Economía

El cartero llama dos veces

Siempre es bueno, cuando uno comete un error, una decisión equivocada, o enfoca mal un problema, que ocurra algo azaroso y lo salve a uno. Imagínese que intenta adelantar a una gandola en una carretera estrecha antes de llegar a una curva cerrada, pero calcula mal y termina pasando a la gandola en la mitad de la curva. Usted respira aliviado y dice: ¡Coño, menos mal que no venía nadie! Y toma precauciones para no volver a cometer un error de tal magnitud.

Algo parecido está pasando con los responsables de nuestro sector eléctrico, con la diferencia de que parece que les gusta pasar camiones en las curvas y lo repiten una y otra vez. No enfrentan el problema de proveer de energía primaria al sector y siguen construyendo plantas que se alimentan con gasoil, las cuales hoy por hoy representan la electricidad más cara del mundo; no quieren entender las ventajas de la economía de escala y siguen instalando pequeñas plantas que llaman “generación distribuida”, por supuesto alimentadas con gasoil, que son un paliativo marginal que sólo se aplica en un país depauperado como Cuba; abordan el tema de la demanda con soluciones puntuales, carentes de economía, como regalar bombillos ahorradores a diestra y siniestra, sin ninguna solución de continuidad, porque nadie está dispuesto a renovar dichos bombillos con sus propios recursos; no enfrentan el problema de insolvencia de las empresas del sector que carecen de recursos para asumir cualquier programa de inversiones y dentro de poco tendrán que pedirle recursos a PDVSA para honrar sus gastos operativos.

Sin embargo, la naturaleza es pródiga y los sigue salvando, o mejor, nos sigue salvando a todos, porque en la nave que ellos manejan estamos montados todos los habitantes del país. Las lluvias en la cuenca del Caroní siguen realizando excelentes aportes. El año 2007, que empezó con timidez en el verano y parecía que podía resultar un año “seco”, ha mejorado notablemente en el invierno hasta llenar el embalse de Guri. Ya se abrieron los aliviaderos al colmarse la capacidad de almacenamiento. Lo mejor es que la cantidad de energía almacenada nos garantiza que podremos pasar el año 2008 sin sobresaltos relacionados con la capacidad de generación.

Si las cosas siguen así completaremos tres años consecutivos con caudales por encima del promedio y seis años seguidos sin experimentar un año seco, ya que el último fue el 2001. Pero la pregunta es ¿Vamos a seguir sustentando la generación eléctrica del país en la ocurrencia de años lluviosos? ¿No deberíamos aprovechar el tiempo que nos brinda la bondad de la naturaleza para prepararnos para la peor condición?

Las condiciones climáticas nos están dando una nueva oportunidad. Todavía hay tiempo para enfrentar el problema con medidas efectivas que eviten una catástrofe. Especial atención merece resolver la incapacidad financiera de las empresas. Las autoridades deben comprender que el costo político de corregir las tarifas es mucho menor que el que produce el malestar por la caída del servicio. Un segundo aspecto es encargar los proyectos a empresas solventes y con experiencia, la importancia del sector eléctrico no permite improvisar dándoles la responsabilidad de las obras a cooperativas recién creadas y a amigos. La revolución debería haber aprendido con lecciones como la del viaducto Caracas-Vargas, en la que después de muchos guabineos tuvieron que apelar a constructoras experimentadas, aunque fueran de la IV República.

Entretanto el país sigue sufriendo la mala calidad de servicio debida a la incapacidad de las redes de transmisión y distribución. Pero valga está advertencia, todavía hay tiempo de evitar el colapso de la generación de electricidad que elevaría el problema a otra dimensión. Ojalá que nuestros dirigentes tomen precauciones antes de llegar a la próxima curva.

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