Economía

El ping-pong del Banco Mundial

Suficientemente conocida es la historia del Banco Mundial (BM), desde los inicios de sus actividades en el proceso de reconstrucción de Europa. Posteriormente, pasó a canalizar recursos hacia las naciones en desarrollo. Con ello y con sus propias prácticas y posiciones fue satanizado por algunos -en muchos casos injustificadamente- como un emisario de la condicionalidad y de los agentes imperiales. Algunos funcionarios del actual gobierno venezolano, por cierto, se ponían antes un pañuelo en la nariz cuando oían que se nombraba tal institución.

Lo cierto es que, el BM, ha ido evolucionando en sus posiciones en cuanto a variados puntos. Uno muy importante, concierne al Estado y su participación en los asuntos económico-sociales. Tales cambios, los reflejó en el Informe sobre el desarrollo mundial 1997.

En esta oportunidad, nos referiremos a lo que, en nuestra opinión, es la respuesta del BM -con la dinámica del ping-pong- en cuanto a lo que la institución ha venido acumulando en experiencias en los países en desarrollo sobre sus posibilidades de cambio y en relación a las críticas al proceso de globalización. Para ello, nos basaremos en lo el BM presenta como panorama general en su Informe sobre el desarrollo mundial 2000. Este Informe, de todas maneras, presenta otros elementos de sumo interés como es lo relativo al marco integral de desarrollo.

El panorama general que nos presenta el BM está asociado a la entrada del siglo XXI y al conjunto de tareas, perfiles y perspectivas que derivan de ello. El mismo abarca asuntos del desarrollo, comercio, inversiones, ambiente y crecimiento de las ciudades, entre otros. Todo esto puede decirse que queda abarcado con lo que pasa a ser para el Informe una dualidad fundamental: globalización y localización. La primera, delimita un marco creciente de relaciones entre la nación y otras naciones u organizaciones -empresariales o no-. La segunda, por su parte, nos remite a las relaciones de la nación y gobierno con instancias internas de poder regional, local, municipal y ciudadano.

Veamos como se pronuncia hoy día el BM sobre asuntos de alta relevancia para países como Venezuela: “Lo que se necesita es ir más allá de los debates acerca del papel del Estado y el mercado, reconociendo que tienen que complementarse mutuamente, y dejar de lado la idea de que la aplicación de determinadas políticas -por ejemplo, en sectores como la educación, la salud o los mercados de capital- constituye una formula mágica para estimular el desarrollo en todas las épocas y en todos los lugares.” Es, indudablemente, una posición evolucionada cuando se la compara con las expresiones de comienzo de los noventa, por ejemplo.

De manera diferente a lo anterior veamos lo que en el mismo Informe, en nuestra opinión, puede considerarse una repetición de cierta ortodoxia: “Para los países en desarrollo el comercio exterior es la principal vía de acceso a los beneficios de la globalización. Las importaciones crean más competencia y variedad en los mercados nacionales, lo que redunda en beneficio de los consumidores, y las exportaciones permiten ampliar los mercados externos, lo que redunda en beneficio del sector empresarial. Pero quizás lo más importante es que el comercio permite a las empresas nacionales familiarizarse con las prácticas optimas usadas por las empresas extranjeras y con las preferencias de otros compradores más exigentes, estimulando así una mayor eficiencia. Asimismo, al ofrecer acceso a mejores insumos de capital, como máquinas herramientas, también contribuye a incrementar la productividad de las empresas. El comercio alienta la redistribución de la mano de obra y del capital hacia los sectores relativamente más productivos…”. Demasiadas cosas y mucha facilidad, como para que pueda aceptarse, sin mayor discusión, el optimismo de la expresión.

Igual puede decirse de la expresión siguiente: “Cuando se permite a los bancos extranjeros actuar en un determinado país, particularmente si la nación de origen de estas instituciones tienen una sólida normativa bancaria, el régimen reglamentario se fortalece gracias a la importación de normas de gestión de riesgos, prácticas de reglamentación y personal gerencial de alta calidad.”

Otros asuntos tratados en el Informe, vienen a ser muy oportunos en cuanto a puntos álgidos de la realidad económica y política que se asocia a los procesos de descentralización y que en Venezuela han generado fricciones: “A fin de que la descentralización no vaya en contra de la equidad, es preciso que se proporcionen fuentes de ingresos fiscales a las autoridades subnacionales y que se establezca un sistema de transferencias fiscales intergubernamentales para complementar los recursos locales…”

El siglo XXI presenta en realidad problemas y desafíos de gran envergadura. Muchos asuntos que atender en cuanto al desarrollo, aun con los logros tenidos en algunas regiones y latitudes. Más clara no puede ser la misma expresión del BM, cuando señala que: “está aumentando el número de personas que subsisten con menos de un dólar diario. Esta tendencia podrá invertirse, en beneficio de toda la población del mundo, si se consiguen encauzar las fuerzas de la globalización y la localización en el siglo XXI.”

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