawaio, Arawako y Kariñas, ubicados en la zona del Cuyuni una petición para que se les informe “con más exactitud el proyecto relacionado a la conexión del gasoducto anunciado…”
Ítalo Pizarro, presidente de la Federación Indígena del estado Bolívar ha denunciado que siempre que Venezuela va a suscribir convenios internacionales que afectan a las comunidades indígenas de Bolívar “son precisamente los habitantes naturales de esta región los últimos que se enteren de los detalles del proyecto, así como sucedió con el Sistema de Interconexión Eléctrica hacia Brasil”.
“No hemos sido consultados y eso ha estado como un plan. Y ahora estamos viendo que aparentemente el gasoducto pasará por la troncal 10, por el área donde está el tendido eléctrico” (…)“la mayoría de las comunidades indígenas asentadas en la Reserva Forestal Imataca y en la Gran Sabana se verán afectados”
Como podemos apreciar, el gobierno venezolano, el cual se autocalifica el “gobierno de la única democracia participativa del mundo”, una vez, más no consultó a los pueblos indígenas a los cuales ya afectó visiblemente en sus formas de vida al construir el Sistema de Interconexión Eléctrica hacia Brasil, con el cual deforestaron varios miles de kilómetros cuadrados de valiosas selvas, destruyeron ríos, crearon zonas virtualmente desértica e hicieron mover por la fuerza a miles de indígenas hacia otros lugares.
Proyecto inseguro
También podríamos decir, que en una era en que la seguridad de los territorios y naciones están en peligro, ¿quién garantizará que los casi 8 mil kilómetros de gaseoductos puedan se resguardados de actos terroristas con todas las implicaciones que esto significa, “empezando por la flora y fauna impactadas?”, según denuncia Héctor Arciniegas.
Para un sistema como el propuesto se requerirá de un plan permanente de seguridad para vigilar la tubería mediante patrullajes aéreos, terrestres, satelitales, etc. ¿Quién o quienes pagarían eso?
Gas caro
En fin, considerando la suma de costos del proyecto, más los costos de mantenimiento y de vigilancia, se da por hecho de que el gas venezolano, en caso de que éste pudiera extraerse, sería más caro que el boliviano; es decir costaría unos US.$ 8,00 el millón de BTU. Aunque Chávez vendiera a boca de pozo a US.$ 2,50 el millón de BTU, como lo indica Di Leo, precio al cual compra Argentina en Bolivia en estos momentos (y que Evo Morales al parecer quiere subir a US.$ 6,50 precio que Argentina no estaría dispuesto a pagar y sí pagaría hasta US.$ 3,50 aunque las petroleras mundiales dicen que el precio promedia entre US.$ 4 y US.$ 6,50), los riesgos para Argentina serían muy grandes, considerando, entre otras cosas de que Kirchner no durará toda la vida en la presidencia y considerando que Chávez cambia de opinión muy rápidamente con sus aliados. Basta ver lo que ha sucedido con Perú, nación bolivariana, con Colombia, nación bolivariana y con Ecuador, también nación bolivariana.
Los brasileños, considerados la 9ª potencia mundial, tampoco tienen el panorama político muy claro. Si pierde Lula Da Silva las próximas elecciones y llega al poder un hombre de centro derecha o de la derecha, lo más posible sería de que Chávez anunciara la estatización de Petrobrás en Venezuela y denunciara los tratados bilaterales como lo hizo de la noche a la mañana con la Comunidad Andina.
(%=Image(9359601,»LRCN»)%)
(%=Image(6958127,»LRCN»)%)