Electricidad: ¿Será que somos más eficientes?
En los últimos 4 años, desde el 2003 en adelante, ha ocurrido algo atípico en el consumo eléctrico en el país. Se trata de que la economía, medida a través del PTB, ha crecido más que la producción (generación) de electricidad, lo cual no es normal en ninguna parte del mundo y menos en Venezuela. Cualquiera que observe nuestra historia comprobará que la generación eléctrica creció casi siempre más que la economía. Yo sólo puedo recordar un par de años en los últimos 30 en los que no fue así y siempre se podía encontrar una explicación. Pero lo usual era que el bienestar producido por el crecimiento económico se tradujera en un aumento más que proporcional del consumo eléctrico. Esto se explica porque existe una fuerte asociación entre electricidad y modernidad, que normalmente acompaña al crecimiento económico. Por eso el comportamiento de estos 4 años resulta sorprendente.
En efecto, si observamos el crecimiento económico en estos 4 años las cifras son espectaculares. Para no llenarnos de números sinteticemos diciendo que la economía ha crecido un acumulado de 57% durante el período, mientras el consumo eléctrico ha crecido también pero en forma mucho más modesta, alcanzando tan solo un 26%. Esto significa que tenemos una economía más eficiente en el uso del insumo eléctrico. Cualquier analista extranjero que observe nuestras cifras llegará a la conclusión de que Venezuela ha realizado un esfuerzo descomunal para aumentar la eficiencia energética y merece una medalla, otorgada por el Protocolo de Kioto, por su gran contribución a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y eso sin tener ningún compromiso al respecto.
Si medimos la eficiencia en el uso de la electricidad por la cantidad de la misma que se requiere para producir un bolívar de PTB, podemos afirmar que si en el año 2003 necesitábamos una cantidad X de unidades eléctricas hoy, comenzando 2008, sólo requerimos el 80% de X, de modo que hemos reducido 20% en cuatro años, cosa extraordinaria en cualquier parte del mundo. Igual sorprende que nuestros publicistas oficiales no se hayan dado cuenta de la importancia de este hecho y no nos lo repitan constantemente entre los grandes logros revolucionarios, junto con el índice de desarrollo humano.
Resulta curioso igualmente que este logro en términos de ahorro de electricidad no se haya repetido en el uso de otros energéticos. Todo indica que el uso interno de combustibles líquidos se ha disparado y, aunque las cifras no son concluyentes por la pobreza de la información, se habla de un incremento de 200 mil barriles diarios en el consumo de derivados del petróleo. La estimación se avala en el gran aumento de las ventas de vehículos. ¿Por qué hemos sido eficientes en el uso de un energético e ineficientes en otro?
En ningún caso se han dado señales al consumidor por la vía de los precios, los cuales se han mantenido congelados en todos los energéticos, y la sustitución de bombillos incandescentes por ahorradores resulta útil para bajar la demanda a las 8 de la noche, pero no tiene fuerza para disminuir el consumo total de electricidad.
Tal vez la explicación haya que buscarla en el hecho de que nuestro crecimiento no ha estado acompañado por un esfuerzo similar en la producción, especialmente en la industrial que tiene un alto peso en el consumo de electricidad. Por eso estamos atados a una economía de puertos. Es imposible analizar en profundidad que ha pasado, ya que las cifras de consumo por sectores, por regiones y por empresa que se requieren para entender el comportamiento del consumo no han sido publicadas, pero los responsables del sector deberían tenerlas. Quede aquí la paradoja para que le busquen la explicación y nos la informen.