Economía

G3: Realidades y Disparates

De los pronunciamientos que se escucharon públicamente a los Presidentes del G3 (Colombia, México y Venezuela), en la cumbre celebrada en Caracas los días 7 y 8 de abril, nos parecieron de los más relevantes los siguientes: (%=Link(«www.aache.com/personal/pastrana.htm»,»Pastrana»)%) destacó la importancia que debería tener el comercio porque la riqueza -en lo que atañe a mecanismos y resultados como generación de empleo- es la que puede acabar con la pobreza, así como la propia importancia del G3 como paso para la integración de (%=Link(«http://www.ftaa-alca.org/ALCA_S.ASP»,»ALCA»)%) (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas). (%=Link(«http://www.vicentefox.org.mx/»,»Fox»)%), por su parte, insistió, de variadas maneras, en este último elemento. Y (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez/default.asp»,»Chavez»)%), recalcó los factores sociales -a través, entre otras cosas, del creado Fondo Social que contará con el apoyo del BID, entre otros- y el despertar del Libertador.

De entrada decimos que el G3 siempre lo hemos apreciado como un buena opción de integración (así lo hemos expresado entre otros lugares, en un libro colectivo publicado por FESCOL en Bogotá -1992- y, en otro, también colectivo, editado por Nueva Sociedad -1993- y que tiene como editores a A. Serbin y Carlos Romero), aun con lo terca que es la realidad que, por lo demás, no queda siempre bien reflejada en las cumbres presidenciales. Estas últimas, se ven afectadas por la inevitable parafernalia, retórica y grandilocuencia que se asocia a la presencia de los Presidentes.

En el campo del comercio, por ejemplo, México y Venezuela son de los países que menos comercian con las otras naciones de América Latina (en este sentido, es valida la observación de Pastrana sobre lo poco representativo del comercio intra-G3, en relación al comercio total de los integrantes del mismo). En el campo de las negociaciones es muy poco lo que se ha avanzado desde el año 1995/1996 en lo que se había acordado y se tenía pendiente de los años 1992/1994. La importancia de esta experticia, no debería ser liquidada por una excusa como la de que precisamente por los retrasos y estancamientos es que se quiere reactivar el G3, pues esto también lo aceptamos como elemento de base, en el vasto escenario de aciertos y disparates que hay en la integración latinoamericana. Los excesivos acuerdos bilaterales -algunos de ellos simbólicos-, el mantenimiento de la retórica y el doble discurso, son parte de los determinantes o elementos relacionados con los disparates.

Por otro lado, los Presidentes siguen repitiendo las mismas ideas que piensan como adecuadas o les indican sus técnicos. Por ejemplo, Pastrana degustó el insistir en que hay que aprovechar un mercado de 160 millones de habitantes, olvidando o desconociendo criterios de demanda real. O, también son los casos, ingiriendo la miel que siempre ha sido de su gusto, como en lo que atañe a los mexicanos y Fox, con sus canciones de acercamientos a América Latina. El criterio de opciones no excluyentes que manejan algunos mexicanos es, en nuestra opinión, un paño tibio, en sus obvios y directos intereses con todo lo que tiene que ver con América del norte. No menos observables y cuestionables son las inclinaciones presidenciales y ministeriales venezolanas, por un posible ingreso de Venezuela al (%=Link(«http://www.guia-mercosur.com/»,»Mercosur»)%) o de negociaciones entre este último y la (%=Link(«http://www.comunidadandina.org»,»Comunidad Andina de Naciones»)%), según el baile de que se trate. Esta idea melosa, que maneja Venezuela, en lo que es su representación oficial, está llena de emotividad e ignorancia, cuando en la misma existen profesionales y algunos representantes empresariales, que conocen las dificultades de tal planteamiento y las particularidades de una experiencia de integración que, antes de ser Mercosur (que ya arriba a una década), ya andaba como la integración Argentino Brasileña, y que sigue teniendo dinámicas muy expresivas como las que atañen al campo sectorial (automotriz, por ejemplo), cambiario y a otros mercados.

Ningún concepto e idea trascendental de las que a nivel internacional se discuten sobre los tópicos de integración pudimos sentir u oír en lo que a las participaciones oficiales se refiere. Ni comercio previo, ni cercanía, ni realidad de las uniones aduaneras. Claro, se argumentará que las cumbres no son para esto. Pero, de nuestra parte, decimos que tampoco deberían seguir siendo para la parafernalia y la retórica. Sucede, de todas maneras que, por razones seguramente inevitables, los presidentes les dejan trabajos diversos a sus ministros y funcionarios. En el caso particular de Venezuela y sin caer en la aceptación automática de las maravillas que mexicanos y colombianos hablan siempre de sus respectivos países, y mucho menos en autoflagelación, debe decirse que hay mucho que trabajar para hacer operativa esta reactivación del G3.

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