FMI proyecta que economía venezolana se salvará de la desaceleración del crecimiento
Al parecer el año 2023 hará sentir el coletazo de la pandemia derivada del covid-19, qué recordemos, generó un parón por varias semanas, y meses, de los principales sectores comerciales de la economía mundial, obviamente, muchos otros factores como los conflictos internacionales y crisis energéticas, pero, según el Fondo Monetario Internacional, será inevitable que el próximo año el mundo se vea sumido en una crisis, o recesión, de la cual prácticamente ninguna nación se va a salvar, pero a pesar de todo, Venezuela hasta el momento tiene muy buenas proyecciones en esta materia, al menos hasta el final de este 2022.
Los términos desaceleración o frenazo cada vez están haciendo más comunes, o de moda, y que con el informe presentado por el FMI, parece que esto será una realidad, a partir del próximo año.
Colombia será el país latinoamericano con mayor crecimiento, superando naciones como: Venezuela, Uruguay, Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Perú, Chile, incluso Paraguay.
No obstante, al principio del 2023 la situación sería muchísimo más adversa para Colombia, pues de ser el primer país, pasaría a ser la séptima economía de la región, la que más se mantendría, al parecer, sería Venezuela, pero se demostraría así la desaceleración que se verá a nivel mundial, particularmente en la región.
“Se prevé que el crecimiento en Latinoamérica y el Caribe sea del 3,5% en 2022 y del 1,7% en 2023 (…) Se espera que el crecimiento de la región se ralentice a finales de 2022 y en 2023 a medida que el crecimiento de los países socios se debilite, las condiciones financieras se endurezcan y los precios de las materias primas se suavicen”, destaca el informe del FMI.
Está caída, al igual que en las demás naciones, se vería reflejada en el aumento de los precios de los alimentos y la energía, que podría traducirse en inflación, afectando la capacidad de consumo de los hogares, puntualmente, en los estratos más bajos, y que tocando la situación colombiana, se ve reflejado en las políticas que adopta, por ejemplo, el Banco de la República, subiendo las tasas de interés.
“Cuando se reúnen las nubes de tormenta, los hacedores de políticas deben mantener una mano firme. La economía global sigue enfrentando retos difíciles, fomentados por los efectos sostenidos de tres fuerzas poderosas: la invasión rusia de Ucrania, una crisis del costo de vida causada por presiones inflacionarias persistentes y en aumento, y la desaceleración en China”, agrega el documento.
Así las cosas, el próximo año la dinámica sobre el encarecimiento de los productos e insumos se mantendrían, jalonado por ejemplo, por el conflicto entre Rusia y Ucrania, lo que podría agudizar más la crisis energética a nivel mundial, pero que se podría reflejar con mayor severidad en el 2023, ocasionando que el decrecimiento económico mundial o sea del 1%:
“Estimamos que existe aproximadamente una probabilidad entre cuatro de que el crecimiento mundial del próximo año pueda caer por debajo del nivel históricamente bajo de 2%. Si muchos de los riesgos se materializan, el crecimiento mundial descendería a 1% con una renta per cápita casi estancada en 2023. Según nuestros cálculos, la probabilidad de un resultado tan adverso, o peor, es de 10% a 15%”, destacó uno de los analistas del FMI.