El comercio y la retórica
La globalización ha aumentado las propias fronteras de la retórica y del hablar sin fundamentos. Uno de los campos que ha sido invadido por tal posibilidad es, indudablemente, el de la integración y el comercio. En las universidades y los institutos serios del mundo se tratan, en algunos casos, con mejores fundamentos, tales asuntos. Contrario a lo que a veces se piensa, no siempre es la práctica, y el día a día de la empresa, las que mejor permiten entender la rápida globalización de estos fenómenos.
En cualquier caso, en cuanto a América Latina y a Venezuela en particular, varios elementos han venido ordenándose sobre lo que acontece en cuanto a su comercio y a sus experiencias de integración. Los que señalamos de seguidas, son sólo algunos de ellos.
En primer lugar, no es cierto que se comercie mucho entre los países de la región. Grosso modo, el comercio intrarregional, con todas las recuperaciones que ha tenido, no ha logrado superar considerablemente el 20% del comercio total -porcentaje que ya se había alcanzado en lustros atrás. Algunos países, en particular comercian muy poco con los otros países de la región. México y Venezuela han estado entre ellos, persistentemente.
Una de las experiencias de integración que más nos ha simpatizado -aún con sus distintas dificultades- dentro los variados proyectos y propuestas ha sido el de el grupo de los tres (México, Colombia y Venezuela). Pues bien, entre 1990 y 1998 México solo exportó hacia Venezuela y Colombia, el 0,99% de su total de exportaciones.
En segundo lugar, el peso y significado permanente que ha venido teniendo Brasil en el comercio intrraregional. Con acuerdos formales o sin ellos, Brasil se ha venido presentando como un punto fuerte de comercio en unas seis u ocho de la relaciones bilaterales más importantes dentro de la región -que incluyen, por supuesto, las de Mercosur- . En el caso de Mercosur, y en cualquiera de los sentidos, la relación mas fuerte de los otros integrantes es indudablemente con Brasil. En promedio, sin embargo, y para el mismo periodo 1990/1998, esta nación sólo exportó alrededor de un 14% de su total de exportaciones al resto de los miembros de Mercosur. Por otra parte, no es Brasil sino México, el mayor exportador de América Latina en años recientes.
En tercer lugar, un punto de alta importancia corresponde a las relaciones entre las elasticidades ingreso de importación y exportación (conciernen a como reaccionan las variables mencionadas ante variaciones en el ingreso). La razón técnica de las dos elasticidades nos remite -siendo mayor que uno- a posibles desequilibrios externos. Entre 1950 y 1997 alrededor de 8 países de la región presentaron tendencia a tales desequilibrios; entre 1990 y 1997 alrededor de 10. Como se sabe, en los años noventa, y con indiscutible relación con la apertura, la tendencia a tener déficits comerciales en varios países de la región, fue una manifiesta realidad, no siempre explicable con aquello de que se han estado importado bienes de capital para fines del crecimiento económico. (Para algunas cifras sobre flujos de comercio puede verse el trabajo de Esteban Pérez C. publicado en Capítulos Nº 57, SELA; referencias conceptuales a las elasticidades pueden verse en Apleyard y Field Economía Internacional, MacGraw-Hill).
Como se ve, los asuntos del comercio y la integración, no consisten en decir: debemos comerciar más entre nosotros mismos, integrarnos para enfrentar la “maligna” globalización, etc. Impulsar el comercio y la integración tiene sus justificaciones, pero esto es distinto a la retórica necia de diversos mandatarios latinoamericanos