El show debe continuar
Las últimas medidas que se asoman en la política dirigida a paliar el desabastecimiento indican claramente, por lo menos a todo el que quiera ver, que no existe ninguna intención de atacar el fondo de los problemas. Crear una nueva empresa llamada PDVAL para atender el desabastecimiento no se puede considerar algo serio. Es como si una familia pobre recurre al tío rico para que le dé una ayuda que le permita llegar a fin de mes. El tío escucha y alivia, pero no se puede esperar que te mantenga eternamente.
Resulta ocioso preguntarse qué hace el Ministerio para la alimentación (perdonen que me ahorre los Po Po), los distintos Ministerios para la Industria, las cadenas de Mercal, etc. Hay que encargarle el problema al tío rico para que lo resuelva. Nuestros estrategas van afrontando los temas a medida que se presentan, sin crear instituciones ni buscar soluciones de continuidad.
Pero en este asunto el tío rico también se apoya en los pobres. Ya el superministro presidente de PDVSA ha anunciado que utilizará la infraestructura de las empresas eléctricas, incorporándolas a la cadena de transporte y distribución, para almacenar alimentos. ¿Qué significa esto? ¿Será que las empresas eléctricas tienen instalaciones ociosas que en vez de almacenar transformadores e interruptores pueden dedicarse a los alimentos? ¿Y los trabajadores tienen tiempo ocioso que pueden distraer de su función de mantener la continuidad del servicio eléctrico para dedicarse a distribuir leche o azúcar? Obviamente no, si te concentras en asar un conejo se te quema el otro.
Por añadidura las empresas eléctricas están en la ruina, cosa que hemos repetido hasta la saciedad, y para cualquier tarea que emprendan tienen que recurrir a la bondad del tío rico. Al terminar 2007 la mayoría de las empresas tenían dificultades para cubrir la nómina y han logrado desfasar el problema gracias a aportes de PDVSA. Cuando preguntas cómo fue el aporte, ¿en calidad de qué? ¿Fue un aporte de capital? ¿Fueron préstamos? Nadie te sabe responder. Los temas contables son neoliberales y no interesan a nuestros revolucionarios. Lo importante es que seguimos a flote y el naufragio se retrasa por unos meses. ¡Que nadie se preocupe, el show debe continuar!
Ahora corre la voz de que vendrá una reforma tarifaria ¡Por fin!, Pero se trata de un aumento a los sectores comercial e industrial, a la vez de que se rebaja la tarifa al sector residencial. No es otra cosa que recurrir al viejo esquema populista de los subsidios cruzados que fue tan pernicioso en el pasado. Definitivamente, nuestra revolución no inventa nada nuevo, vive de refritos fracasados con la única condición de que tengan un tufillo populista. ¡Aquí esta nuestra revolución que le rebaja las tarifas al pueblo y se las sube a los explotadores imperialistas!
No es más que otro golpe a nuestro sector productivo, que no apunta sino a aumentar el desabastecimiento que nos agobia. Que puede significar sumar unas tarifas eléctricas injustas, en medio de un pobre servicio, a un sector productivo agobiado por la inseguridad jurídica y personal, por las regulaciones de precios, la inamovilidad laboral, la indefinición sobre la propiedad. Nada distinto al desestímulo y a invitarlos a invertir en cualquier otro país.
Algunas voces insisten en que nuestra revolución, con el Líder a la cabeza, van palo abajo y sin piso, pero eso lo decidirá en definitiva nuestro pueblo y ojalá que sea en elecciones libres y soberanas. Mientras tanto tendremos que seguir diciendo “El show debe continuar” y nos mantendremos en este proceso de decadencia lento pero implacable hacia la destrucción del país.