Conspicuos explotadores
Me dicen que la Constitución Cubana establece que “se prohíbe la explotación del hombre por el hombre (privado)” – lo que es muy loable —solo que sí permite la explotación del hombre por el hombre cuando el otro es un militar o un servidor público.
Lo que se logra por intermedio de los administradores del Estado, donde, por ejemplo, reciben 600 $ del gobierno de la RB de Venezuela (digamos) por los servicios de un médico o entrenador y le cancelan a los afectados 60 $, el 10%. Le rasparon la “plusvalía”, igualito que los privados que criticaba Marx.
Esto es lo mismo que se está copiando con la nuevas leyes que permiten solo el usufructo de lo bienes anteriormente “particulares”.
Con ello se busca una distribución más igualitaria del bienestar a cambio de la eliminación del incentivo de la riqueza personal, que es la base de la noción de emprendimiento y desarrollo individual y familiar. Un sistema que ha fracasado en todas partes, hasta en Cuba, y algunos genios están ahora tratando de resucitar para seguir ellos con vida, por un tiempo.
Se amparan en tres divinas personas, ahora socialistas: Jesucristo, Bolívar y Marx (a pesar de su menosprecio al Libertador: “un vrai Soulouche”).
Evidentemente la solidez del aparato requiere reunir todos los esfuerzos en una sola adoración monoteísta: súper obispo, súper general, el Gran Rey.