¿China y Rusia pueden ser los salvavidas financieros del Gobierno de Maduro?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el pasado viernes 25 de agosto una orden ejecutiva que prohíbe al sistema financiero norteamericano negociar con el Gobierno venezolano y restringe la posibilidad de endeudamiento de la administración del presidente Nicolás Maduro y de la estatal de hidrocarburos Pdvsa en territorio estadounidense.
El comunicado de la Casa Blanca fue explícito, una vez más, al catalogar al Gobierno de Maduro como una dictadura, “cuya mala gestión económica y el saqueo desenfrenado de activos de la nación ha llevad a Venezuela a estar más cerca del incumplimiento”.
El departamento del Tesoro del Tesoro de EEUU, en un intento por disminuir el impacto que tendrán las sanciones financieras aprobada por Trump, emitió licencias generales que permiten transacciones que de otro modo estarían prohibidas por la medida, éstas incluyen disposiciones que permiten un período de liquidación de 30 días; financiamiento para la mayor parte del comercio, incluyendo la exportación e importación de petróleo; transacciones que involucren únicamente a Citgo; tratos en determinadas deudas venezolanas existentes y el financiamiento de bienes humanitarios a Venezuela.
El Gobierno de Estados Unidos aseguró que las medidas fueron calibradas cuidadosamente para negar “a la dictadura de Maduro una fuente crítica de financiamiento para mantener su regla ilegítima, proteger al sistema financiero de Estados Unidos de la complicidad en la corrupción de Venezuela y en el empobrecimiento del pueblo venezolano y permitir la asistencia humanitaria”.
Las sanciones financieras anunciadas por la Casa Blanca presagian un incremento de la costosa dependencia de Venezuela de dos de sus socios comerciales más importantes: Rusia y China. Sin embargo, tanto Moscú como Pekín no constituyen una garantía plena que implique de forma automática y a largo plazo un salvavidas financiero para el Gobierno de Maduro, según han advertido analistas y economistas, debido a la elevada deuda de Venezuela con ambas naciones y un modelo económico que es insostenible.
Rusia, ¿cautelosa y dispuesta?
Moscú ha ocupado uno de los espacios medulares para las finanzas del país: el sector petrolero. Mediante la compañía Rosneft, la administración de Vladimir Putin ha garantizado una presencia de suma importancia en las empresas mixtas de capital ruso y venezolano junto con la estatal de hidrocarburos Pdvsa.
Rosneft participa en cinco grandes proyectos petroleros y, según revelaron a la agencia Reuters diversas fuentes, Pdvsa habría ofrecido participación en nueve campos petroleros adicionales, en una búsqueda desesperada de liquidez, semanas antes de que se conocieran las sanciones económicas más recientes de la Casa Blanca.
Rusia y la petrolera Rosneft han hecho préstamos a Venezuela por al menos 17 mil millones de dólares desde 2006, según cálculos de Thomson Reuters. El pasado mes de agosto, la empresa reveló en un informe financiero que pagó por anticipado a Pdvsa 1.015 millones de dólares en abril, como parte de un acuerdo de compra de petróleo.
Por su parte, el primer vicepresidente de la firma rusa, Pavel Fyodorov, ha dicho que la compañía no tiene planes inmediatos de realizar más prepagos a Pdvsa.
“El gobierno de Estados Unidos intenta evitar con estas sanciones nuevos endeudamientos y nuevas entregas de acciones de Pdvsa. Este régimen se autodenomina socialista, pero lo cierto es que están privatizando Pdvsa al entregársela a los rusos”, advierte el diputado a la Asamblea Nacional por el bloque de oposición y miembro de la Comisión Permanente de Finanzas del Parlamento, Ángel Alvarado.
Sin embargo, la extrema situación financiera que tendrá que afrontar el Ejecutivo en el último cuatrimestre del año debido al cronograma de pagos de la deuda externa (3.997,2 millones de dólares, entre septiembre y diciembre), obligarán al Gobierno de Maduro a concretar nuevas fuentes de financiamiento.
“El Ejecutivo tiene una brecha externa para el último cuatrimestre de US$ 2,9 millardos y en este escenario luce cuesta arriba cerrar. También será difícil para el Ejecutivo realizar operaciones de ingeniería financiera con otros activos externos en manos del sector público. En este momento Venezuela queda dependiendo principalmente de China, Rusia y más reducción de importaciones. En el caso de Rusia el musculo financiero es limitado frente al tamaño de la brecha”, ha destacado el director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.
La ruta china
Las sanciones económicas impuestas por la Casa Blanca allanan el camino para que el Gobierno de Venezuela tenga que replantear las relaciones con China, como ya lo ha empezado a hacer.
Recientemente, como parte de una mesa de trabajo de la Comisión Mixta de Alto Nivel China – Venezuela, representantes de esa instancia, como el vicepresidente de Planificación, Ricardo Menéndez, y el ahora presidente de Pdvsa, Nelson Martínez, anunciaron el acuerdo de un seguimiento de toda la cartera de inversión conjunta, desde la comercialización de productos desde Venezuela hacia China, así como las alianzas estratégicas de cooperación en materia petrolera.
De acuerdo con Menéndez, solo en el sector petrolero en Venezuela, China mantiene inversiones por aproximadamente 9 mil millones de dólares mediante la estatal de hidrocarburos CNPC, que manifestó su interés en reactivar 800 pozos de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) para generar un incremento en la producción de 42 mil barriles de crudo diarios.
Adicionalmente, y aunque no ha sido anunciado formalmente, el miembro de la Asamblea Nacional Constituyente oficialista, Juan Carlos Alemán, ha adelantado que el Ejecutivo negocia la recompra de bonos de Pdvsa parte de China, debido a que «no se quedarán de brazos cruzados ante las sanciones económicas de EEUU».
Los movimientos de Venezuela y China en los próximos meses, que han estado signados por la opacidad desde sus inicios, serán clave para el devenir financiero del país con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, y que transita por una profunda crisis económica, una inflación de tres dígitos que, firmas como Fitch Raitings prevén termine el año en más de 600%, con una caída económica de 5,5%, adicional a la dramática contracción de 18,6% en 2016.
“Nosotros tenemos una deuda con china de 25 mil millones de dólares que no estamos pagando; estamos en un periodo de gracia que vence el año que viene y los chinos quieren recibir su dinero; no parecieran tener la disposición de seguir otorgándole deuda a Venezuela. Lo mismo sucede con Rusia, que caímos en default en el último trimestre de 2016 y ahora se está renegociando esa deuda. Por muy buena disposición política que tengan los chinos y los rusos hacia Venezuela, no perece que tangan la voluntad para seguir prestando dinero al Gobierno y no tienen la posibilidad de rescatar financieramente al país mas endeudado del mundo, que actualmente es Venezuela”, aseguró Alvarado.
“Romper las amarras” no será fácil
Representantes del Ejecutivo y también de la polémica Asamblea Nacional Constituyente oficialista han asegurado que las sanciones, más que representar un obstáculo, constituyente una oportunidad para “romper las amarras de la dependencia económica rentista”, tal y como lo ha señalado Menéndez.
Es el momento, según la presidenta de la nueva instancia de Gobierno, Delcy Rodríguez, para profundizar las relaciones con “el nuevo mundo y las economías emergentes”, es decir, con países como India y Sudáfrica, según ha señalado Rodríguez, para eludir las sanciones de la administración de Trump y contrarrestar el efecto que ha tenido el pésimo desempeño económico de una Venezuela que, de acuerdo con analistas, se autoimpuso un bloqueo económico.
“Las sanciones tienen un efecto cascada que afectan operaciones comerciales y hasta de particulares. Y es apenas el inicio”, apuntó Oliveros.
La deuda consolidada de Venezuela, al cierre de 2016, era de aproximadamente 146 mil millones de dólares, 80% del PIB, de acuerdo con cálculos de la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional.
El economista y profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, ha estimado que Venezuela necesitará 100 mil millones de dólares para poder iniciar un proceso de recuperación económica.
Las sanciones económicas de EEUU limitan el margen de maniobra del Gobierno de Maduro, más allá de lo que diga cada uno de los miembros del Gabinete Ejecutivo, una situación que puede empeorar si se suman a las restricciones norteamericanas la comunidad europea y los demás países de la región.
“Toda la comunidad financiera internacional se ha dado cuenta de quién es Nicolás Maduro y quiénes lo acompañan. Y en este momento nadie quiere ser cómplice de violaciones a los DDHH, de corrupción y de destrucción a la democracia, por lo que dudo que exista algún banco dispuesto a seguir alcahueteando a este régimen”, advierte Alvarado, quien añade que “desde el punto de vista legal podrían hacerlo, pero el tema reputacional y moral pesa mucho y nadie quiere salir en la foto”.