El cierre de Alunasa
El cierre de Alunasa, o al menos la amenaza de cierre, por la sencilla razón de que el presidente de Costa Rica declaró que el otorgamiento de poderes especiales al presidente de Venezuela es una “negación de la democracia”, lo cual demuestra que no se pliega a los preceptos del ALBA y del socialismo del siglo XXI, es una muestra clara de como obra caprichosamente la revolución bolivariana. Nuestro Soberano comprueba que es capaz de aplicar una especie de lista de Tascón internacional: Me apoyas, entonces recibes los favores de nuestra bonanza petrolera; no me apoyas, entonces te quedas sin nada. Así que ahora se dice que nos queremos llevar la planta para Nicaragua porque es amiga del proceso, al menos por ahora. Luce un poco infantil, pero es el estilo en que se conciben las relaciones internacionales en nuestra revolución. Aunque, como es obvio, no se puede actuar permanentemente así sin esperar consecuencias.
Lo primero que salta a la vista es el estilo de guapetón de barrio de nuestro Adalid. Cuando es un país pequeño como Costa Rica, se ensaña sin misericordia. Cuando es un país grande que no se dejará amedrentar, se calla y negocia. Así vemos que pretende ignorar con discreción que Lula y Bush se reúnen como buenos amigos y hasta se atreven a firmar un pacto energético. ¡Semejante osadía, un pacto energético con el imperio cuando la energía es lo que aporta Venezuela en sus relaciones con los países de Mercosur! Por indignante que resulte esto se pasa por debajo de la mesa y se trata de aparentar que no afectará para nada nuestros fabulosos planes hacia el sur, con banco, moneda única, gasoducto y ejército incluidos. Cuando se trata de los grandes nuestro Líder traga grueso y se calla, esperando una mejor oportunidad.
Pero por supuesto que todas las acciones tienen consecuencias. Si Venezuela es capaz de cerrar una laminadora de aluminio por diferencias políticas ¿Será capaz de cerrar el flujo de gas por nuestro monumental gasoducto cuando algún gobierno de los países del sur tenga la osadía de desairar a nuestra revolución? Hay que pensar que los gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay van a cambiar en el futuro, el único país que necesita un ser Ungido por Dios para que lo gobierne permanentemente es Venezuela. No es de extrañar que alguno de los futuros gobernantes deje de bailar pegado con nuestro Paladín, de hecho Lula está demostrando que baila solamente cuando le gusta la música.
De modo que es posible que las consecuencias estén apareciendo ya y nuestra revolución deje de ser vista con seriedad. O tal vez sea vista por fin con mayor seriedad, según como se mire. Porque hay que entender que las revoluciones son así, con su ética superior expresada en la lucha de clases y su batalla contra el imperialismo. Las revoluciones no tienen relaciones con naciones sino con gobiernos y movimientos políticos. Hoy pueden estar en Ecuador y Bolivia y mañana quién sabe. De modo que los pactos a largo plazo sólo se pueden dar con gobiernos revolucionarios, que piensan perpetuarse como el nuestro. Hay que entender que el “hombre nuevo” no es cosa que se pueda construir en dos días.
De todos modos, debo confesar que a mí me daría una risa muy poco nacionalista si escuchara a Oscar Arias decir, en perfecto estilo criollito, que si le cierran Alunasa el gobierno costarricense la expropiará alegando utilidad pública y que es una empresa estratégica, para preservar el empleo de los trabajadores de la patria y, para ñapa, a la vuelta de unos meses la privatizara y se la vendiera a Alcoa o Alcán. Al final a lo mejor sale ganando e impulsa la industria de laminación de aluminio en el país centroamericano.