¿Dónde están mis dólares?
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El día 22 de febrero (2008) hice una solicitud de divisas para viajeros a CADIVI, (Comisión de Administración de Divisas), por US.$ 600 con el fin de viajar a Chile el 25 de marzo. La odisea de entrar a la página de Internet de Cadivi fue peor que la duración de la Guerra de Troya y yo sin mi Penélope. Día tras día intentaba ingresar a la susodicha página (%=Link(«http://www.cadivi.gov.ve»,»cadivi.gov.ve»)%), sin ningún resultado. Creo que fueron dos semanas de intento. Yo pensaba, en el íntertanto, ¡Señor! ¿Por qué no estudié para «hacker»? – Por fin, una noche, logré que se abriera la bendita página y llené el formulario, lo imprimí y más alegre que Mico con banana corrí, al día siguiente a «mi banco», el Banco de Venezuela (quienes no somos ricos – que no es malo – manejamos por lo general una sola cuenta corriente).
En la sucursal o agencia del Banco, me atendieron con prontitud (esperé solo media hora), me recibieron mis tres copias de la solicitud de Cadivi, tres copias de mi cédula vigente, tres copias de mi Pasaporte, tres copias de mi Fe de Vida, tres copias de mi Partida de Bautismo, tres copias de las fotos de mi actual esposa, tres copias de las fotos de mis perros y gatos, etcétera, y me dijo la dama que me atendió «señor Concha, ahora sólo tiene que esperar que Cadivi le notifique por E-mail que su solicitud está aprobada» – ¿cuánto demorará eso?, le pregunto. «No más de cinco días hábiles»…
Me fui contento, pensando en lo eficiente que era el Banco. Craso error. Uno nunca, jamás de los jamases, debe pensar bien de las instituciones burocráticas sean estas públicas o privadas. Lo peor de todo es que tengo 63 años de edad y aún creo en «pajaritos preñados» o arroz relleno ¡que vaina! Conmigo.
Pasaron 10 días, 15 días y nada de E-mail. Me puse nervioso y regreso al Banco de Venezuela, que gracias a Dios y a la viveza de los españoles no tiene ningún eslogan como esos idiotas que dicen «tu banco amigo», «tu banco preferido», «tu banco amoroso» y pare usted de contar… Saco un número de la tercera edad (que al final da lo mismo que sacar de los normales), después de hora y media, sale sorteado mi número, me dirijo a la caja y el Cajero hace unos pases en la computadora y mira mi solicitud, mira y remira mi cédula y yo comienzo a transpirar. Se va de la caja y regresa como a los veinte minutos. Me dice, «perdone señor Concha, por favor vaya a hablar con la Gerente». ¿Qué pasa? Le digo yo… La verdad es que no puedo «accesar» (maldita palabreja), a su cuenta». Yo como Condorito digo ¡Plop!…
Me meto a la oficina de la señora Gerente y le digo «¡perdón! Señora, yo soy Mario Concha Vergara y el Cajero me dijo que hablara con usted por mi… y hasta allí llegué. «¡Ah! Sí, me contestó. Mire señor Concha, su solicitud se venció porque usted no vino a buscar los dólares la semana pasada» – Pero, cómo, le contesto. Si ustedes me dijeron que esperara un e-mail, para venir a comprar los dólares… «Lo siento señor, enviaré un e-mail al departamento de divisas para que le vuelvan a reactivar su solicitud así que por favor pase mañana». Bien le digo, pero a mí no me gusta hacer cola… «No, dice ella, venga directamente a mi oficina»
Fui al día siguiente, al otro, al otro, y así por dos semanas. La respuesta la misma: «señor Concha no me ha llegado nada desde Caracas, nada». Un buen día, creo que dos semana después, me enojo y le digo mire señora, con todo respeto, dígame la verdad ¡que diablos! pasa.
La señora Gerente me mira de arriba abajo y yo me digo, al menos tengo buena pinta. Ese día vestía mi conjunto bluejean Lewis Strauss legítimo, hecho en Colombia, mi sombrero panameño hecho en Ecuador, mis zapatos venezolanos hechos en Malasia, mis anteojos peruanos hechos en Italia, mi bastón chileno con cacha de águila, hecho en Taiwán y me dije ¿si somos tan globalizados cómo demonios no puedo conseguir US.$ 600 si en este país los dólares salen por maletas? «Señor Concha, la verdad es que no tenemos «plataforma» con Divisas» – ¿Qué significa eso? – «Significa que hace dos semanas estamos incomunicados pero, usted puede ir a cualquiera otra agencia en el país»… NO contesté porque no podía decir lo que pensaba frente a una dama.
Al otro día parto raudo a Maracay, en donde abrí mi cuenta inicialmente. Hablo con el gerente de la Agencia y me dice «¡Hola! Don Mario, en que le puedo servir» – Le narro toda la historia y después de oírme pacientemente me dice: «mejor, Don Mario, vaya a Caracas pues aquí no tengo ni dólares ni plataforma»… ‘Vaina! Me dije, y me gasté Bs.F. 60 mil viniendo para acá y me voy con la cola entre las piernas. A todo esto me daban ganas de salir cantando ¡Uh, ah! Uh, ah, Chávez no se va!
Al día siguiente parto raudo a Caracas. Llego a la sede principal del banco. Hago una cola kilométrica de hora y media, más o menos. Llego a la caja cuando sale mi número rifado. Presento mis papeles. La cajera los vio y de inmediato me dijo, masticando chicle «dólares no hay, mi amol» – ¡Vaina! Señorita, viajo la próxima semana, ¿qué hago? «No sé señor Cadivi nos tiene sin dólares a nivel nacional» – Será en el ámbito nacional, digo con rabia…
Salgo del banco hablando solo. Ya me estaba volviendo loco. Salgo del banco balbuceando incoherencias. Me siento impotente. Grito ¡quién mierda se quedó con mis dólares! – Un señor que oyó y vio mi berrinche me dice, señor, quien se quedó con sus dólares fueron los mismos que se cogieron el queso, el petróleo, las reservas internacionales, los alimentos, el país…