Economía del cambur pelado
De tiempo atrás, he tenido una sensación jocosa ante lo que son ciertos planteamientos que se hacen dentro de -o relacionándose con- lo que se gusta en llamar la profesión y ámbito del economista. La mejor graficación de mi sensación, remite a la situación de una persona que pela un cambur y ante lo cual los analistas, o proponentes, ubican al que escucha o lee, en variadas opciones. Por ejemplo: comerse la concha, comerse sólo el cambur o comerse la concha y el cambur conjuntamente. Lo que se quiere resaltar no es la presencia de opciones, pues ello es consustancial o fundamental para la economía, desde aquellos viejos principios de recursos escasos para fines múltiples. Lo relevante es que, la manera de pronunciarlas o escribirlas, nos lleva -en variados casos- a una sola y predilecta opción. Esto es lo que entendemos como la economía del cambur pelado (ecp). A continuación, presentamos algunas ilustraciones de la misma, en el entendido de que, en nuestra apreciación, la ecp se usa para ordenar posiciones ya tomadas, decir las cosas en forma simple (que bien entendida y aplicada es una habilidad de, entre otros, académicos o genios, según los casos), pronunciarlas evitando compromisos o para lo que en criollo se llama mamar gallo.
En primer lugar, la referencia hecha en un programa de televisión de Marcel Granier por un analista -hace alrededor de tres lustros-, sobre que Venezuela debía exportar parchita (o fruta de la pasión) en vez de aluminio, dados los altos costos para la extracción y procesamiento de este último producto. Puede uno evaluar la validez de esta argumentación, según los criterios de ventajas competitivas, la dinámica del crecimiento de variadas naciones y de la economía internacional, pero ello nunca le quitará la gracia a la comparación, aunque se pueda señalar que es sólo un ejemplo. Algunas economías se han destacado exportando flores o música -como Venecia hace siglos-, pero eso no mantiene el largo plazo.
En segundo lugar, es también ecp la manera como los extremistas de la especie de liberalización permanente -o neoliberalismo extremo- recomiendan políticas económicas o entienden el bienestar y como alcanzarlo. Un ejemplo lo tenemos en afirmaciones como esta: «La clave para alcanzar la prosperidad consiste en libre comercio, moneda sana y un gobierno limitado. Eso significa dejar que la gente se dedique libremente a alcanzar sus metas personales, mientras se respetan los derechos de los demás sobre la propiedad y la libertad.» (Dorn, analitica.com, 2-4-01).
En tercer lugar, y pronunciándose sobre un tópico de tradición e implicaciones en la sociedad venezolana -la renta petrolera-, otro analista y profesional nos plantea que: «El ingreso que proviene de la renta se acepta y justifica conscientemente tan solo si se destina a acumularlo como capital físico o humano para la producción. Conscientemente el disfrute de la renta es visto como un antivalor. El consumo de la renta, la renta como bendición en el sentido del bienestar que ella permite, es negado conscientemente y aplaudido inconscientemente (cursivas mías, EOR). El petróleo fue así percibido al mismo tiempo como bendición, en el ámbito inconsciente y maldición, en el consciente, en la medida que en un principio el petróleo se vinculó esencialmente como renta a la sociedad venezolana» (Espinasa 26-3-01, analitica.com). Leyendo a este autor -quien nos augura petróleo para más de 300 años- se me ocurrió pensar que existe una especie de Inconsciente Petrolero, muy venezolano, en el sentido que Jung le atribuía al Inconsciente Colectivo.
En cuarto lugar, y en la línea de discursos neutros, destacamos, del tercero de la serie de tres curiosos artículos publicados por Alejandro Armas -Presidente de la Comisión Permanente de Finanzas- intitulados Shock de (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez/default.asp»,»Chavez»)%), la siguiente expresión: «Estabilidad macroeconómica, inversión productiva, equidad y buen gobierno son las condiciones básicas de la nueva estrategia que nos proponemos como pilares del nuevo modelo de sociedad que compatibilice la democracia política, la democracia económica, la cohesión social, la prosperidad y el ejercicio pleno del Estado de derecho, en un mundo globalizado». Esta expresión, la acompañan otras que son llamativas, según las ejecutorias del actual «gobierno revolucionario» y la posición política del autor -definidamente identificada con este último- de los artículos: «Le corresponde al Estado seguir mejorando las condiciones políticas, sociales y económicas que hagan de la iniciativa privada la principal fuerza impulsora del desarrollo.» (El Nacional, 1-4-01).
En quinto lugar, se quiere resaltar la expresión -que es, por lo demás, de las típicas en los ambientes anglosajones y seguramente tiene utilidad para personas y naciones-, pronunciada por un economista venezolano, en un programa de televisión con Pedro Berroeta, y que es valido destacarla para lo que hemos ubicado como ecp: «El dinero mas caro es el que no se tiene».
En sexto lugar, representan también ecp, los pronunciamientos que sobre la marcha de la economía venezolana realiza la máxima autoridad del BID, Enrique Iglesias, cada vez que visita a Venezuela. Con sus particularidades y veteranía, le dice al gobierno de turno que su política económica tiene buen sentido o está bien encaminada la nación. Habrá quien argumente -paradójicamente para el caso- que los organismos internacionales tipo BID tienen que cuidarse en lo que opinan, para evitar roces. Lo cierto es que, los distintos Presidentes de los últimos lustros, se han sentido siempre muy cómodos con los pronunciamientos señalados.
No todos pueden argumentar aquellas defensas de Giordano Bruno ante la inquisición, en el sentido de que le habían sacado frases fuera de contexto. Las frases y el contexto, en variados casos, son lo mismo, y, conforman, lo que algunos entendidos en Filosofía llaman el texto.