Economía

De las Bolsas de Valores a las Micro finanzas

El discurso de pobreza del hombre del Por Ahora ha hecho mella en la conciencia de un sector duro del chavismo, el cual grita a rabiar ante cualquier mequetrefe que toma el micrófono. Desde el Plan Bolívar 2000, pasando por la misiones, hasta llegar a las llamadas micro finanzas; como mecanismo para consolidar el titulado desarrollo endógeno, la merienda de negros prosigue.

Aclimatado el discurso contra la oligarquía, los Amos del Valle, al considerar que los revolucionarios en Miraflores y demás instancias de gobierno, ya estructuraron la contraparte, como es la Boliburguesìa; los mentores del discurso económico en pequeño hablan a las masas con un lenguaje edulcorado, caso de sólo necesitar el colectivo las herramientas de tipo técnico y gerencial, para acceder al éxito microempresarial. El hombre y mujer del campo, el barrio, el bloque y la modesta urbanización, sólo debe canalizar un crédito en la red financiera del estado y mediante un asesoramiento, su venta de empanada, su remiendo de telas y demás oficios de sobrevivencia; de seguro por la reproducción simple y ampliada de capital, lo convertirá en un empresario solidario y revolucionario.

La ideología prosigue. Se habla de la posibilidad de integrar el mundo microempresarial en el desarrollo local, pero cuando aborda éste no existe definición del mismo; el municipio no aparece y entre zigzagueo de economistas, finalizan apuntando que la experiencia no ha demostrado del todo una relación entre micro finanzas y desarrollo local. En primer termino, como se ha apuntado no se define qué es eso de desarrollo local. En la literatura municipal se habla del Plan de Desarrollo Local (Pdul), el cual mediante ordenanza debe ser el mapa, donde se exponen los problemas y soluciones de manera cuantificada de un ámbito geográfico municipal. En los textos de desarrollo económico, también se sabe que debe existir una sincronía entre las políticas del gobierno nacional, estadal, municipal y ahora comunal, para que surtan efecto los grandes lineamientos expresados en los respectivos planes y presupuestos, con miras al crecimiento y desarrollo económico integral del ciudadano y la población. Ahora lo que no abordan los exponentes, es que dicha planificación no es neutra; se sabe que la planificación es un acto de poder (Matus, Carlos), no se planifica en neutro; y he aquí la primera emboscada de estos economistas venidos a gobierneros, para finalizar en simples justificadores de visualizar el micro crédito como administrador de la pobreza, no para su superación. Nada diferente en el lado opuesto de los economistas de la burguesía; quienes desde décadas apuntan sus armas técnicas para administrar las crisis económicas de la economía global.

Ideas como el micro crédito asociado a los excluidos, como quien busca justificación para consolidar su discurso; es harto conocido. Desde tiempo se rememora los intentos de teólogos, economistas y sociólogos, quienes ante la depauperación colectiva buscaron refugio en ligas, cofradías, un apartamiento de la urbe explotadora, algunos intentos de cooperativas; hasta que el conocimiento hace ver a los trabajadores, que deben dar un salto cualitativo y crear los sindicatos. No obstante, hasta en esta forma de organización reaparece la idea del crédito menudo, caso de las Cajas de Ahorros, el montepío y las prebendas compartidas, conseguidas en materia de funeraria y farmacia, entre otros; que no impide que el usurero como personaje siniestro haga visita cada quincena y último en la puerta de la empresa, o que el tendero con mirada de carcelero le riposte el cuaderno de cuenta al obrero en dichos días.

Bien saben estos economistas que el desarrollo es otra cosa; es de mal gusto centrarse en ideas como haber pasado de la banca de desarrollo a la banca comunal o de gente; como tampoco es pertinente exponer el enfoque del desarrollo, bien que si desde la óptica economicista, dependiente o globalizadota; dejando no en la periferia sino en la no existencia, categorías como clases sociales y ante todo algo fundamental en la economía, como son los verdaderos indicadores de económicos y en el plano administrativo, de gestión; cifras que nos digan cuál es el impacto de un banco local en términos del producto interno bruto, de la reproducción ampliada de capital, del número de nuevos empleados creados, entre otras variables. Pero el discurso ideológico, adosado de un aparente academicismo, rehuye los problemas de fondo y pregona la tesis del mini desarrollo, paradoja, en contra al parecer del desarrollismo deshumanizador.

Sin actores sociales, menos autoridad municipal, sin abordar el plan de desarrollo local como instrumento fundamental para direccional un esfuerzo municipal; menos aduciendo cifras que avizoren indicadores ciertos de gestión; los economistas de la pobreza saltan de los grandes clásicos de la economía, sienten horror ante la caída de las bolsas de valores y cuál aquellos cristianos, convencidos de los últimos tiempos, finalizan creyendo que en lo pequeño, en lo bien menudo sin trabajo productivo, alejado de la ciencia y la técnica, los miserables de la tierra de Frank Fano, el psicólogo; conseguirán su Parusía. El desarrollo, quiérase o no, es cuestión de ciencia aplicada, de capitales y mano de obra calificada; cualquier otra cosa no pasa de ser una venta simple de un discurso, como esos libros de autoayuda, que hablan de hacerse rico sin hacer nada.

Al caer en una visión idealista en el abordaje económico, la salida segura es tratar de crear supuestas categorías para avalar lo pregonado. La teoría del valor que en económica marxista es fundamental, los yupiees bancarios de la capital la trasmutan en el valor pero como concepto subjetivo; dejando sin asidero lo real concreto, como son los indicadores de gestión económico y gerencial. Para los promotores de la banca de gente, la idea válida es que los pobres pagan, por lo tanto es pertinente financiar la venta de cerveza, empañadas, la maquina de coser y el pequeño abasto; actividades que en ningún momento se integran al producto interno bruto de una nación; su impacto en términos de empleo, demanda de materia prima e incluso su incidencia en la economía, ahora llamada comunal, es casi nula; es decir, no agrega valor agregado al proceso económico.

Entre un estado pregonero de una supuesta economía comunal, la empresa privada sale a la palestra con eso de la responsabilidad social, versión postmoderna de la filantropía burguesa. Ahora bien, dicha posición de los privados tiene su génesis en las actividades ya viejas, cuales son las donaciones y liberalidades, que no son gratuitos; pues tienen su deducción impositiva. El caso del banco Banesco con su Balance Social es un ejemplo. Por ironía, la banca que es el sistema nervioso del capitalismo, entra en el teatro de las supuestas bondades para el colectivo social con un dispositivo tecnológico, que en la actualidad visita barrios y bloques armados de laptop, pdx y pos.

En búsqueda del efectismo y la ganancia, el banquero habla de la no bancarizaciòn de la mayoría de la población. El hombre de tu balance y mi intuición, en ningún momento atisba el por qué de dicha realidad. El hombre y mujer en capacidad productiva es conocido que no gana para cumplir con su cesta básica completa menos la integral; en ese contexto el ahorro como impulsor de la inversión, como diría John Mayne Keynes, se le hace cuesta arriba en nuestra realidad. La salida es el endeudamiento del estado o apelar a la inversión privada; aunque en el país lo cierto es la tergiversación de un estado rico centrado en el populismo, hoy de izquierdista, ayer de centro y posiblemente pronto de derecha. Se da la paradoja que un estado rico, capaz de impulsar un crecimiento con desarrollo económico, a la postre trabaja para conformar nuevos grupos económicos, llamase Los Doce Apóstoles, los viejos Amos del Valle y en tiempo de la mentirilla de revolución La Boliburguesìa.

Así entre jeringona como el ahorro está en pocas manos, buscamos emprendedores movidos por la necesidad y gente con valor, claro subjetivo; un segmento reducido del poder financiero trabaja con el mote de la responsabilidad social, en función de su rentabilidad financiera, nada despreciable; mas cuando se pasa de las tablas a las tramoyas, se nota que ese supuesto intento financiero privado a favor de las minorías, recibe aliento de instituciones internacionales como la Corporación Andina de Fomento y claro la vigilancia dadivosa de un estado ganado para crear borregos, que no ciudadanos.

La nota de los líderes de la economía del conuco y las micro finanzas como su aparente impulsora, es no aducir cifras, echar al olvido las estadísticas. Los empresarios sociales y los banqueros de gente, echan por la borda lo que ya se ha señalado: Los indicadores de gestión. Entre discursos altisonantes en pro de una etérea revolución, unos solidarios hombres, quienes se internan en la barrios preteridos; o bien en función de la necesidad del concreto, integrar un esfuerzo para lo pequeño, es decir, aplacar el hambre, cubrirse de los embates contra la salud y el pequeño crédito para tener lo básico; se acaba dándole prioridad al trabajo para salir de la pobreza. Si bien el trabajo es la actividad fundamental de toda sociedad, también se sabe que dicho trabajo debe ser ejecutado con calidad, sistematizado con ciencia aplicada; que el trabajo debe generar un proceso de acumulación de capital necesariamente para trascender y lograr el llamado plus producto; si no la economía que se gesta, será de auto subsistencia. Sin números en la mano pero eso sí, con discursos a favor de un ecologismo descontextualizado; se lacera el modelo perverso del gran capital, la capa de ozono y demás clichés, aunque en ningún momento se refieren a lo local y comunal contaminado, la necesidad de articularse al Plan de Desarrollo Local (PDUL). Discursos de tarima y pose de niños pequeño burgueses, agentes del gran capital en última instancia; mientras conceptos como moral, eficiencia y organización, duermen el sueño de los justos.

La gran trampa del chavismo es hablar de desarrollo endógeno. El hombre supo manipular la fè con ignorancia de un pueblo. El desarrollo económico es cuestión de integración, de complejidades de variables, donde resalta el avance de los medios de producción que existe en el entorno social de trabajo. La autarquía es una simpleza acomodaticia cuando se habla de economía; he allí la verdadera trampa del llamado desarrollo endógeno. El desarrollo es un proceso multifactorial. La realidad demuestra la mentira chavista: ¿Cuáles emporios científico, tecnológico, industrial, agrícola y hasta de servicio ha creado la titulada revolución? El país presenta un endeudamiento agigantado, el presupuesto público no tiene direccionalidad, la economía informal crece y la clásica estructura económica venezolana se profundiza: Un sector terciario improductivo vendiendo baratijas traídas del norte y el más allá, inexistencia de un parque industrial y una agricultura alicaída, son las constantes a más de una década de los enmascarados bolivarianos.

La estadística es una ciencia, no obstante, ante el poder todo capitula, por lo general. La metodología para medir un proceso puede y de hecho está condicionado por los intereses y directrices que reciben sus ejecutores. El caso más concreto son las cifras de desempleados del Instituto Nacional de Estadísticas, el cual incluye en la categoría de fuerza laboral la economía informal y los becados vía misión por el gobierno; a más de otras sutilezas, que aducen que el Venezuela el desempleo es caso del pasado. En el caso de las micro finanzas sucede lo mismo; sus partidarios se remontan al premio Nóbel de economía de la pobreza, la experiencia en Calcuta y una que otra en América Latina, sin en ningún momento indicar qué porcentaje representa del financiamiento nacional, incluso ni público, las microfinanzas. Sería pertinente medir lo recibido y gestionado por la banca comunal y los fondos que el estado se irroga en administrar, caso del Banavih, el Seguro Social Obligatorio; o bien cruzarlo con las cajas de ahorro y montepío privados y públicos. Para mayor descaro también seria pertinente medir el impacto de ese financiamiento comunal, con el financiamiento a vox populi que los sectores mayoritarios buscan en usureros y paracos; y las cifras nos espantarían. Se está ante un gobierno hipócrita, junto con unos intelectuales y profesionales ganado para nadar en el carrusel del teatro chavista; mas la economía hiere como un pico de botella en las entrañas.

La responsabilidad social empresarial no es nada nueva, como se ha apuntado. Desde la mencionada filantropía, que tiene su respaldo en las donaciones y liberalidades, las cuales son deducciones impositivas; muchas veces el empresario recurre a ellas como un mecanismo para exaltar la desde hace rato denominada imagen corporativa de la empresa. En Venezuela la burguesía lideró ese concepto, con el empresario Eugenio Mendoza, y no es gratuito que el período El Nacional allá editado un libro sobre el tema, tomando como paradigma al mencionado empresario; cuando quienes hayan leído Los Peces Gordos, del otrora marxista Américo Martín, pone al desnudo la complicidad de ese supuesto industrial con el perejimenismo, su transmutación en la junta de gobierno con Larrázabal y su hegemonía con el punto fijismo, hasta el son de hoy. De igual modo se mantiene en el discurso adocenado de catedráticos y supuestos asesores y consultores gerenciales, el desarrollo local sostenible, fundamentando en la variable educación con miras a crear ciudadanía; para rematar en que sin desarrollo comunitario, no hay desarrollo económico. Verdades a medias, que esconden lo sustantivo: La educación per se no crea ciudadanos, habría que garantizar una educación con base en la libertad y sobre todo que enseñe a pensar al futuro hombre y mujer en su cotidianidad y actividades productivas; pues una cosa es la educación y otra la instrucción. Sin instrucción para el trabajo, una sociedad fenece; esa es parte de la desgracia de este país, bachilleres que no saben hacer una conexión eléctrica ni redactar un texto, sin el dominio real de otro idioma y sin el sabor y saber de la ciencia en sus labios; de ese modo entran instituciones como la Fundación del Banco Occidental de Descuento, para que el banquero José Vargas Ustari canalice su filantropía burguesa, de la mano de profesionales venidos de las filas de un cristianismo fofo.

En torno a la distribución del crédito de las micro finanzas mayoritariamente hacia el sector femenino; nada agrega al análisis en si. Evidente es la situación de la mujer en una sociedad pueblo, donde las prácticas machistas hacen mella, el mito del macho tiene imitadores y, por desgracia, cuando se le lleva al sillón del sicoanalista, resulta todo lo contrario. Pero el caso es que se quiere inyectar la idea una supuesta redistribución del crédito hacia los sectores mayoritarios; cuando lo que se nota es la comedia de siempre, de un sector financiero con elevada tecnología acaparando los recursos económicos de la nación, invirtiendo en el negocio de las notas estructuradas, alimentadas por los jerarcas del gobierno; mientras se quiere hacer creer que la economía del conuco y lo rupestre, seria la salida a la pobreza del hombre y mujer de a pie.

Las mismas cifras delatan la investigación: El crédito en el caso del estado Zulia se concentra en los municipios San Francisco y Maracaibo, y el caso de Machiques no es gratuito, allí con el populismo hacia las etnias aborígenes, se alimenta a la guerrilla colombiana, que al igual que los paracos llegaron al parecer, para quedarse en la tierra de Jusayù y el negro Pirela

Los proyectos socio-productivo, modalidad económica para el control social sin impacto en las variables macroeconómicas, es la nota de la cátedra comprometida con el proceso seudo revolucionario, que vive el país. La idea del feudo económico, es decir, nazca, crezca y muera en el barrio y en el bloque, es la consigna; en tanto, la boliburguesìa y su burocracia viven a lo ancho. Al desligar el análisis de lo concreto de la producción real y de quienes se llevan el plus producto, a los banqueros solidarios no les queda más que hablar de una revolución de las ideas, cuando bien se sabe que no son las ideas sino el proceso de producción lo determinante en una sociedad; que aquellas giran, que no de manera mecánica, en función del desarrollo de las fuerzas productivas, con énfasis en los medios medios de producción, en otras palabras en el nivel de ciencia y tecnología con que se trabaja. Sin argumento se salta a la lo salvìfico: El ideal del amor cristiano, nada diferente de La Historia me Absolverá del hombre de la barba, Fidel Castro.

En el idealismo, no sé si de ignorantes o acomodaticios, pienso en esto último; los seudos revolucionarios hablan de la unidad en la diversidad; como si el movimiento, la acción, cesará y quedáramos en el nirvana de Buda. Ya en el desplante mayor, rehuyen de usar la categoría de clases sociales y se van por un etéreo humanismo atizado con eso de la teología de la liberación. Para justificar el alejamiento del pueblo concreto, aducen que la no participación es producto del enemigo; que no de la traición de quienes todo lo tuvieron y dejaron pasar una coyuntura estelar para cimentar un cambio real, incluso sin trastocar a la burguesía en su propiedad; pero sin diseccionar el proceso económico con miras a la verdadera industrialización, con asiento en la ciencia y la tecnología.

La falta de formación en materialismo histórico y dialéctico salta en los personajes. Hablan en las postrimerías del ciclo comunal, como si las organizaciones fueran un ente metafísico. El llamado diagnóstico, plan, presupuesto y contraloría social, es simplemente el proceso administrativo. Nada novedoso, sólo que requiere aplicarlo con sistematización, con base en verdaderos indicadores de gestión para lograr efectivos, eficaces y eficientes resultados; pues, donde no se mide resultados, no hay gestión, como reza cualquier texto básico de administración. Más de lo viejo, mencionan el hombre nuevo del Che Guevara y no quieren entender, que ese mismo hombre, quien aportó tesis novedosas en materia de economía política; decía que una revolución se asienta en la moral, la productividad y la organización, todo lo contrario que se observa en el comando del gobierno y sus acólitos.

Sin mencionar para nada la necesidad de crear una sólida y autentica red productiva industrial, se muere en la repetida idea de la educación como progreso social; sin indicar que la calidad de la misma yace por el suelo y quieren resolver el problema del empleo con los autoempleos del conuco y los tarantines en el concreto de la urbe, y el déficit de la producción agrícola y pecuaria, con los viveros y cría de pollitos en los patios y jardines de la comunidad. Así, desde una óptica populista, que alimenta la tesis de contraponer en bruto unas finanzas transnacionales contra el crédito en pequeño, representado por una no definida economía popular; no se adentran en la sociocultura de los supuestos beneficiados; quienes por ironía, también han resultados unos vivos criollos en un porcentaje nada despreciable, acostumbrados a invertir en el comercio y los servicios, porque el trabajo, el de la gota de sudor, dicen lo puso dios como castigo.

Entre financiamientos que dan risa, como el del Sami, unos once millardos de bolívares viejos en el lapso 2003-2008; significa que un promedio de 2.500 ciudadanos, los llamados emprendedores han sido beneficiados con un crédito, que en promedio también debe haber sido por un monto de un millón de bolìvares viejos. Se deduce que en una ciudad como la nuestra, con más de dos millones habitantes, esa cifra da risa; su impacto en el proceso económico es insignificante. En el caso del gobierno nacional tendrá en su Frente Francisco de Miranda y los Tupamaros, los ejecutivos sociales para su economía de lo pequeño; de ese modo es cierto, tomándole prestada una frase de tarima en reverso al magíster Rafael Rosales: Se están cayendo las mascaras pero del gobierno.

Dos bloques de poder laceran las finanzas públicas y privadas: Los Amos del Valle, hegemonía desplazada en gran medida del aparato del estado; y la Boliburguesìa, hoy comandando desde Fuerte Tiuna, con su marxismo trasnochado y vivas contra el imperialismo. El colectivo social entre dadivas, una que otra ganancia arrancada al poder, sigue en su cotidianidad de miseria; las fuerzas populares están dispersas entre aguardiente y vallenato. Los viejos y nuevos actores políticos se caen a cachetadas, mientras los profesionales y técnicos justifican la alineación colectiva por ahora y la burguesía sigue de shopìng en Mayami, Nueva York, Londres, la Habana, Buenos y Madrid.

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