Economía

Economía de la Hipocresía

No puede ser sino basado en la hipocresía y la mentira, que un gobierno le diga el 15 de enero al soberano que todo marcha bien y, menos de un mes después, le informe que hay ser pragmático al tomar determinadas medidas, que son un giro de 180 grados y que, nuevamente, se le diga que todo va a estar bien.

Dos llamados fundamentales tuvo el Presidente para palmear al soberano. Uno primero, el llamado de austeridad. Un gobierno derrochador, dispendioso y dadivoso con los que cree que debe ayudar en el resto del mundo, llama al pueblo -en su acepción amplia- a la austeridad, con las referencias al medio vaso de agua, el papel de hilo, los teléfonos y –¡válgame Dios¡, por aquello de sus dos aviones- los usos de los aviones. En gobiernos anteriores se comunicaron, en diversas oportunidades, medidas similares, sin mayores efectos. ¿Es que acaso se trata de que los “revolucionarios” de funciones de gobierno hoy día, si lo van a cumplir? Para poder hacer esto, no hay que ser ni neoliberal ni revolucionario. Se trata sólo de tener un gobierno serio y bien plantado. Y este no lo es. El segundo llamado, remitea aquella dulzura de que los proyectos en marcha no se alterarán. O sea, los no empezados si podrán alterarse. ¿Cuales? Como buena parte del estilo gerencial de este gobierno, serán definidos, seguramente, sobre la marcha. Por supuesto que, en esta selección, influirá el beneficio a aquellos que tengan que ver con los “sagrados intereses de la revolución”, aunque a una parte importante del país no le parezcan adecuados. Y, aunque se trate de un gobierno que ha podido manejar sobre los 70.000millones de $ en sus tres años de existencia.

Solo el desconocimiento que el pueblo raso tiene en cuanto a las implicaciones de las medidas anunciadas, permiten que un gobierno como el actual se mantenga aun de pie -aunque trastabillando, por las innumerables y contundentes manifestaciones de la sociedad civil en distintos momentos y sentidos- Tales medidas, que buscan atender una crisis fiscal. todavía con parvulez, son ya bastante conocidas en ciertos ambientes. El uso reincidente del débito bancario, la disponibilidad de las utilidades cambiarias, la disponiblilidad de lo contenido o a ser depositado en el FIEM Y la decisión de poner a flotar el tipo de cambio, entre otras.

El debito bancario es ese impertinente y genérico impuesto, que solo se justifica con un gobierno que tiene el descaro de decirle al soberano que tiene problemas de caja, aunque su comportamiento sea el señalado. El uso de lo que existe o podría existir en el FIEM, debe interpretarse a la luz de un gobierno que ni lo inventó ni le ha dado el uso adecuado, sino que lo ha ido deteriorando en base a su discrecionalidad.

La mayor parte de lo concerniente al tipo de cambio trata, efectivamente, de la manera más rapida y eficiente de que el gobierno solucione sus problemas de caja. Pero con el agravante de que es una medida rápida y eficiente –también- pero con efectos negativos en cuanto al nivel de vida de la población. Claro, quienes viven bien o disfrutan las cosas agradables del poder, verán la devaluación inherente, con los mismos vidrios cerrados con que los ministros y funcionarios del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez vieron la Venezuela que hoy añoran, por creer que iba bien encaminada en política económica.

Es cierto que el bolivar ha estado sobrevaluado en relación al dólar y que el tipo de cambio puede ser uno de los impedimentos o estímulos en cuanto al desarrollo de las exportaciones y que, correspondientemente, había que actuar en este terreno, pero hecho como se hizo, puede ser catalogada tal política como la más irresponsable dentro del conjunto de medidas. En términos políticos, la economía y los ciudadanos tendrán su momento de sancionar al Presidente y su gobierno por la afectación de sus intereses. Es cierto, todo tiene su momento, todo tiene su hora.

La medida en si misma es de las de más alto contenido neoliberal, de las que se implementaron en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. En si misma, y aun con todo el carácter sucio que puede adquirir la flotación -y más aun en una economía donde el principal oferente de divisas es el gobierno-. La flotación en este contexto, dado el conjunto de divisas que se quemarán permanentemente, alterará grandemente las posibilidades de impulsar una autentica estrategia de crecimiento y desarrollo, que el Presidente, ahora mas declaradamente que antes, ha pasado a confundir con el credo neoliberal. Extremando los viejos planteamientos del economista Paul Baran puede decirse que se afectará el excedente economico potencial. Aprendimos desde hace muchos años que al FMI le gusta dentro de sus estrategias repetitivas que todo fluya libremente. Pues bien, ya el FMI y el Presidente han conseguido lazos de amistad y de ahí el pronunciamiento hecho desde aquel en relación a las medidas. El “gran líder”, impulsa ahora el ajuste con la tradición altamente ortodoxa de lograrlo en base al deterioro del salario real

Dos marcas tendrá el gobierno revolucionario de ahora en adelante: la de, por una parte, controlar las tasas de interés, pues parte de lo banqueros –y seguramente por que es lo racional- no siempre demuestran que “si tienen corazón” como ha gustado en decir el propio Presidente, para atender el no corregido circulo vicioso entre el tipo de cambio y la tasa de interés; y, por la otra, la de establecer un control de cambio, porque los agentes económicos busquen resguardarse de la inflación y las expectativas negativas.

Se trata, realmente del comienzo del reventón de la economía. Pero, también, de la más crasa continuidad con la Trampa de los planes de ajuste y estabilización.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba