El frágil equilibrio de Venezuela
La semana anterior a la Navidad, aproveché un viaje de trabajo a Nueva York para reunirme con algunos analistas de mercados emergentes en varios bancos de inversión, con la intención de entender qué percepción existe allí sobre el desenvolvimiento de Venezuela y cuáles son los pronósticos y dudas que guardan en relación con el país.
Existe cierta coincidencia en relación con el temor creciente de que el gobierno implemente un control de cambio para frenar la inmensa fuga de divisas que está teniendo lugar diariamente en Venezuela, aún cuando existen diferencias entre los analistas en relación con la fecha del evento. Para algunos dependerá del grado de nerviosismo del gobierno ante una eventual baja de los precios petroleros, esperada para Marzo-Junio y contingente a la reacción de la OPEP. Para otros, independientemente de los precios petroleros el gobierno terminará eventualmente perdiendo la paciencia ante la fuga de capitales y tomará medidas para – en el mejor de los casos – restringir la compra de divisas por parte de instituciones bancarias y casas de cambio.
La pérdida de presencia de Chávez en la escena política internacional desde la pasada cumbre de la OPEP – o la exposición negativa que ha tenido como consecuencia de sus declaraciones en relación con el Plan Colombia y sus constantes provocaciones al establecimiento político de ese país – podrían estar generando en el gobierno la búsqueda de una alternativa para catapultar de nuevo la figura del Presidente, como ya lo hiciera la cumbre de la OPEP y su visita al Medio Oriente. Muchos analistas temen que la bandera en esta ocasión podría ser el lanzamiento de una campaña internacional pidiendo la condonación de la deuda de los países en desarrollo.
La posibilidad de que esto ocurra se ha visto mermada, o por lo menos diferida, con el paquete de US$40 billones que el FMI ayudó a colocar en Argentina para evitar una crisis de balanza de pagos y alejar de la cabeza de De la Rúa la solicitud de un “diferimiento” en el pago de los compromisos de la deuda externa Argentina.
La percepción general es que Chávez no ha dedicado demasiada atención a este tema porque aún tiene la botija llena gracias a los precios del petróleo, pero se considera como probable que ante una eventual baja de los precios el Presidente vuelva a retomar el tema de la condonación con mayor fuerza, si bien es poco probable que cometa de nuevo la infeliz equivocación de utilizar la palabra “moratoria”.
Me llamó la atención que todos – por separado – coincidieron en relatarme de entrada una reunión que sostuvieron recientemente con Jorge Giordani, en donde el Ministro comenzó sugiriendo que se intercambiaran los roles impuestos por la mecánica tradicional de ese tipo de reuniones – preguntan los analistas, responden los representantes oficiales del país – y que pasara él, Giordani, a ser quien hiciera las preguntas. Acto seguido y de acuerdo con el recuento unánime de todos los analistas con quienes conversé, el Ministro de lanzó con una perorata de más de media hora en la que les llamó la atención por “no realizar bien su trabajo”, aludiendo como inexplicable la actual calificación de riesgo que el mercado impone a Venezuela, traducida en unos 14.41% puntos de rendimiento en su deuda de largo plazo, 902 puntos básicos (9.02%) por encima de las tasas de rendimiento de los bonos del tesoro de los Estados Unidos, y segundo riesgo más alto de América Latina, apenas por encima de Ecuador.
Uno de los analistas llegó a confesarme “nosotros tenemos tiempo en papeles venezolanos, pero estamos permanentemente atentos a cualquier señal negativa para salir de allí”. Me imagino también que las intervenciones del Ministro Giordani no les ayudaron a mejorar sus perspectivas. Y es que a pesar de los indicadores económicos, todo el mundo por allá tiene la percepción de que Venezuela se encuentra es un estado de equilibrio frágil. Y por aquí también.