Del socialismo cientifico al socialismo bolivariano
La economia en mengua asimila con enormes dificultades el shock del «cambio» político y del masivo derrumbe de instituciones, las que, pese a su precariedad alcanzada en los últimos años, podrían sostener un defectuoso régimen de economia de mercado, en un régimen político venido a menos, incapaz de superar la matriz socialista que le dio vida después de la 2da guerra: el síndrome de Octubre nunca acaba.
1. Ideología y altos costos de transacción para una economia de cuasi-mercado
La nueva «clase» política, en lugar de transformar esas instituciones y enrumbar los cambios políticos en lograr una eficiente economia de mercado, sobre prejuicios y costos ideológicos se crean, sobre la marcha, instituciones para soportar un régimen económico distinto al de mercado. Después de todo la «revolución» no vino a modernizar la economia y las instituciones, vino por la sobremesa. El sistema económico – en gestación – deriva asi a una especie de esquizofrenia socioeconómica e institucional, donde, ni chicha ni limonada; ni estado donde no puede el mercado, ni mercado donde no puede el mercado; todo lo contrario, mucho estado y poco mercado; es decir, mas estado del que ya existía emanado de la renta del petróleo y de la estructura de propiedad estatal creadora de esa renta.
Una economia de mercado es un régimen basado en la propiedad privada, en el libre intercambio y en el ejercicio pleno de las libertades individuales, con un Estado que se encarga esencialmente de velar las reglas de juego, el cumplimiento de las leyes, y en ocasiones, de la oferta de bienes y servicios públicos que aun el mercado no puede ofrecer eficientemente, entre ellos la defensa, seguridad individual, etc.
Por supuesto que ello no impide que el Estado también ejerza labor redistributiva en la oferta de bienes y servicios de educación, salud, pensiones a aquellos segmentos de la sociedad que aun no disponen de fuerza de ahorro suficiente para que el mercado determine el autofinanciamiento de su seguridad previsional. Los impuestos que recauda el fisco tienen ese destino, pero con la sabiduría de Confusio por delante de enseñar a pescar.
2. Capitalismo de estado y reminiscencias socialistas: el híbrido
En ese sentido, es cada vez mas obvio que el régimen económico que emana del «proceso revolucionario» y de la nueva constitución, es en él mejor de los casos, un híbrido cuyo saliente mas protuberante es su ineficiencia, tendiendo hacia un capitalismo de Estado, muy similar al que caracterizó las llamadas democracias populares y socialistas del Este de Europa.
El correspondiente discurso político parece alimentarse de esas fuentes ideológicas. De esta manera, en la administración de la hacienda publica se expresa una gestión presupuestaria y fiscal, intensamente centralizada con menoscabo en los hechos de la descentralización, asi como la intervención directa en el régimen económico afectando ciertamente procesos mas autónomos como la formación de precios – tasas de interés, márgenes financieros, ganancias, etc. del sistema financiero. Y en lo político, de la concentración de las decisiones en politicas publicas expresada en acumulación de poder, paradójicamente con disminución de autoridad, lo cual imprime excesiva discrecionalidad en la generación de politicas publicas, – leyes habilitantes para legislar masivamente, por ejemplo- lo que en el tiempo tiende a mediatizar la estructura de poderes simétrica a una democracia representativa y de mercado – el legislativo y el judicial- consono a la característica esencial del capitalismo de Estado mencionado.
La fuente ideológica se reproduce, nutriéndose del verbo «antiimperialista» de factura marxista con la novedad alcanzada en estos tiempos de la lucha contra lo global, apoyado en un neonacionalismo indigenista y ecologista que rebusca en la historia los iconos de la nacionalidad. De esta manera, crecen los costos de transacción por excesiva intervención del Estado en los asuntos económicos, donde en algunas áreas, la actividad económica privada es residual. Muchas y diversas normas constitucionales refrendan ese comportamiento del poder político.
3. Los prolegómenos del cambio en lo político y económico
] La nueva constitución muestra los prolegómenos (ver Preámbulo) de esos cambios, desnaturalizando el régimen económico de mercado y apuntando las fundaciones de un «nuevo» régimen económico que otorga al Estado, en los hechos, a los políticos, el monopolio constitucional para la explotación de los recursos bajo tierra, para la provisión de pensiones, educación y salud, en perspectiva de ser socializados acorde con el espíritu socialista que emana la constitución. Por supuesto que el proceso no es lineal y se mueve bajo fuertes contradicciones, en virtud del conflicto que se produce entre la dirigencia política y la sociedad civil en el diseño de las leyes que tienen como razón la ejecución del mandato constitucional, y los conflictos ideológico al interior de la clase política dominante.
En esencia. Esas «transformaciones revolucionarias» representan un evidente retroceso respecto de las nuevas maneras como se administra y desarrolla el mundo de hoy, donde se le devuelve al ciudadano el ejercicio de sus libertades económicas y politicas individuales. Véase, al respecto, las reformas de salud y pensiones en la Europa gobernada por las corrientes socialdemócratas –partidos socialistas que dejan atrás el welfarismo de los socialistas europeos para la administración privada de la previsión social, pensiones y salud.
El modelo que percola de la corriente ideológica dominante en el gobierno, presiona con un fuerte componente colectivista y anticapitalista, según afirmaba un líder del «proceso», a la sazón, hermano del Presidente. A esas ideas se le ha agregado la «demostración matemática» del teorema del «comunismo puro» de las preferencias –altruistas- del «dictador benevolente», concepto este ultimo componente de la ideología socialista/altruista y que comienza, sabemos, con el control sobre los mercados.
Ese régimen económico «alternativo» se funda en la amalgama ideológica neo-marxista, autogestionaria, gramsciana, y las excentricidades ideológicas de la teología de la liberación. Se hacen grandes esfuerzos para que esa estructura ideológica sea decorada con las ideas de Simón Rodríguez, Bolívar y Zamora, lo cual es evidentemente imposible, aun en la ideología republicanista de antes y después de la independencia.
4. La socialización de pensiones, salud y relaciones laborales y la descapitalizacion de la economia
Allí están las bases constitucionales de la reforma de educación y salud, laboral, donde de acuerdo al dogma, se deposita en el Estado la figura de padre y patrón, con menoscabo de la familia y la propiedad privada, al declararse a estos bienes constitucionalmente bienes públicos. La ingeniería legal en camino que la opinión publica comienza a conocer, incorpora fuertes restricciones, al darle al Estado intervención ilimitada sobre los mercados.
En esas condiciones suficiente ruido político se ha esparcido en un entorno socioeconómico complejo que ha tenido como efecto –perverso- desactivar importantes volúmenes de capital, tecnología, conocimiento y capital humano, que ha preferido emigrar a otros mercados, ver y esperar a un hipotético retorno del régimen de mercado; en otras palabras, la disminución cuantitativa y cualitativa de la economia privada.
La acotación viene al caso, con relación a un hecho visible del intenso proceso de descapitalización, con una inversión privada que a duras penas sostiene su tasa de depreciación y que no reproduce el capital y con lo cual se marca la masiva perdida de empleo formal, que conduce a una masiva informalización del empleo y perdida de fuentes de un crecimiento económico moderno, con la secuela de empobrecimiento que emerge de esa «transformación’ del mercado laboral. La perdida de empleos formales indica la desincorporaron de tecnologías modernas, la carencia de nuevas inversiones, deterioro y empobrecimiento de capital humano, desempleo estructural, y perdida de relaciones industriales modernas, fenómenos todos que caracterizan la economia de mercado. La debilidad del crecimiento mostrada en estos anos, en medio de abundantes recursos fiscales petroleros, es consecuencia de lo mencionado.