Economía

El precio del petróleo necesario hoy para la energía del futuro

EL PRECIO RECIENTE DE $50 EL BARRIL SUBSIDIA EL CONSUMO

Cuando el precio del petróleo acariciaba los $50 el barril, escribí en la prensa y esta revista electrónica que Venezuela no debería conformarse con las ganancias obtenidas, sino insistir ante la OPEP para refortalecer la defensa del precio hasta llevarlo a los $100 el barril, como mínimo, ya que la recuperación del poder adquisitivo perdido durante los 20 años anteriores no se lograba sino con los niveles de los $105 a $110 el barril.

Pues bien, llegamos a esos niveles y me propuse no comentar para evitar se malinterpretara mi apoyo a la defensa del precio del petróleo como apoyo a la política petrolera y gestión del gobierno chavista, habiendo previamente criticado al gobierno sobre el mal uso de las divisas ganadas, gastando la mayor parte en consumo en vez de invertir en capacidad productiva no petrolera sustitutiva de la no renovable petrolera. De haber vuelto a comentar, habría recomendado intensificar la presión sobre el precio hasta que llegara a los $120, que para entonces ese era el nivel de recuperación del poder adquisitivo perdido. También habría resaltado la insensatez de convertir a PDVSA en una empresa “hazmelotodo” innecesariamente, en vez de concentrarla a producir petróleo con la mayor eficacia y eficiencia posible, convirtiéndola en un ejemplar exitoso del proyecto socialista venezolano, con sus trabajadores orgullosos y satisfechos de ser socialistas eficientes a la vez de idóneos, lo contrario a lo que es hoy la empresa y su fuerza laboral.

Cuando el precio sobrepasó los $140 el barril, debí haber alertado que el nivel alcanzado además de la velocidad de su crecimiento produciría consecuencias negativas que, de no tomar medidas la OPEP, precipitaría la caída de la demanda y por ende del precio. No lo hice, como tampoco anticipe la abrumadora crisis financiera precipitada por el apalancamiento hipotecario de los bancos en los países consumidores, en particular Estados Unidos y algunos países europeos. El resultado lo estamos viendo hoy, con el precio por debajo de los duramente ganados $50 el barril anteriores y queriendo bajar aún mas allá de los $40. La crisis económica que hoy sufre el mundo ha resultado ser mucho mas extendida y profunda de lo que se pensaba podría ser, ocasionando problemas serios a los países petroleros sin producir beneficios compensatorios equivalentes en los países consumidores, una vez mas siendo los mas afectados y sufridos los países pobres y sin petróleo, los que son caricaturizados como países emergentes o en vías desarrollo (vías interminables porque en realidad no han progresado nada desde que se inventaron los dos conceptos y muchos se encuentran sumergidos al borde del ahogo).

Con el precio del petróleo tan bajo como se encuentra hoy día, tambaleándose alrededor de los $50 el barril (acariciando los $40), hay quienes se preguntan si no será cierto que la teoría del “Peak Oil” no habrá sido otra comedia mas, otra farsa de las que tanto abundan en el mundo de la energía, ignorando, o quizá mas bien despreciando, que el costo marginal a nivel mundial de la producción de petróleo se encuentra cerca de los $70 el barril y que la OPEP esta finalmente entrando en la onda de la defensa del precio, aunque débilmente señalando que consideran justo un precio entre $70 y $75 el barril, mientras que analistas serios y bien informados consideran que para garantizar una oferta suficiente se requiere mas bien un precio mínimo de $100 el barril.

Lo anterior no es otra cosa que la descripción situacional de la realidad mundial, mostrando una vez mas la incomprensión entre el mercado petrolero y la realidad económica, la cual de mantenerse por algún tiempo tendrá como resultado inevitable que el precio del petróleo una vez mas se dispare a niveles inesperados e inconvenientes tanto para los productores como para los consumidores. En otras palabras, los mercados petroleros lo valoran hoy como si el riesgo de haber llegado al tope de la producción “Peak Oil” es prácticamente cero, como también el riesgo de la falta o ausencia de substitutos aceptables y adecuados a mediano plazo (al menos para los próximos 2 a 3 años).

También reflejan las debilidades internas de la OPEP, ya que con el alza del precio del petróleo contradictoriamente han vuelto a repetir la ampliación y profundización de su dependencia de la abundancia de divisas que producen los altos precios del petróleo, en vez de haberla reducido al grado de poder declararse países emergidos y llegados al final de la vía hacia el desarrollo. Entre sus miembros, Venezuela resalta ejemplarmente esta contradicción y la insinceridad de sus gobernantes. Un verdadero revolucionario socialista serio y sincero en sus primeros 10 años de jefatura habría logrado, como mínimo, el establecimiento de las estructuras y relaciones básicas necesarias para el funcionamiento satisfactorio de una economía liberada del petróleo en una sociedad igualmente liberada de los abusos, la corrupción y la impunidad, los cuales mas bien han aumentado y profundizado. El fracaso del socialismo que hemos conocido en el mundo no se debe a fallas inherentes a la teoría y praxis socialista, sino a los líderes y sus secuaces (en muchos casos preponderantemente militares) que han querido perpetuarse en el poder bajo el falso argumento que sin ellos fracasa la lucha contra el imperialismo capitalista, cuando en realidad su aspiración es mandar, que en el caso de los militares significa materializar su formación. Militares y civiles que rechazan la convivencia e ineficiencia propias del proceso conflictivo pero libre que conocemos como democracia y definen el diálogo a-la-Hugo Chávez – yo hablo ustedes escuchan, yo ordeno ustedes obedecen.

Regresando a la situación petrolera actual, tanto los productores como los consumidores enfrentan una verdadera crisis que parece ser ignorada por el precio actual. La estrecha interrelación entre el precio del petróleo, la oferta petrolera, el dólar estadounidense, la solidez del sistema bancario y la salud del mercado es tan complicada que no hay cabida para grados de libertad y posibilidades de error. La producción marginal determina el precio. Es decir, el último barril de petróleo producido es el mas caro y el que determina el precio de los anteriores. Interrupciones en la cadena de la oferta, por ejemplo el transporte, causados por fenómenos naturales como huracanes y terremotos (como también sabotaje y terrorismo), tienen consecuencias drásticas inmediatas de larga duración ya que no se pueden resolver en el corto plazo. Lo que se haga o no se haga hoy en materia energética afecta significativamente el desarrollo económico y por ende los mercados, particularmente los financieros. No se puede invertir en el futuro energético cuando los mercados y las economías se encuentran débiles y agobiados por la incertidumbre.

Cuando el precio del petróleo regrese a los niveles alcanzados meses atrás, lo cual sucederá inevitablemente como resultado de los estímulos fiscales y monetarios que llevan adelante los principales países del mundo, que son también los mas afectados por la crisis, los productores de petróleo no estarán en condiciones de reaccionar positivamente para responder con una oferta suficientemente incrementada, ni siquiera a mediano plazo. “Peak Oil” será una realidad impuesta por los mercados, agravada por factores técnicos y políticos propios de la industria petrolera y quizá también por la imprudencia e irresponsabilidad de quienes hoy podrían actuar para amortiguar las consecuencias negativas.

En la actualidad, el mundo esta manejando la energía del futuro como el conductor de un auto que maneja viendo únicamente por el retrovisor y es lo que hacen los mercados con el precio del petróleo. La energía del futuro requiere que desde ya comiencen a colaborar los países consumidores y productores con un horizonte de largo plazo y en un plano amplio que permita ver con claridad la compleja interrelación de sus partes y actuar sobre ella con flexibilidad y entendimiento – la demanda es tan importante como la oferta. Pretender que los mercados por su cuenta darán las soluciones que necesita el mundo, sin intervenciones ni manejos políticos, es tan ilusorio e irreal como pretender que existen magos como Merlin o Mandrake.

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