Cipriana Ramos: Las libertades económicas están suspendidas
En términos pragmáticos, la crisis económica del país generó un impacto en consumidores y empresarios, en quienes disfrutan de un servicio y en quienes se encargan de propiciar ese disfrute; en quienes compran un producto y en quienes lo producen. Ahora las posiciones se han invertido. El consumidor venezolano, el ciudadano, sabe lo que cuesta producir en Venezuela precisamente porque las líneas de producción están por debajo de un 30% y las importaciones, según datos de Conindustria, disminuyeron en un 93%.
Cipriana Ramos, presidenta de Consecomercio, alude la situación actual del sector comercio y servicios con un dato estadístico, pues la deficiencias en este componente de la economía nacional en los últimos años han propiciado una valoración por parte de los consumidores, clientes o simplemente ciudadanos, que ahora perciben el estancamiento del sector y no dudan en reconocer el rol de los actores privados y de las instituciones que aglutinan la defensa de las iniciativas privadas; justamente uno de los preceptos de Consecomercio.
“Existe un reconocimiento del sector privado y este en las encuestas tiene un 75% de aceptación (en el país). Por segunda vez Consecomercio ha sido considerado en encuestas, cosa que nunca había pasado. ¿Y por qué pasa eso? Porque ahora te toca luchar, trabajar y fortalecerte de la nada-como empresario- en una situación como esta”.
Las carencias del sector terciario de la economía han generado pautas de consumo que impone una caída abrupta, mes a mes, del poder adquisitivo del salario mínimo, actualmente de 6,6%, según datos del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cenda).
En torno a los retos que enfrentan quienes conforman el ámbito cada vez más distorsionado de los servicios y el comercio, Ramos se muestra optimista frente a una inevitable salida que—precisa— pasa primero por lo político, para lograr una reestructuración de los factores económicos, que permitan resolver en futuro inminente una demanda exponencial de servicios y de productos, consecuencia de una economía disminuida en los últimos diez años.
Históricamente, ¿cómo se puede entender la crisis actual del sector terciario de la economía en Venezuela?
El comercio nace con la historia. Siempre explico eso con un ejemplo: si llegaran a establecer una cárcel en una zona inhóspita, al día siguiente habrá alguien vendiendo algo. Eso es comercio, eso es servicio. Alguien te vende helado, te venden chucherías, por eso el comercio está en cada espacio, por más mínimo que sea, del mundo. La gravedad de lo que nos está pasando en este momento es que, por la caída del sector formal de los negocios establecidos, nos estamos yendo hacia la informalidad, un sector en el que también hay mucho comercio y servicios.
El rol de sector comercio y servicio se ha venido desvirtuando, con el agravante de la crisis actual, como una consecuencia de políticas erradas, no solo de la actual administración; ¿cuáles han sido, en su perspectiva, las políticas erradas que han desmejorado el desarrollo del sector terciario?
Desde hace mucho tiempo, no solo en estos 17 años, hemos tenido medidas populistas, medidas proteccionistas. Épocas pasadas como la de Carlos Andres Perez, de Lusinchi, de Luis Herrera Campins; épocas en las que había hasta una confrontación entre el sector comercio e industria. Pero el sector comercio es una vitrina y no produce: vende lo que alguien produce o importa. Cuando queremos proteger la industria entonces se restringen las importaciones y en el pasado hubo una lucha, inexistente en la actualidad, que demuestra que el proteccionismo no es bueno. Cuando Consecomercio nace, en la década de los setenta, nace porque precisamente las garantías económicas estaban suspendidas y no había una institución que amalgamara a los representantes del sector comercio, para que defendieran esas libertades que, de derecho, estaban suspendidas; hoy están suspendidas de hecho, pero las circunstancias son las mismas: fortalecimiento del sector privado, la defensa de la iniciativa privada, de la defensa de la libertad del hombre.
La situación ha propiciado un cambio en las pautas de consumo. ¿Es posible adelantar algún aprendizaje por lo que había y no fue valorado, y que además ya no existe en el sector de servicios y comercio?
Si como sociedad no hemos aprendido lo que se ha perdido, creo que será difícil la recuperación. Todos nosotros nos hemos dado cuenta de que en el pasado, con las limitaciones y restricciones que había, vivíamos mejor, y esa es la realidad. En el pasado con un solo salario mínimo podías hacer mercado, ahorita es imposible. En ese entonces el ascenso social te permitía ahorrar. En estos momentos tu salario no te permite ni siquiera comprar una licuadora. Había poder adquisitivo, es decir, un salario que te permite comprar algo. Siempre digo que en la mayoría de las casas de Venezuela debe faltar un bombillo, porque es imposible reponerlo, pues cada vez que vas a comprar uno te cuesta 2.500 bolívares, 3.000 bolívares o más; lo mismo pasa con el tornillo que se te salió, entonces, hay tantas cosas por hacer que solo el hecho de tener que pintar tu casa, reparar, cambiar; eso es lo que va a ser reflotar la economía, porque hay muchas cosas por hacer.
Sin embargo, aún no hemos llegado a ese punto y hay una continuidad de medidas que puntualmente afectan al sector.
Efectivamente la producción ha disminuido. Si tienes una disminución de la industria en un 70% y una caída en importaciones de 93%, como explica Conindustria, por eso vemos la largas colas en la calle, porque no hay qué vender. Si las importaciones, la industria, el agro, la ganadería, si todo estuviera al menos en un 90%, no estaríamos en esta situación, incluso con un crecimiento poblacional acelerado, porque eso también te permite un crecimiento en la industria y en el sector; pero eso necesita de poder adquisitivo. ¿Cuál es el intercambio ahorita? No es el de la moneda.
¿Cuáles han sido las medidas que les han comunicado sus agremiados para tratar de sobrevivir en esta situación?
Estamos sobreviviendo porque nos estamos comiendo nuestros ahorros. Estamos consumiendo nuestros ahorros familiares. Hay empresas que se mantienen pero así, con pulmón propio. Creo que el venezolano está claro en que esto no puede continuar así, y en eso están enfocados los esfuerzos, las evaluaciones y las propuestas. Cada uno de nosotros ve cómo nos hemos empobrecido, porque no solo se empobrece quien gana salario mínimo, se empobrece quien gana más de un salario mínimo, se empobrece el empresario, cuando tienes una gran venta de electrodomésticos y reponer eso te cuesta mucho más, y nadie te lo compra, terminas empobreciéndote y te desabasteces, cuando tienes una peluquería y ya no tienes cliente, te empobreces, porque tus clientes ahora son pobres.
Existe otra situación, que ustedes como instancia han alertado, por el reciente abastecimiento de productos cuyo origen, garantías y cumplimiento con las regulaciones de calidad se desconocen, ¿por qué han hecho esa alerta?
Vemos con preocupación cómo en redes sociales se venden maquinas para sellar bolsas. ¿Qué te hace presumir eso? Que, por ejemplo, las bolsas de azúcar que consigues en la calle pueden estar contaminadas con cualquier cosa. Eso está pasando, es verdad. Nuestro llamado es a que no consuman todo lo que venden en cualquier esquina, porque venden café reciclado; venden mercancía sin ningún tipo de salubridad, sin ningún tipo de higiene. Es necesario cumplir con las condiciones, poseer un certificado de salud, y eso es una exigencia que le hacen al sector de comercio y servicios, pero vemos cómo las bolsas de los CLAP las llenan con lo que sea y las transportan en lo que sea.
En los postulados de Consecomercio está el desarrollo de líneas de acción para influir en las cadenas de comercialización, para lograr incrementar su competitividad. ¿Cómo se puede hacer eso en estos momentos?
Nosotros lo que planteamos es la eliminación de los controles. Aquí destruyeron un sector primario cuando expropiaron, cuando le arrebataron las tierras a los productores. Después acabaron con un sector secundario, que es la industria, cuando impones un control de precios y de cambios. No permiten la adquisición de divisas, pero además impones el precio al que deben vender sin considerar las estructuras de costos. Es necesario eliminar los controles, porque es la única forma de que haya productos en los anaqueles. Aunado a eso, es necesario crear confianza. Cuando haya credibilidad en todos los sectores, regresaremos a un consumo normal. Por otra parte, el control laboral es nefasto. La Resolución 9855 se resume en un control laboral, el reciente aumento es un control, el gobierno nos tiene de control en control, que no funciona, por eso tienen que derogarse los controles.
Existe una situación que ya no es posible contener en casos específicos referidos a los servicios. El asunto de los estacionamientos y los aumentos es algo impostergable.
Todos los servicios que el gobierno ha regulado por años necesitan un ajuste. Ahora, ¿los podremos pagar? Esa es la situación. ¿Por qué nos quejamos cuando nos incrementan la cuota mensual del celular?, porque no tenemos para pagarlo. ¿Por qué hay fallas con el internet en tu casa?, porque esa compañía no tiene los recursos para poder mantener sus redes y por eso hay fallas en las comunicaciones; ¿por qué tenemos las fallas en los estacionamientos? ¿Cómo hacen quienes están al frente de un estacionamiento para pagar una póliza que te proteja, para pagar uso salarios de los trabajadores, si tienes unas tarifas congeladas?
Por eso los más afectados con el incremento salarial son los que mantienen tarifas congeladas, control de precios, porque no pueden aumentar. Qué es lo que harán: salir de los empleados, trabajar con menos personas, producir menos, porque si produzco menos, pago menos, evidentemente. Nosotros como empresarios producimos riqueza y no podemos tener miedo a hablar de riqueza, porque nosotros compartimos esa riqueza que se logra obtener con los trabajadores, que compartes con tus empleados, con un Estado, y eso es lo que hacemos todos los días; lo ideal es que tengamos unos ingresos, una riqueza, que yo pueda compartir con mis trabajadores, pagar mis salarios, y que tengamos un gobierno que lo distribuya entra las clases más vulnerables y que ese sector mas desfavorecido tenga como vivir decentemente. Por eso la libertad es tan importante y es el ideal, en este caso la libertad de comercio.
Recientemente acompañaron a Fedecamaras en un pronunciamiento en el que precisaban la necesidad de un cambio político estructural en la dinámica económica, algo que pasa indudablemente por un cambio político institucional. ¿Cuáles son las perspectivas en el sector luego de ese acompañamiento?
Hicimos un análisis sectorial y regional en Fedecamaras de la situación del país. De esa evaluación, la conclusión a la que llegamos es que hay una crisis política, económica, social, moral y cultural que va avanzando, y la traba que tenemos es que existe un obstáculo político que no permite superar los demás. Por eso nuestro llamado es a que la salida política está en las manos de todos y no se puede trabar mucho más esta situación. Existen mecanismos en la constitución que consagran los derechos de los venezolanos.
Ante un posible cambio, ¿cuáles serían las medidas a corto, mediano y largo plazo en el sector terciario de la economía?
La eliminación de los controles, libertad económica. El país requiere libertad. Nosotros vamos a desarrollar porque tenemos cómo; las limitaciones están por temor. ¿Invierto o no invierto aquí? Ese es el temor: saber qué va a pasar. No hay confianza y si no hay confianza, no hay inversión.Tenemos que generar credibilidad, pero eso no se logra con un poder ejecutivo que tranca todo, que no permite avanzar. Tenemos que ser sensatos porque todos sabemos que el país requiere un cambio y un funcionamiento institucional.
Existe un aprovechamiento político por las recientes medidas económicas, los controles y las acciones del Ejecutivo. Frente a ese conflicto que es político, ¿cómo puede afrontar esa situación el sector industrial, comercial y productivo?
El conflicto político que se presenta no es más que sacar un provecho de una necesidad. Que el panadero tiene la harina y no vende el pan y que las colas son culpa de esos comerciantes, eso es falso. Existe una visión de la cadena de producción.
¿Es equiparable el nivel de precariedad y desabastecimiento en el interior del país con la capital?
Antes era más marcada la diferencia de la escasez que había en el interior con respecto a Caracas, pero ya la capital está igualando esos niveles de escasez que se presentan en el interior; por supuesto, debemos hacer una excepción en las zonas fronterizas. Los gobiernos regionales están negociando para que traigan productos importados, en detrimento de la producción nacional, algo que propicia la destrucción de la industria nacional, un fundamento del Plan de la Patria.